Se levantó, y llamó al despacho de su jefe.
-¿Puedo tomarme un par de horas? -pidió directamente, sin decir nada antes. Él levantó la cabeza y se fijó en sus hermosos ojos. Una punzada de deseo le recorrió el cuerpo, haciendo que la sangre se acumulara en su entrepierna, se revolvió inquieto en la silla, intentando relajarse.
-¿Es muy urgente? -preguntó, su voz sonó más aguda.
-¡Oh si! -contestó ella muy segura. Lo era. Y él lo iba a ver después.
"¡Oh si" un estremecimiento recorrió el excitado cuerpo de Louis, "oh si" se fijó en sus labios al decirlo, en sus jugosos labios, los que se moría por besar, esos labios que quería ver cerrándose en torno a él, en su parte más sensible, y en esos momentos, más dura. Se aclaró la garganta, esos pensamientos, no eran los adecuados.
-Bien, dos horas. Procura no atrasarte -_____ sonrió con ironía, y dispuso a cerrar la puerta- ah -dijo él entonces- recuperarás esas dos después, nos quedaremos trabajando un poco más -_____ quiso abofetearlo, pero se resistió. Salió de la oficina, y del edificio.
Esperó a estar en la calle, para sacar su móvil del bolso, con prisas marcó un número, y esperó con impaciencia a que descolgaran.
-¿Si? -preguntó una voz al otro lado.
-¿Mil?
-Si, dime _____, ¿Qué puedo hacer por ti?
-Salvarme la vida.
Sentada en el sofá de su amiga, rodeada de todo tipo de cosméticos y utensilios de peluquera, y esteticista, se miraba en el espejo. Le había pedido a Mil, su amiga de toda la vida, especializada en todo lo relacionado con la belleza, y el cambio de imagen, que la ayudara. Quería cambiarse el peinado. El maquillaje. Estaba contenta con su forma de vestir, pero a lo mejor algo más atrevido... también se iba a depilar... completamente. Y se iba a hacer un tatuaje, con una tinta que se encargara de hacerlo desaparecer con el tiempo.
Louis se creía que podía reemplazarla por cualquier mujer. Una morena. Al día siguiente podría ser una rubia, y al otro, una con mechas. Daba igual. Ella le iba a demostrar, que como ella, no había ninguna.
¿Quería que fuera su amante? Bien. Ella sería su amante, y él sería el suyo. Ambos por igual. Ninguno sometido al otro. Dos personas libres que se verían siempre que quisieran para follar.
-Bueno allá vamos -dijo Mil con una paleta en la mano. _______ soltó un suspiro- ¿estás segura? -Preguntó su amiga- todavía te puedes echar atrás.
-Oh no. Estoy muy segura. Quiero... necesito este cambio.
Louis miraba su reloj, ________ debía de estar por llegar, pero estaba seguro que no llegaría a tiempo, era una mujer. Dando una cabezada volvió a sus papeles. Llamaron a la puerta, se sorprendió a esa hora todo el mundo debía de estar almorzando, no solía quedar nadie en la oficina.
-Adelante -dijo. Mientras seguía liado con el papeleo. Oyó la puerta abrirse, y segundos después el clic al cerrarse.
Louis levantó la vista de sus papeles y se encontró con un par de zapatos de tacón alto. Muy altos.
Bruscamente levantó la cabeza para toparse directamente con un par de brillantes ojos verdes, unos ojos... que reconocería en cualquier parte.
Se recostó contra el respaldo de la silla, y se dedicó a observar a su... secretaria.
Sus ojos vagaron por su toda ella. Se fijó en el nuevo peinado, se había cortado el pelo, de forma que le enmarcaban las fracciones, su cabello castaño caía por sus hombros, y tenía varios mechones cayendo hacía delante. El castaño de su pelo ahora era más intenso que hacía unas horas, dándole un aspecto más... peligroso, y sensual.
Su maquillaje era delicado, sus ojos estaban pintados de forma que le resaltaban en su hermoso rostro, dándoles un aspecto más intenso, sus labios pintados de un rosa brillante, hacían que sus labios fueran más jugosos de lo normal. Louis vio como ella se mordía el labio con suavidad, y se estremeció de excitación.
Bajó la vista hasta su escote, el pequeño chaleco negro, de tirantes dejaba poco a la imaginación, pudo notar que ella no llevaba sujetador... tragó saliva.
Siguió descendiendo y reparó en que ella llevaba una falda amplia a mitad del muslo, de color blanco, siguió bajando la vista, mirando sus largas piernas que acababan en ese par de altos zapatos...
_______ dejó que él la observara de arriba a abajo, y él se tomo su tiempo, comenzó a impacientarse un poco, pero mantuvo firme su impaciencia, y se quedó quieta con su sonrisa en los labios. Se los había mordido un poco cuando él los miraba, y le había gustado la excitación que mostraban sus ojos.
Cuando vio que él volvía a levantar la cabeza, después de mirarle hasta los zapatos, le sonrió. Caminó hacía él, se detuvo delante de su mesa y puso sus manos en las caderas.
-¿Y, que te parece mis dos necesitadas horas? -lo vio tragar saliva.
-Muy bien utilizadas, sí señor.
-Y aún no has visto lo mejor -susurró ella, inclinándose sobre la mesa.
Louis bajó la vista y lo clavó en sus pechos, luego ascendió poco a poco, por su hermoso cuello, se detuvo en sus labios, y por último la miró a los ojos, con curiosidad.
_______ se puso derecha, y rodeó el escritorio, el taconeo era lo único que se oía. Giró la silla de Louis, y lo miró. Luego la empujó un poco, dejándose paso. Se sentó sobre el escritorio, y tiró de la silla, atrayéndolo hacía ella.
Colocó cada pié en un reposa brazos, su falda blanca se ahuecaba tapándola, pero entonces ella separó las piernas y oyó como él contenía la respiración.
-Bueno... -comenzó a decir la chica, mientras jugaba con su pelo. Él tenía la vista clavada en su entrepierna, y ella con un dedo le levantó un poco la barbilla- he estado pensando... en... la... proposición, que me hiciste anoche... y... he llegado a la conclusión... de que voy a aceptar -Louis la miró a los ojos- seré tu amante. Pero tú serás el mío... -______ bajó la mano y comenzó a acariciarse el muslo, con un dedo- seremos el uno del otro... por un tiempo.
Louis intentaba enterarse de algo de lo que decía _______, pero prácticamente le era imposible, su largo dedo jugando con la suave piel de su muslo lo tenía... algo distraído. La sorpresa que se acababa de llevar, se había llevado parte de su capacidad de pensar.
_____ había llegado con un nuevo cambio de look, se había sentado sobre su escritorio, delante de él, había subido sus pies hasta apoyarse en su silla, y... había abierto las piernas, dejándole a la vista todo su coño, afeitado. Sintió un tirón en la ingle. Apenas podía apartar la vista de ella, de su mano que jugaba sobre la piel sedosa de su muslo, quería tumbarla sobre el escritorio, y hundir la lengua en ella.
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Desesperada Pasión. (LouisyTu)
RomansaLlevaba dos años sola, dos años, un mes y cinco dÃas, justo desde el dÃa que rompió con Robert, después de pillarlo en la cama con la que era… su amiga. HabÃa decidido que ningún hombre iba a interferir en su vida de nuevo. Pero claro, lo...