10 - Confía en mi

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Jade’s POV

                Pasaron los días y comencé a intentar vivir una vida más normal. Seguía sin salir de casa, eso es verdad, pero había comenzado a compartir almuerzos y películas con las chicas casi todos los días. Sólo usaba mi cuarto para dormir por las noches y además, ahora usaba ropa más aceptable, ya que, según Leigh Anne, los onesies entran en la categoría de pijamas, los que no tengo permitido usar durante el día.

                Sam nunca me devolvió las llamadas, ni respondió a los mensajes y aunque no les decía a las chicas, me afectaba demasiado. Me pregunto si me odia, o qué hice para lastimarlo para que él decida lastímame así. El nudo en la garganta seguía firme, pero ya casi me estaba acostumbrando a vivir con él.  Tal vez si es como dicen: si finges lo suficiente, eventualmente se vuelve realidad. Pero costaba, costaba demasiado seguir sin escuchar su voz.

 -Jade, ¿estás bien?, Jesy hizo que volviera de mi mundo de pensamientos.

-Sí, lo siento. ¿A qué hora se supone que llegarán?

-En una hora más o menos. ¿Por qué? ¿Estás nerviosa, baba?, preguntó Perrie mientras se sentaba a mi lado y ponía una de sus manos sobre mi pierna.

-Eso creo.

-No es nada Jade, sólo vamos a organizar las fechas de grabación del nuevo disco, promociones y nuevo tour. ¡Deberías estar emocionada!, me explicaba Leigh Anne.

-Sí, lo sé. Supongo que estoy sufriendo un poco de ansiedad social. Todas asintieron. Ellas estaban perfectamente al tanto que había cortado comunicación con todo el mundo excepto ellas. No quería tener que dar explicaciones y mucho menos ante nuestros managers, que por cierto, amaban a Sam.

                Las agujas del reloj seguían corriendo, y mis manos comenzaban a transpirar más de lo normal. Bueno, nada de esto era normal. Me sentía con fiebre pero quería aparentar estar perfectamente así evitaría preguntas. Sonreí varias veces hacia el suelo, practicando, hasta que el timbre resonó por toda la casa.  Perrie me dirigió una mirada reaseguradora antes de abrir la puerta:

-¡Hola!, dijo excitada  a los invitados…me pregunto si era sincera…y por qué yo no me sentía igual.

-¡Hola Perrie! ¿Cómo estás, linda?, escuché la voz de Amanda, nuestra tour manager.

-¿Comenzamos ya?, dijo luego Josh de relaciones públicas.

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                Estuvimos unas tres horas discutiendo sobre nuestra agenda. Empezaríamos en un mes los ensayos del nuevo tour, pero antes terminaríamos de grabar el disco y probablemente haríamos una visita promocional a Tokio y a Estados Unidos. Mi ansiedad comenzó a incrementarse, esto sería muy bueno, podría focalizar mis energías en el trabajo y olvidarme un poco de él. ¿Qué estará haciendo en este momento? ¿Pensará en mí o ya me olvidó por completo? ¿Seguirá con la chica de la foto? ¿Por qué no me atiende? ¿Me odia tanto?. La catarata de preguntas que se aglomeraron en mi mente hicieron que me pierda gran parte de la conversación y sólo volví a prestar atención cuando noté que todas las miradas se dirigían hacia mí expectantes de una respuesta:

 -¿Qué? No escuché, me distraje, admití.

-Estábamos preguntándote ¿qué es lo que pasa contigo, querida?, repitió para mí Amanda.

-¿Qué quieres decir?

-Que has perdido demasiado peso y…disculpa...pero no te ves muy bien.

-Oh.., bajé mi ojos, centrándolos en mis uñas mientras meditaba una respuesta.

-Necesito que realices un chequeo médico general. Todas ustedes. Pero especialmente tú Jadey. ¿Está claro?

-Sí, convenimos todas y un escalofrío subió por mi espalda. Mala, mala señal.

-No podemos arriesgarnos. Jesy…tú serás la encargada que Jade cumpla con los exámenes, ¿okay?

-Si, por supuesto Amanda. Mañana mismo iremos.

                Probablemente no debería molestarme por su pequeño acuerdo, y sé que no estoy en condiciones de reclamar nada, pero que me trataran como a una niña, y hasta seleccionar a una de las chicas como mi niñera, ya se estaba tornando bastante molesto.

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                No pude pegar un ojo en toda la noche, tenía un sentimiento de intranquilidad que no sabía de dónde venía, y eso, lo hacía extremadamente más inquietante. Continué dando vueltas en la cama hasta entrada la mañana cuando los rayos del sol que ingresaban por la ventana lastimaban mis ojos. Esto no está bien, no está bien, no está nada bien, me repetí a mi misma aunque me obligaba a levantarme de la cama para alistarme y cumplir con mi deber. No quería que mi ‘niñera’ tuviera que reprenderme.

                Me arrastré hasta el comedor. Mis rodillas pesaban, mi cabeza latía y no podía articular palabras para llamar la atención de las chicas que estaban casi listas esperando por mí.

-¡Vamos Jade! ¡Apura el paso o nunca llegaremos! dijo Jesy en cámara lenta. ¿Cámara lenta? ¿Qué estaba pasando? Gotas de sudor se aparecieron en mi nuca. Mis manos temblaban. Oh no, no. Definitivamente esto no estaba bien. Vi  como sus rostros mutaban en ralentí y cada vez los tenía más cerca. No podía respirar, no podía…mis piernas me abandonaron en ese momento y caí de rodillas al piso. No supe hacer otra cosa que poner mi cabeza entre mis rodillas e intentar controlar la respiración que obligaba a mi pecho a moverse de manera irregular. Las voces de las chicas se tornaban más y más graves, no podía comprender nada de lo que decían, Leigh lloraba, Perrie hablaba por teléfono, Jesy me tenía tomada de los brazos, y quemaba, quemaba y no podía respirar. Comencé a llorar de impotencia. ¿Qué me estaba pasando? Me iba a morir. Lo sentía, me estaba muriendo.

Perrie’s POV

                Estábamos listas para irnos al hospital a cumplir con los exámenes clínicos que nos habían pedido de management. Odiaba levantarme tan temprano y más cuando se trataba de ir a un lugar donde iban a pincharte y te prohibían comer hasta después de todas las pruebas. Pero si yo no lo estaba tomando con el mejor humor, Jade me superaba por mucho. Desde la entrada observamos cómo se movía con pesadez hacia las escaleras, pálida y con ojeras profundas, estaba demacrada. Algo definitivamente no estaba bien con ella.

                Jesy se encontraba de espaldas, por lo que no se percató de la expresión de Jade y gritó: -¡Vamos Jade! ¡Apura el paso o nunca llegaremos! Al no recibir respuesta, volteó y nos quedamos las tres petrificadas ante la imagen depauperada de Jade.

                La vimos derrumbarse frente a nosotras, luego se rodeó las piernas con sus brazos y comenzó a temblar. Todo sucedió en segundos. Ninguna sabía qué hacer y cuando comenzó a llorar todo se puso peor. Tomé el teléfono y llamé a la primera persona que se me ocurrió, en una actitud de inercia total.

-¡Zayn! Jade...¡Jade!... ¡No puede respirar!

-Perrie, ¿Qué está pasando?, cálmate,  instó él con desesperación.

-Es que Jade está…

-¿Qué pasa con ella?

-Está temblando y respira raro. Algo está mal, Zayn. No sé qué hacer.

-Cálmate amor, ya estamos yendo para allá.

Escuché además cuando le gritaba a Harry que se subiera al auto que Jade necesitaba su ayuda.

-Zayn no creo que sea buena idea.

- Confía en mí, Pezza. Estaremos allí en unos minutos, intenten calmarse todas. Sólo así Jade podrá tranquilizarse.

-Pero es que… no creo que justo él sea la solución. ¡Empeorará todo!

-Amor, escúchame. Sólo confía en mí. ¿Sí?. Y cortó la comunicación, dejándonos indefensas, aguardando su llegada, y  viendo a nuestra amiga sufrir.

Todo me lleva a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora