Capítulo 2.

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Dipper

  Fue la visita de Bill lo que me causó insomnio y me mantuvo inquieto prácticamente toda la noche, o eso supuse. Me la pasé cambiando de posición incontables veces que hasta logré echar la sábana de la cama, y fue la flojera lo que me obligó a dejarla allí en el suelo.

  Lo curioso fue que, en la mañana, la sábana estaba encima de mí, cubriéndome hasta el abdomen. Quizás desperté en medio de la noche un tanto sonámbulo y la recogí porque me dio frío, suena un poco loco pero es una posibilidad.

  En cuando desperté me di cuenta que el sol aún no había aparecido pero no faltaba mucho para que lo hiciera. Bufé y me senté sobre el suave colchón, viendo la hora en mi móvil.

—¿Las cinco de la mañana? —suspiré pesadamente, y me puse de pie con bastante pereza, no quería levantarme tan temprano pero sabía que ya no podría dormir.

  Bajé las escaleras vistiendo unos pantalones holgados de color azul marino, una camiseta naranja y por supuesto mis pantuflas verdes. Parecía un payaso, lo admito, Mabel tenía razón en cuando a mi gusto por la moda, aunque no me importaba mucho después de todo.

  Llegué a la cocina y lo único que hice fue tomar un frasco de dulce de leche y una cuchara ya que fue lo primero comestible que vi en el refrigerador, y me encaminé a paso lento y agotado hacia el sillón del tío Stan.

  Sólo me arrojé en él y encendí la televisión presionando el botón del control remoto con mi codo, por tener las manos ocupadas. Aburrí la expresión ante la absurda película que sintonizó el aparato, Auxilio, mi momia es un hombre lobo 3.

—Me pregunto cuántas películas absurdas pasarán por este canal —murmuré más para mí mismo, llevando una cucharada del dulce a mi boca.

  Pasé mi lengua por mis labios luego de retirar la cuchara, había olvidado lo que se siente comer de esa manera el dulce de leche, y hubiera seguido de no ser por el susto de oír la voz de Mabel a mi lado.

—¡Brobro!

—¡Hija de..! —mi ceño se frunció y mi mano automáticamente fue a parar a su cabeza, dándole un buen golpe— ¡Joder, casi me da un infarto!

—Uy, alguien no durmió en toda la noche —rió y se sobó a zona golpeada—, tus ojeras me lo confirman.

  Giré los ojos —¿Y tú qué? No sueles estar despierta tan temprano.

—Aún no duermo —sonrió de lado con inocencia fingida, y ladeó ligeramente la cabeza—. Estuve en casa de Pacífica, comimos dulces y jugamos videojuegos.

  Esta vez fui yo quien sonrió fingiendo inocencia, y comí otra pequeña cucharada del dulce que tenía en manos.

—¿Segura que no hicieron nada más?

  Las mejillas de Mabel se tiñeron de un fuerte color carmesí al mismo tiempo que entreabría los labios y fruncía el entrecejo, mostrándose indignada u ofendida.

—¡Por supuesto! ¡Yo amo a Wendy, Dipper! ¿Cómo se te ocurre? —se alejó y se volteó, empezando a caminar hacia las escaleras mientras yo estallaba en carcajadas.

—¡Eh, Mabs. tengo que contarte algo!

—Cuéntamelo mañana —me miró por sobre su hombro con la expresión aburrida—, yo iré a arrepentirme en mi cuarto por serle infiel a la novia que amo —volvió a girar los ojos.

—Es sobre Bill.

  Inmediatamente se detuvo, y dio media vuelta viéndome con los ojos abiertos como platos. Le sonreí con amplitud y ella se acercó a paso lento, abrazando sus codos. Parecía un tanto insegura con lo que fuera a decirle.

—Él está vivo, Mabs —me senté correctamente en el sillón, y la miré aún sonriente—. Me visitó en la MindScape, ¿recuerdas eso? Cuando todo se pone gris alrededor y tu mente va a quién sabe dónde mientras tu cuerpo se queda dormido —hice un vago ademán de manos, intentando explicarlo—. Me preguntó por qué volví al pueblo.

  Mabel pareció analizar la situación por algunos segundos, y luego se acercó más, sentándose en el apoyabrazos del sillón mientras se cruzaba de brazos. Me miró un poco dudosa, y ladeó ligeramente la cabeza.

—¿De verdad? —sonrió levemente, pero poco después dejó de hacerlo y me miró con bastante seriedad— Pero, Dipper, las máquinas de Ford no captaron anda de su energía.

—Sí, Mabs —asentí rápidamente—. Está vivo y vino a verme.

  Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de mi gemela, y llevó una de sus manos a mi cabeza para acariciar suavemente mi cabello, para luego dejar un suave beso en mi frente.

—Entonces hay que contárselo a los viejitos.

-o-

Lamento la tardanza gg, ya saben que los amo. Well, para que esto no vuelva a pasar me puse un horario de actualización para exigirme a mí misma traerles un capítulo, y voy a hacer lo posible e imposible por cumplirlo, pero aún no sé qué días actualizar. ¿Me ayudan a elegir?

A.

B.

C.

Elijan uno, por favor. :3

Hasta después, bai.

*el capítulo está sin editar, si encuentran errores no se rían y avisenme (?)

MindScape •BillDip•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora