Capítulo 9.

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Dipper

  No pude evitar reír al ver la frustración en su rostro, soltó un bufido y se sentó cruzando las piernas cual indio. Hizo un vago ademán de manos para que empezara a hablar y le dijera todas las "estupideces" que había realizado, pero yo estaba tan entretenido burlándome que decidí guardar silencio y sonreír.

—Me desesperas, niño —gruñó, yo sólo reí y me encogí de hombros—. Anda, habla.

—Nop —me crucé de brazos con una sonrisa burlona hacia él, notó que quería molestarlo y llevó sus dedos al tabique de su nariz.

—Me has cansado —creí que se iría y volvería luego, pero sólo giró los ojos y se volteó a verme—. Quiero cobrarte el favor.

  Abrí levemente los ojos sorprendido y, lo admito, algo asustado, la simple idea de saber que tendría que cumplir lo que quisiera me ponía los pelos de la nuca de puntas. Mierda, Dipsy, ¿no se te ocurrió un trato mejor? Al menos había podido sentir sus labios de nuevo.

—¿Y qué quieres? —temía morir, a decir verdad.

  Apoyó sus palmas en el colchón y acercó peligrosamente su rostro al mío, tanto que nuestras narices se rozaron y su cálida respiración chocaba con mis labios. Ninguno apartó la vista de los ojos del otro hasta que una traviesa sonrisa se formó entre las mejillas de Bill.

—No quiero que te acerques a mí, ni me toques.

—¿¡Qué!? —mi ceño se frunció en cuanto se alejó nuevamente de mi rostro y volvió a su lugar, soltando algunas risillas con diversión— ¡Eso no es justo, sabía que torcerías el trato para tu beneficio!

—¿Y que esperabas, Pino? —instintivamente mi expresión se ablandó al oír aquel apodo aunque, si mal no recordaba, no era la primera vez que me lo decía siendo de nuevo un demonio— Soy malo.

  Reí y sujeté con fuerza su camisa para acercarlo a mí, notando que la traviesa sonrisilla seguía en su rostro, de alguna manera sabía que no le besaría o algo por el estilo, al parecer. Lo miré a lo ojos algunos segundos, viendo la diversión y la burla que estaban reflejadas en los suyos.

—¿Por qué? —fue lo único que pregunté al soltarlo, dejando que volviera a su lugar y se acomodara sus prendas.

—¿Y por qué no? —preguntó a modo de respuesta, y se cruzó de brazos con una sonrisa de lado.

—Esperaba algo mejor —giré los ojos y luego le miré—, te tocaré todo lo que quiera si uso mis favores, así que no, no te salvas de mí —me incline hacia él, quedando a pocos centímetros de sus labios.

  Parecía no importarle la cercanía entre nosotros, porque aún podía verse la relajación en sus facciones y la sonrisa entre sus mejillas. Enarque una ceja y me acerqué aún más, siendo detenido por su palma en todo mi rostro. Me empujó con una increíble fuerza, y me hizo caer de espaldas en la cama.

  Bufé y oí la suave risilla que salió de sus labios.

—Eres fácil de molestar —de nuevo esa risa, empezaba a molestarme que todo lo tomara como una broma, pero en parte me alegraba de cierta manera que no fuera frío o cortante.

—Tú igual, no sé que tanto te burlas —sonreí de lado al verlo girar los ojos, y me acomodé mejor sobre el colchón—. Vale, empecemos con las "estupideces" —hice comillas con los dedos— que hiciste.

—Al fin —suspiró.

—Tu mayor estupidez fue haberte enamorado de mí, supongo —le sonreí con cierta burla.

  Bill soltó un pesado suspiro y llevó sus dedos al tabique de su nariz, con un muy leve tono rosa en sus mejillas. No pude evitar pensar que, a pesar de que fuera un demonio de nuevo, su amor hacia mí seguía oculto en algún lugar y tan solo debía sacarlo a la luz de nuevo, y estaba dispuesto a intentarlo.

MindScape •BillDip•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora