Antes de que empiecen a leer les quiero pedir algo.
nO ME MATEN PLS :'v
Pd, empecé a escribir esto a las 1 am y recién ahora (4 am) lo termino. Nunca había reescrito un capítulo tantas veces :'v x2
Pd 2, wattpad está teniendo un montón de problemas, así que me disculpo de antemano si el capítulo aparece con algunos párrafos incompletos o palabras pegadas <3
—o—
Dipper
Mabel había empezado a planear con anticipación nuestro cumpleaños, y una de las primeras cosas que había hecho era la misma lista con todo lo que no podían faltar en la fiesta. Dulces, comida, alcohol (a pesar de la estúpida idea que resultó ser el año anterior), un DJ, y, lo que más me llamó la atención, que sería en la piscina pública del pueblo. No tenía idea de cómo Mabel lograría convencer al lunático de Aguaclara de hacer una fiesta nocturna, pero ella había dicho con mucha confianza que todo estaba perfectamente controlado, que nada podía salir mal y que no debía preocuparme.
Y a todo esto, lo único que rondaba por mi mente era la idea de marcharme con Bill; no me había arrepentido, seguía considerándolo lo mejor para nosotros, pero no estaba decidido si me iría antes o después de mi cumpleaños. Bill había sugerido partir el 1ro de septiembre, aprovechar la última fiesta que podría compartir con mi hermana y mis amigos e irme con un bonito recuerdo de Gravity Falls; pero algo en mí me decía que simplemente era mala idea, ¿y si volvía a cometer una estupidez y el plan de ir con Bill se arruinaba? No quería arriesgarme demasiado.
—Hey, maldito, estoy hablándote —fue en ese momento que noté que Bill había estado los últimos minutos hablando sin parar de quién sabe qué, y me sentí culpable de no haberle puesto atención.
Estábamos, de nuevo, recorriendo esa extraña mansión antigua donde habían vivido los anteriores Mason y Bill, sólo porque yo le había pedido contarme cómo fue que surgió esa retorcida y escalofriante historia de amor. Al final, no había escuchado absolutamente nada de lo que por mucho hubiera sido la mejor historia de terror de mi vida.
—Lo siento, no presté atención.
—¿Pensabas en tu amante, Pino? —sólo reí y me acerqué para pasar mis brazos por sus hombros y dejar un pequeño beso de piquito sobre sus labios.
—El único merecedor de probar mis labios eres tú.
Esta vez le tocó a Bill a reír y abrazarme por la cintura para acercar más nuestros cuerpos mientras nos besábamos, acariciaba su cabello con mis dedos y él intentaba encontrar la manera de colar sus manos por debajo de mi ropa para tocar mi piel. Aunque no era lo mismo sentir sus enguantadas manos en mi cadera que la calidez de su piel en esa zona.
—Ahora te jodes —habló en voz baja con sus labios pegados a los míos, sonriendo—, no volveré a contar esa historia.
—Está bien, no hace falta conocer el cuento completo para saber que no tengo que envenenarte con vino.
Bill volvió a reír, y pude sentir cómo su pecho y hombros se movían junto con su risa, y amé tanto ese simple gesto que juré jamás olvidar la sonrisa que tenía y el tono de su voz cuando reía. Por una milésima de segundo pensé en Wendy, y en lo tonto que fui al pensar que estaba enamorado de ella. No, por supuesto que no, Bill Cipher fue el primer y último ser vivo que me enseñó lo que era amar realmente.
—Quiero mostrarte el único lugar bonito que tenía esta estúpida mansión.
Y así fue cómo en unos pocos minutos terminamos en el centro de la propiedad, en un jardín lleno de todo tipo de flores y con una fuente de lo que parecía ser mármol en medio. Las cuatro paredes que rodeaban el lugar estaban llenas de ventanales enormes para que el bello jardín pudiera verse desde dentro, y varios caminos de piedra los guiaban directo había la fuente. Era lo más bonito que había visto en mucho tiempo.
Bill, que llevaba sujetándome de la mano desde que pusimos un pie allí, me llevó hasta un banco frente a la fuente y no perdí el tiempo para apoyar mi cabeza en su hombro cuando nos sentamos. Le quité el guante para poder sentir su piel, y lentamente empecé a acariciarle con mi dedo índice, dándole más importancia a sus nudillos y al dorso de su mano. Hasta esa pequeña parte de su cuerpo era perfecta para mí.
—Mi actitud y mis gustos han cambiado a lo largo de los siglos y las vidas que he tenido —empezó a hablar, y dejó un beso en mi cabeza—, pero me sigue encantando sentarme aquí contigo sin que nadie lo sepa.
El momento era el ideal, y mi corazón me pedía a gritos que dijera algo tan cursi como lo que acababa de soltar Bill.
—Estoy seguro de que si estuviéramos en Gravity Falls aún... ya te hubiera pedido ser mi esposo.
A mis palabras le siguieron un silencio que para nada fue incómodo, es más, yo no podía dejar de sonreír al imaginar lo que Bill estaba pensando o en cómo sería su expresión, así que lo miré y él hizo lo mismo. Tenía una sonrisa que no mostraba sus dientes, y el rubor había adornado sus rostro y orejas de una forma que me daban ganas de llenarle de besos. Me tomó ambas manos y besó mis nudillos, parecía algo nervioso.
—¿Sería egoísta pedir que te quedaras conmigo justo ahora?
—Creo que me hubiera decepcionado si no lo hacías.
De nuevo la gran sonrisa y la felicidad que emanaba Bill me hicieron olvidar todas y cada una de mis preocupaciones. Ya no me importaba la fiesta, ni la vida que dejaba atrás, en mi mente sólo había espacio para el amor que sentía por Bill y en lo felices que seríamos juntos.
Bill susurró algo con el rostro oculto en mi cuello, pero no pude escuchar lo que fue porque repentinamente había despertado y estaba de nuevo en mi cuarto. Me costó un corto tiempo reaccionar, pero cuando lo hice noté que Mabel estaba sentada en el borde del colchón y picaba mi mejilla una y otra vez. Sonreía como cuando ganó a Pato en esa feria hace algunos años.
—Te preparé el desayuno, Dip-Dop, vamos a comer.
(...)
Bajé a la cocina varios minutos después que Mabel porque me había tomado mi tiempo para cepillar mis dientes y peinarme correctamente, o al menos acomodar mi cabello para que no pareciera tan desordenado. Y cuando bajé deseé no haberlo hecho, porque en el sillón de la sala estaba el álbum de fotos de Mabel y no pude evitar echarle un vistazo; todas y cada uno de las fotografías de nuestra infancia y adolescencia estaban ahí, cada momento especial también, y eso sólo hizo que me diera cuenta lo mal hermano que estaba siendo. Estaba de nuevo por abandonarla, como a los doce años, pero... no era lo mismo Stanford que Bill; Mabel lo entendería, ¿verdad?
Dejé de escuchar la voz de Mabel que cantaba alegremente con el sonido de la licuadora de fondo, y sentí unas cálidas manos acariciando mis mejillas. De nuevo todo estaba gris a mi alrededor, y Bill se colocó de cuclillas enfrente de mí, sonriendo. No hice más que sonreírle también.
—Ella no sufrirá, lo prometo. Ni ella, ni tu madre, ni tus tíos, nadie.
Se puso de pie y me extendió una de sus manos, con el fuego azul en ella y una sonrisa entre sus mejillas. Supe exactamente que ese sería el último segundo que pasara en esa dimensión, y ni siquiera lo pensé una segunda vez cuando estreché su mano y me puse de pie. Todo a mi alrededor volvió a tomar color, como si hubiéramos vuelto a la realidad, incluso pude volver a oír a Mabel y su licuadora.
No entendía nada, hasta que Bill hizo un gesto con la cabeza hacia el álbum de fotos que estaba abierto sobre el sillón, y pude ver perfectamente cómo yo desaparecía de todas y cada una de las fotografías como si nunca hubiera existido.
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MindScape •BillDip•
FanficLa existencia de ese leve odio hacia aquel castaño que alguna vez amó ya era malo, pero, ¿qué tan malo era verlo únicamente en la MindScape? •Secuela de Conociéndome a mí mismo. •Yaoi (chicoxchico) •Lenguaje vulgar. Créditos de la portada: @BooksLov...