50- Lo fue

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Harry’s POV

                Había estado repasando mi discurso por al menos una hora. “Jade, es hora que hablemos con la verdad y me expliques por qué no me contaste lo de Sam”. No, era demasiado formal, quería que entendiera lo mucho que me dolía su omisión, lo burlado que me sentía nuevamente. “Tienes muchas cosas que explicarme señorita”. No, tampoco. Sonaba como un padre reprendiendo a su hija por haber llegado tarde después de una fiesta. Esto era ridículo.

                Tal vez,  Liam tenía razón, una vez más, y debería darle espacio para que ella misma me lo contara. Pero es que simplemente no entendía por qué no me lo había dicho, no sólo a mí, las chicas parecían estar tan desorientadas como yo.

                Estaba a punto de desistir y regresar a mi cuarto de hotel, cuando un ruido a bolsas y un sonido ahogado de sorpresa, me hicieron levantar la mirada en su dirección. Ridículamente tierna, cargando más bolsas de las que sus brazos podían aguantar, y una mirada cuasi perdida, imaginando vaya uno a saber qué cosas, (lo que daría por infiltrarme en su cerebro al menos por 10minutos), estaba ella. El motivo de todas mis turbaciones.

                Me aclaré la garganta, dispuesto a enfrentarla. Pero mi corazón comenzó a latir descontroladamente al darme cuenta que se estaba acercando rápidamente a mí, impidiéndome estar listo. Jamás, en toda mi vida, hubiese imaginado lo que pasó después. Ni siquiera si mi vida fuese parte de alguna típica película hollywoodense con final predecible. Jamás, nunca.

                Jade me tomó totalmente de improvisto al hacer chocar nuestros labios. Fue tan así, que mi cuerpo tardó en responder. Mi corazón ya no daba latidos, era más como un zumbido que se extendía hasta mi cerebro, elevándome a una nube de vértigo y mareos. La urgencia se hizo protagonista entre ambos mientras nuestras lenguas se movían en sincronía, perteneciéndonos completamente.

                Coloqué mis manos en su cintura, dando pequeños pellizcos en sus caderas. Si bien estábamos pegados, la necesitaba aún más cerca. Deslicé mi mano hasta la parte baja de su espalda. Jade dio un respingo de sorpresa que me hizo sonreír, pero no me detuvo. Toqué la llave del cuarto por sobre el bolsillo de sus jeans y me aplaudí mentalmente por el hallazgo. Confiado, seguí mis instintos y la tomé de inmediato, la introduje en la cerradura y nos empujé hacia dentro, sin dejar de besarla.

                Con sus manos, dando suaves tirones a mis cabellos, a la altura de mi nuca, Jade luchaba por volver a tomar el control de la situación, pero un impulso adrenalínico y testosterónico me hacía resistir con toda la seguridad que me había faltado hasta ahora. 

                Crucé mi brazo por su espalda, y ayudándome con mi otro brazo, la levanté para dejarla suavemente sobre la cama. La noté tensarse, casi de inmediato, y dudé en estar haciendo lo correcto. ¿Qué estábamos haciendo? Jade se removía incómodamente debajo de mí y de a poco volví a la realidad.

-¿Estás bien?, mi excitación se transformó en preocupación cuando advertí su rostro consternado. Cuando no contestó en seguida, me moví  de encima suyo, para poder mirarla mejor. –Jade… ¿qué pasa?

 -Esto está mal, mal, mal… ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué hacemos con esto?,  dijo en un murmullo casi imperceptible.

                La observé en silencio, incapaz de evacuar sus dudas, pero intrigado sobre qué sentía. Yo sabía que la quería, pero ella… ¿lo sabía?

-¿Qué está mal?

-Tienes novia Harry…y eso es sólo el principio

-Tú me besaste, repliqué defensivamente, sintiendo que estaba siendo juzgado.

-Sí, lo sé. Bajó la mirada, y sus ojos no podían verse más tristes. Lo siento.

-No lo sientas. Yo no lo siento… ¿Gracias por uno de los mejores besos de mi vida?, arriesgué con una media sonrisa de lado.

-¿Uno de los mejores? Vaya, pensaba que había sido mejor que eso, contestó socarronamente, y su mirada recuperó algo de su brillo habitual.

-Lo fue, dije mirándola fijamente y con una amplia sonrisa estampada en mi cara.

Jesy’s POV

                Volvimos al hotel después de una tarde de compras. El plan era quedarnos hasta tarde, pero sentimos algo de culpa por dejar a Jade sola. Últimamente todas podíamos percibir que algo estaba mal con ella, la manera en la que poco a poco se había ido alejando de todas, creando su propio mundo de soledad y silencio, era preocupante; y ninguna de nosotros tenía idea del por qué.

-La única vez que la vi sonreír en estos últimos meses, fue en la fiesta con Harry, recalcó nuevamente Leigh-Anne. Este había sido el tema central del día y nos costaba abandonarlo. Todas teníamos nuestras hipótesis y conclusiones, pero terminamos acordando que lo mejor sería hablar con Jade. Mañana volveríamos a Inglaterra para grabar nuestro segundo álbum y no podíamos darnos el lujo de perder a una de las cuartas partes del grupo, un cuarto muy importante, si me preguntan.

-El ruliento tiene ese efecto en ella, dije con ironía.

-Lo le digas así. Yo todavía sigo apostando por eso, salió Perrie en su defensa.

-Ni lo sueñes rubia, Jade está lejos de dejar a Sam y Harry, no creo que sea hombre de una sola, no sé si me entiendes…

-Estás prejuzgándolo, no lo conoces.

-Ajá… ¿tu si?

                Nuestra discusión se vio interrumpida por un grito. Perrie y yo nos giramos para ver a Leigh-Anne, con su rostro un poco pálido señalando hacia algún lugar. Frenéticamente mis ojos recorrieron el lugar para entender qué estaba pasando y entonces vi, unas bolsas de supermercado desparramadas en el pasillo, justo afuera de la puerta de la habitación de Jade.

-¿Qué diablos pasó?, dije casi gritando.

-No lo  sé, pero esto no es normal, Perrie exclamó con la voz temblando en preocupación. Voy a pedir una llave de la habitación de Jade en conserjería.

                Antes de poder contestar, ella ya se había ido a por ello y puedo apostar que batió alguna clase de récord mundial en velocidad porque al cabo de unos veinte segundos, ya se encontraba nuevamente junto a nosotras, listas para darnos paso al cuarto.

-Jesy, tú primero. Leigh-Anne me dio un empujón, para nada suave para que avanzara.

Todo me lleva a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora