Capítulo 18.

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Capítulo dedicado a DiamelaBelasabela porque... no c porque la adoro ahq

A partir de ahora finaliza el horario apto para todo público. Ahno

No sé qué hago con mi vida la dvd

—o—

Dipper

  El calor subió a mi rostro por haberle visto el otro lado a esa frase, y desvié la mirada casi al instante, viendo cualquier otra cosa que no fuera esa divertida sonrisilla suya. Se acercó a mi cuello y dejó un pequeño y delicado beso; mi piel se erizó y giré la cabeza, evitando que volviera a hacerlo. Lo había hecho a propósito, quería hacerme cosquillas.

—Oh, ¿quieres que te distraiga de esa forma? —dijo con diversión. Se ubicó sobre mis muslos, dejando mi abdomen libre— Así que ahora eres más atrevido, ¿eh?

  Antes de que pudiese siquiera pensar en una respuesta deslizó sus manos por mi vientre, obligando a que me tensara y me contuviera de las cosquillas que su simple tacto me provocaba. Me hubiera gustado apartarlo o detenerlo por la vergüenza que ya estaba sintiendo, pero no lo hice, dejé que continuara con su jueguito. Quería ver hasta dónde estaba dispuesto a llegar ese demonio.

  Ocultó su rostro en mi cuello y dejó un par de pequeños besos que, siendo sincero, se notaba que sólo quería hacerme cosquillas. Y el maldito lo estaba logrando, cada vez me costaba más no retorcerme como gusano para escapar de sus húmedos y tibios labios. Hasta que toda la cosquilla se fue a quién sabe dónde cuando dejó en mi cuello la primera mordida.

  Gemí en voz baja y mordí mi labio, no pude evitar pensar que era como un sueño. Las personas cuando tienen sueños húmedos gimen fuera del sueño y despiertan con un problema entre las piernas, ¿verdad? ¿Era la Mindscape como un sueño? Mierda.

  En cuanto lo noté, Bill ya estaba halando mi camiseta para quitármela, y sin siquiera pensarlo recibió mi ayuda. Pronto me vi con el torso descubierto y los labios de cierto demonio en mi clavícula, que iba dejando un camino de besos desde esa zona hasta mi cuello y hombro. Dejó algunas mordidas y chupones, y sólo al oírme a mí mismo retiendo los gemidos recordé ese datito.

—Bill —suspiré, su mano enguantada estaba recorriendo todo mi abdomen con delicadeza—. Las marcas...

—Lo que pasa en la Mindscape se queda en la Mindscape —le miré unos segundos en silencio, esperando una explicación más específica; eso sonaba más a una infidelidad. Se quitó de encima mío y se sentó a mi lado, cruzándose de brazos—. No tendrás marcas cuando dejes la Mindscape, esta es tu propia dimensión, donde puedes hacer lo que quieras y nadie se enterará jamás.

  Le miré entrecerrando los ojos, y lo tomé de los hombros para obligarle a recostarse en la cama. No perdí la oportunidad de ubicarme encima de él, sonriendo, viendo desde arriba su ladina sonrisa. Pensé que, semanas antes, me habría golpeado con su bastón por tan solo dirigirle la palabra, y eso se sintió como un balde de agua en la cabeza.

  Mi sonrisa cayó; —¿Por qué cambiaste de opinión?

  Entrecerró los ojos y formó una mueca con sus labios, de seguro pensando en qué carajo me refería. Y fue cuando pensé en que, de nuevo, ya no estaba oyendo mis pensamientos; tal y como había dejado de hacerlo cuando fue humano.

MindScape •BillDip•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora