Capítulo 3.

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Dipper

  La ligera capa de vapor que cubría gran parte del techo daba una sensación de calidez que poco a poco iba poniéndome más y más nervioso, tan solo me traía algunos malos recuerdos que sería mejor no recordar. Y el sonido que creaba una brisa que entraba por quién sabe dónde hacía rechinar un tablón de madera en la habitación contigua.

  Jamás me sentiría del todo cómodo en el laboratorio de Stanford.

—¿Ese sonido te recuerda a algo? —susurró Mabel junto a mí, causando que diera un pequeño respingo.

—¿Hablas de esa dimensión a la que Bill nos llevó? —enarqué una ceja.

  Ella asintió, y sonrió levemente.—Sólo falta que aparezcan los gatos.

  Reímos, y giramos la cabeza hacia el elevador en cuanto sus puertas se abrieron y ambos ancianos entraron a paso rápido, ubicándose frente a nosotros.

—¿Qué era lo importante que querían decirnos? —bufó Stan mientras se cruzaba de brazos— Espero que lo valga, dejé mi novela favorita por esto.

  De nuevo soltamos una pequeña risa, a la vez que el tío Ford llevaba una mano a su rostro en un acto de frustración.

—Bill está vivo —solté de golpe, ganándome las sorprendidas miradas de los ancianos—. ¿Recuerdan que se supone debía volver a ser un demonio? Eso pasó, es un triángulo de un solo ojo de nuevo —me encogí de hombros, no podía ser tan malo que fuera otra vez un ente demoníaco, ¿verdad?

  Me observaron en silencio un par de segundos, y luego Ford dio media vuelta para dirigirse a unas máquinas con muchas similitudes a una computadora, tecleando quién sabe qué en ella. Pasó aproximadamente un minuto, soltó un suspiro y se volteó.

  Su mirada no decía nada bueno, era la típica mirada que te daba un medico al decirte que el paciente murió en medio de la operación, y no me gustaba para nada.

—Dipper, esta máquina —señalo detrás de él con su pulgar—, detecta de forma instantánea las ondas demoníacas que libera el cuerpo de Bill una vez que está en la MindScape o en algún punto del pueblo.

—No ha captado nada, ¿verdad? —murmuré decepcionado, frunciendo levemente el ceño.

  Él sólo negó. —Pudo haber sido un sueño, ya sabes, estoy seguro que lo extrañas, además te quedaste dormido en tu habitación.

—Estoy seguro que no fue un sueño.

—¿Y por qué sólo lo has visto tú? —soltó un suspiro y llevó ambas manos detrás de su espalda— Llevo varias semanas intentando invocarlo, y no ha dado ni la más pequeña señal de vida.

  Bajé la mirada a mis pies, sintiendo que las lágrimas poco a poco me nublaban la visión. Yo me preguntaba la mismo, era la pregunta principal que rondaba por mi mente, ¿por qué sólo se apareció frente a mí?

—Yo sé lo que vi —fue lo único que salió de mis labios antes de entrar en el elevador acompañado sólo por mi soledad.

  El sonido metálico que producía el ascensor no hacía más que provocarme un ligero cosquilleo en el estómago al recordar tantas cosas que pasaron en él, y en el laboratorio. Sólo sonreí, no había suficientes razones para estar triste sabiendo que Bill estaba con vida.

  En cuanto las puertas se abrieron, desordené mi cabello con una de mis manos y me adentré a la cocina con paso cansado, mi decepción podía notarse a kilómetros. Aunque, antes de poder cruzar la puerta hacia aquella habitación, todo a mi alrededor volvió a perder el color.

  Una amplia sonrisa apareció en mi rostro en cuanto Bill, literalmente, atravesó el suelo hasta posarse frente a mí con una mirada dura.

—Well well —jugó con su bastón unos segundos, y levitó hasta quedarse de pie en el piso a unos tres metros de mí viéndome desde abajo, por un momento se mostró algo sorprendido—. ¿Estás más alto?

  Parpadeé un par de veces por la sorpresa, y volví a sonreír.—Sí, crecí un par de centímetros desde la última vez que nos vimos.

  Un pequeño gruñido salió del demonio, de nuevo ese gruñido de desconformidad que me lanzó la primera vez que nos vimos en mi cuarto. Aún así, no borré mi sonrisa en ningún momento, y me senté como indio en el piso.

—¿Por qué te comportas así? —intenté que mi voz sonara lo más relajada posible, no quería hacerlo enfadar.

—No sé, dime tú —de un segundo a otro ya estaba detrás de mí, dándome un pequeño golpe en la costilla derecha con su bastón; no dolió, sólo me hizo dar un respingo por tan repentino ataque—. Hum...

  Volvió a aparecerse delante de mí, esta vez con sólo un metro de distancia entre nosotros, y se sentó como indio al igual que yo, cruzándose de brazos.

—¿Por qué hiciste eso? —llevé mi mano a mi costado y sobé en donde me golpeó, por simple acto de reflejo.

  Soltó una suave risilla burlona mientras me observaba divertido, un escalofrío atacó mi columna y un reconfortante cosquilleo acompañado de un ligero calor me recorrió de pies a cabeza.

  Había olvidado lo que se sentía oírlo y verlo de aquella manera, seguía pareciéndome perfecto. Seguía amándolo, de eso no había dudas.

—o—

Adivinen quien se quedó sin internet y tiene cuatro capítulos en borrador oie cy. Si este capítulo supera los 20 votos, los publico todos hoy oie cy x2

A partir de ahora, el horario de actualización será Lunes y Viernes, pero ojo, eso no significa que no pueda meter un capítulo sorpresa cualquier otro día 7u7r

MindScape •BillDip•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora