Cosita Loca Llamada Amor

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Ritsu sabía que algo así iba a pasar. El estrés y la impotencia de ver a sus amigas discutir tan fuertemente, sumado a su manía de decir las cosas sin pensar, hizo que terminara desahogándose de la peor manera posible con Mugi por defender su amistad con Mio. Al ver que la rubia no regresaba, salió del salón del club y se dirigió a uno de los baños de la universidad. Allí, viéndose al espejo, comenzó a maldecirse por lo que acababa de hacer mientras golpeaba su reflejo con fuerza hasta que el espejo se rompió. Fragmentos de vidrio, gotas de sangre y lágrimas invadían el lavabo, mostrando lo mal que se sentía por haber lastimado a la tecladista.

Mio y Yui le habían seguido y observaron la escena previa en silencio. Mientras que la guitarrista no sabía qué decir para tratar de remediar la situación, la bajista se compadecía de su amiga al verla de esa forma, yendo hacia ella y abrazándola con fuerza. Poco después, la joven Hirasawa se unió al abrazo.

Minutos después, la pelinegra atendía las heridas que su amiga se había ocasionado al golpear aquel espejo. La chica de ojos dorados permanecía en un inusual silencio con una triste mirada. Yui estaba junto a ellas, aún buscando alguna palabra de aliento para la baterista, pero ninguna venía a su cabeza. A parte de sus problemas, pensar en que las fundadoras de HTT estén peleadas era algo que la deprimía.

—Sé que es obvio, pero deberías hablar con Mugi-chan, Ricchan —dijo finalmente—. Ella se preocupó por tus sentimientos y por cómo podrías reaccionar ante el noviazgo de Mio-chan...

—Si supiera cómo dirigirle la palabra, estaría con ella en momento, Yui. En este momento no tengo el valor de verle a la cara. Me sentí hostigada por su protección, pero eso no justifica haber tratado de esa forma a mi princesa.

—¡¿Tu princesa?! ¿Pasó algo entre ustedes el fin de semana, Ricchan?

—Pues... Ella se me declaró y yo le dije que esperara... Ahora lo arruiné todo.

—¿Te estás rindiendo, Ritsu? —intervino Mio—. Esa no es la valiente chica que conozco y que ha sido mi amiga por tanto tiempo.

—Pero...

—Ve y discúlpate con ella por decir que lo que sentiste por mí fue un "estúpido capricho romántico". Eso fue lo que más le molestó, si mal no estoy. —Tras asimilar lo dicho por la pelinegra, Ritsu se dispuso a obedecerla.

Mientras tanto, en Sakuragaoka, Sawako disfrutaba de una taza de té, cortesía de Sumire, mientras observaba el progreso de Wakaba Girls, nombre puesto por ella a la nueva banda del club. Su mirada se posaba en las dos alumnas de primer grado que ingresaron al club recientemente: la joven Saito y Nao Okuda. Mientras que la rubia mostraba un talento nato para la batería, la tímida pelinegra de lentes, aunque no tenía ningún talento aparente en la interpretación musical, era quien movía los hilos del grupo.

Mientras tomaba un sorbo de la bebida, la profesora notó algo inusual: las guitarras y el bajo estaban descoordinándose entre ellos. Mientras Azusa mantenía el ritmo que Sumire marcaba, Ui y Jun se perdían constantemente. La gatita se veía molesta por esto, ya que la bajista tenía experiencia tocando en el club de jazz y la menor de las Hirasawa había aprendido casi al tiempo que su hermana, llegando a ser mejor que ella.

—¿Pasa algo con ustedes dos? Están muy desconcentradas —pregunto la dueña de Muttan.

—No lo sé. Tal vez el capricho de Ui sea el problema —respondió Jun, ganándose que la mencionada la reprendiera con la mirada.

—No veo cómo algo que afecte a Hirasawa-senpai puede afectarte, Suzuki-senpai —intervino Nao, sin saber a lo que la bajista se refería con "el capricho".

Amigas Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora