36 - Evitarnos

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Harry’s POV

-Iré a buscar a las chicas al aeropuerto. Zayn, ¿vienes conmigo?, anunció Andrew de Management.

                Nunca vi a nadie levantarse tan rápido de su asiento. Todos reímos de la emoción de nuestro amigo por ver a su novia, y secretamente lo envidié por su relación de amor tan consolidado. Realmente creí poder llegar a tener eso con Jade.

            Me di una cachetada mental. Si quería superar estos dos meses debía si o si abandonar ese tipo de pensamientos. Me había convertido en una nena llorona y no me aguantaba ni yo mismo.          

                Me levanté, siguiendo los pasos de Zayn y ante la mirada de incredulidad de todos me vi obligado a aclarar:

-Voy a buscar a Taylor y sus maletas.

-Asique esa será tu manera de evitar enfrentarte a tus sentimientos por Jade. Dijo Liam en una clara provocación, y a pesar que funcionó, y ya me encontraba bastante molesto, lo disimulé lo mejor que pude 

- Puedes mandarle saludos a Jade de mi parte, ya que la entiendes mejor que nadie, retruqué, convencido a no flaquear ante sus incitaciones. 

                Apuré los pasos y me marché antes de cualquier otra discusión, todavía no había llegado y su presencia ya me traía problemas.

Jade’s POV

                Apenas aterrizó el avión la ansiedad se apoderó de mi cuerpo. ¿Qué pasaría al ver a Harry? ¿Todavía seguía odiándome? Y la mayor de todas las preguntas: ¿Qué sentiría al verlo? 

                  Zayn estaba firme, esperando a Perrie. Sus re-encuentros eran de película,  no podían ser más tiernos, incluso tratando. Sacudí mi cabeza, intentando alejar mis ganas de que sea él, quien estuviese esperándome; y tomé la mano de Sam, conectando con la realidad.

               Mi ritmo cardíaco se iba acelerando con cada metro que nos acercábamos al hotel y puedo jurar que mi corazón dejó de latir  totalmente hasta que pude identificar cada una de las personas que se encontraban en el lobby aguardando nuestra llegada. Louis, Eleanor, Sophie, Niall, y un sonriente Liam. Respiré. Debí imaginar que no estaría aquí. 

-¡Jade! ¡Tanto tiempo sin verte!, camino Liam directo hacia mí con sus brazos extendidos. Sentí cómo Sam tensaba su agarre en mi mano pero luego me dejaba ir.

-Lo sé. ¡Meses!.  Le correspondí el abrazo a mi amigo.

-Tranquila, él no está aquí. Susurró casi imperceptible en mi oído.

-No quiero verlo

-Lo sé, contestó comprensivo, y yo espié por el rabillo del ojo si Sam había advertido algo de nuestra conversación. Sin evidencias.

                Dejamos nuestras maletas en nuestras respectivas habitaciones y volvimos a bajar, para compartir con los chicos algunos tragos en el bar del lobby del hotel.  Todos pedimos margaritas, a excepción de Perrie que no toma nada de alcohol y Sam, que parecía estar practicando lo mismo. De hecho, comencé a pensar en la última vez que lo vi beber y fue aquella fatídica noche en Australia. Más de seis meses.

        Una sonrisa de algo parecido a satisfacción se estampó en mi rostro, alejando los pensamientos velozmente, no queriendo que los recuerdos viraran hacia lo malo: Sam fuera de sí y, Harry y las primeras muestras de amor. Sí, claro, amor. Casi creí eso...por tres días.

                Estábamos pasando un gran rato, todos estaban felices y de buen humor. Perrie charlaba animadamente con Eleanor, mientras Zayn acariciaba su espalda, Louis y Niall contaban chistes que sólo Liam, Sam y yo escuchábamos, y por otro lado Jesy, Leigh y Sophie cotorreaban sobre las Kardashian. Pero como todo lo muy bueno en este mundo, no dura para siempre, sobre todo si existen Harrys arruinadores de momentos.     

                Todas las charlas se detuvieron simultáneamente, me giré, mirando hacia la puerta principal del hotel y distinguí su figura. Harry de la mano con Taylor, entraban rodeados de paparazzi que los seguían de cerca, casi acosándolos, aunque no parecían verse preocupados, sino todo lo contrario. Mis entrañas rugieron y me aproximé a Sam.

-¿Vámonos? Estoy algo cansada. Su mirada inquisidora e inquietantemente sostenida, penetró la mía.

-Está bien, contestó finalmente y se levantó, tomándome de la cintura.             

                 Nos despedimos de todos.  Con algo de prisa nos dirigimos a los ascensores para resguardarnos en nuestra habitación compartida. Tal vez no fuese tan difícil evitarnos, después de todo. Especialmente si era algo que ambos lo queríamos. 

Todo me lleva a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora