Extra

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  no lo pude evitar. me dieron ganas de escribir billdip y antes de hacer un fanfic pendejo y sin sentido, hice un extra pendejo y sin sentido. lo mismo pero más barato

—o—

  Las cosas habían resultado bastante favorables para la familia Pines los últimos años, tuvieron suerte en los negocios, salud, y en la imagen que transmitían a la ciudad. Eran, básicamente, la familia con más poder en la zona y la que más facilidad tenía en destruir a la competencia. Los Pines creían que nada ni nadie podría acabar con su gran negocio, y no se privaban de demostrarlo.

  Mason y Mabel —nombres muy sencillos para los herederos de una gran empresa, según su misma madre—, eran una gran decepción para Stanford Pines por no compartir sus ideales, por no tener la misma mente retorcida y manipuladora que él, por desear amasar su propio futuro sin depender del dinero del negocio familiar. Habían pasado gran parte de su infancia con estrés y jaquecas, con sus tíos enseñándoles a manejar una empresa sin llevarla a la quiebra, y era más de lo que un par de niños podían soportar.

  Eran jóvenes, inexpertos y con buen corazón que sólo seguían las enseñanzas y planes de su familia; la vida de ambos estaba pensada desde antes de que pudieran dar sus primeros pasos, sus días estaban guiados por una lista que su institutriz los obligaba a seguir letra por letra. Era agotador y fastidioso no ser dueños de sus propias vidas.

  Pero habían ocasiones en las que eran simplemente Mabel y Mason Pines, un par de quinceañeros con ganas de fallar y volver a intentarlo, de aprovechar oportunidades únicas y sufrir por amor, de conocer personas en las que poder confiar. Sólo un par de niños queriendo tener el poder de decidir sobre sus vidas.

  Mason era, de los dos, quien más deseos tenía de tener un amigo que no fuese de su misma clase social, quería conocer a alguien que realmente se quedara a su lado por quien es y no por lo que sería al cumplir la mayoría de edad. En otras palabras, Mason estaba cansado de otros niños ricos que estuvieran interesados en crear lazos entre sus respectivas empresas.

  Por eso, cuando tenían la oportunidad cada quien iba por su lado, intentando encontrar aquello que buscaban desde pequeños. Mabel era carismática y social, era cuestión de tiempo para que hiciera algún amigo y eso Mason lo sabía, sabía también que él no tendría tanta suerte en encontrar a su tan anhelado compañero.

  Aunque estaba consciente de que no conocería a nadie si se dedicaba únicamente a recorrer la ciudad y observar los locales de ropa, juguetes y zapatos desde fuera, en silencio, sin molestarse en observar a su alrededor. Quizá ya estaba dándose por vencido, pensó, justo cuando escuchó la emocionada voz de su hermana a sus espaldas. 

—¡Ese chico leyó mi mano y dijo que encontraría a alguien especial! —Mason sólo se volteó hacia ella, confundido, intentando encontrar sentido a sus palabras— ¿Sabías que el mes pasado hubo chico que encontraron inconsciente y no recordaba más que su nombre? —Mason negó— Ahora lo sabes... Pues ahora trabaja con la adivina Linda Susan y...

—Dime que no usaste tu dinero en una adivina —soltó en un murmuro Mason, llevando una mano al tabique de su nariz—. Desperdiciar el dinero que tonterías así enfermarían al tío Stanford.

—No lo gasté en ella —Mason suspiró, aparentemente aliviado—. Lo gasté en el chico que te dije. ¡También es adivino!

  Mason la miró unos segundos, frunciendo poco a poco el ceño. Y luego extendió su palma justo delante de su pecho, sin apartar los ojos de su hermana en ningún momento. Mabel, entendiendo la silenciosa orden, se disculpó en voz baja y le entregó una pequeña bolsita donde guardaba su dinero.

MindScape •BillDip•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora