Será doble actualización pero la siguiente la publicaré mañana bai
—o—
Dipper
Tras decir eso, la puerta que estaba junto a la cama se abrió tan fuerte y rápido que golpeó la pared junto a ella. No pude no girar la cabeza hacia esa dirección, y cuando menos lo noté Bill ya había desaparecido y el sol repentinamente empezaba a filtrarse por entre las cortinas. Estaba amaneciendo y tenía un muy mal presentimiento.
Aunque eso no evitó que me levantara de la cama y empezara a vagar por los pasillos de lo que parecía ser una inmensa mansión elegante y antigua, habían armaduras de metal decorando ciertos pasillos y éstos eran iluminados por lámparas que, por cómo lucían, supuse que valían más que mi casa. Los cuadros colgados en las paredes me hacían creer que estaba en una mala película de horror de los años ochenta, sentía que sus ojos me perseguían.
Seguí caminando hasta oír voces, cada vez más altas a medida que me iba acercando a lo que parecía ser una sala con una gran chimenea encendida. Por un momento había olvidado que no tenía idea de dónde estaba y quién podría estar en aquella gran mansión, hasta que vi a dos personas de pie frente a la chimenea con trajes muy elegantes puestos.
Deduje que no podían verme, pues prácticamente estaba en medio de la habitación y aún no se habían percatado de mi presencia. Por un lado me alivió, pues no debía preocuparme en esconderme o vigilar mis espaldas; aunque sabía que cualquier cosa podía pasar si se trataba de Cipher.
—William, sabes que no puedo pedirle a mi tío que rechace el trato.
Quise despertar, correr, o lo que sea que necesitara para no estar allí y verme a lo que parecía ser un yo estirado con una copa de vidrio en mano. Pero soy Dipper Pines y la suerte nunca está de mi lado; no podía mover un solo músculo, tuve que conformarme con verme bien peinado por primera vez en mi vida.
La situación se me habría hecho extraña e incómoda si no estuviese ya acostumbrado a que las cosas más bizarras me pasaran en la vida, la familia era como un imán de rarezas de todo tipo y tuve que aprender a aceptar todo lo raro que me perseguía.
Me dediqué unos segundos a observar la habitación decorada con muebles antiguos y más cuadros extraños que con la poquísima iluminación de la chimenea —las cortinas estaban cerradas, no había forma de que el amanecer pudiera ayudar— sólo daban aún más escalofríos que las del pasillo. Había una gran araña de bronce en el techo justo encima de mí, lo que me ponía nervioso al pensar en que podría caerse en cualquier momento.
Y al oír otra voz, decidí dejar de prestar atención a la decoración del lugar y atender a la charla que estaba ocurriendo enfrente. Algo me decía que era importante, pues era Bill quien estaba junto a mi otro yo vestido igual de elegante.
A él le quedaba mucho mejor.
—Aunque para ti "Bill" suene vulgar, llámame por mi nombre cuando estemos solos —parecía cansado de decir aquello, como si no fuese la primera vez—. Mason, ¿de verdad piensas que Mabel aceptará el trato? Ni siquiera ella es tan tonta.
Su acento era diferente y su forma de hablar también, era mucho más formal incluso al dirigirse a mi yo estirado. Decidí pensar que era sólo por la época en la que vivieron y las costumbres, y el hecho de que, supuse, Bill no había estado exactamente mucho tiempo allí. Pero por más formal y marcado que fuese su hablar, no podía no babosear por él y su apariencia; el poder de ropa elegante.
—Ya aceptó —contestó con una sonrisa, y lo único que pude pensar -aunque estuviese insultándome a mí mismo- era en que lucía como un maldito arrogante que obtenía todo lo que quería sin mover un solo dedo. Era desesperante, me recordaba a Gideon—. Si todo marcha bien, la próxima semana nos trasladaríamos.
Bill hizo una mueca, pero sólo asintió con la cabeza una vez. No pude no reír en voz baja al pensar en que parecía no poder decir nada al respecto sobre su desagrado hacia la conversación, porque cualquiera podría ver que no estaba para nada contento.
Mi otro yo se acercó a él y lo rodeó con sus brazos, aún con esa sonrisita en la cara. Dejó un beso en el mentón de Bill y él bajó la mirada para verlo, lo que hizo que una pequeña sonrisa se le formara también a él.
Me sentí culpable y tan detestable al recordar que Bill, mi Bill, había dicho que había metido la pata hasta el fondo.
—Sólo estarás aquí dos semanas luego de que nosotros nos vayamos, le harás compañía a Mabel, al menos —dijo el otro Dipper, y, no mentiré, el beso que le dio a Bill me molestó bastante. Era yo, sí, pero a la vez no—. Mandaré a alguien a buscarte y volveremos a estar juntos. Lo prometo.
Bill sólo lo abrazó unos segundos antes de que ambos se separaran de golpe y fingieran que no habían hecho nada más que charlar. Al principio no lo entendí, pero en el momento en el que una especie de empleada asomó la cabeza por la misma puerta por la que yo había entrado, todo se aclaró. Era muy mal visto a dos hombres juntos.
—Señor Pines, ya es hora de que se vista como es debido. Su tío quiere verlo en su despacho a primera hora y no aceptará que se presente con esos ropajes. Su incompetencia algún día le molestará.
La señora sin siquiera esperar respuesta se marchó, y no pude creer que el otro Dipper sólo se rió por lo sucedido. Yo, en su lugar, me habría molestado bastante de que me hablase de aquella manera y simplemente se fuese sin decir más. ¡Más respeto, señora, usted vive de mi dinero!
—Estaremos juntos de nuevo, entonces —dijo Bill, cruzando los brazos sobre su pecho.
—Así es —respondió el otro Dipper, y admito que no noté el momento en el que había dejado su copa con vino sobre una pequeña mesita. La tomó de nuevo y le ofreció una vacía a Bill, antes de servirle un poco de vino—. Estaremos juntos hasta que seamos ancianos.
Debía ser algo común brindar y embriagarse con vino y ron por cualquier tontería que pasara, pues brindaron y bebieron cada uno de sus respectivas copas. Aunque, por si fuera poco el tétrico ambiente que había, algo dentro de mí sabía que no todo era color de rosa como aparentaba. Bill había dicho que viera exactamente por qué él se había rendido conmigo, no me hubiera mostrado aquello por simple capricho, algo malo debia hacer mi otro yo.
Y pasó. Lo que temía, meter la pata de nuevo. Mi metida de pata no podía compararse con la de ese Dipper.
De un segundo a otro se había oído el estruendo de un cristal rompiéndose, supe que era una copa porque había roto suficientes para poder reconocer el sonido; Bill permaneció quieto un par de segundos, y luego miró al otro Dipper, quien le miraba con una ligera mueca de inconformidad plasmada en la cara.
Cerré los ojos con fuerza, no quería ver lo que era obvio que estaba sucediendo, tenía más que suficiente con escucharlo. No quería ver cómo, de nuevo, Bill moría; si el haberme enterado que estaba muerto me había destrozado el corazón, no quería imaginar lo horrible que sería verlo con mis propios ojos.
—Lo siento —no quise abrirlos por nada del mundo—. Mi tío dijo que sabes demasiado.
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MindScape •BillDip•
FanfictionLa existencia de ese leve odio hacia aquel castaño que alguna vez amó ya era malo, pero, ¿qué tan malo era verlo únicamente en la MindScape? •Secuela de Conociéndome a mí mismo. •Yaoi (chicoxchico) •Lenguaje vulgar. Créditos de la portada: @BooksLov...