Capítulo 19

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Comencé a sentir que todo a mi alrededor daba vueltas. Podía sentir mi corazón latir contra mis costillas y mi sangre agolparse en las puntas de mis oídos. El impulso de la adrenalina llegaba desde mi corteza cerebral, hasta cada ramificación nerviosa de mis extremidades. Estaba lista para correr y si era necesario; enfrentarme a lo que sea que hubiera invadido la fiesta.

- Merrick, vete a casa. — Dijo Alaric. Yo lo miré y negué con la cabeza.

- No me voy a ir. Voy a...

- ¿A qué? — Él me miró con severidad. — Te quitaste a Nicholas antes, sí. Pero no sabemos quién es el vampiro. ¿Qué vas a hacer? ¿Golpearlo con un sartén? — Al que quería golpear con un sartén era a él.

- Voy a rastrear. — Abrielle dijo y Alaric asintió justo antes de que esta desapareciera entre la muchedumbre.

- Por más que seas una molestia, no quiero hacerme responsable si te matan. — Fruncí el ceño y abrí la boca para decir algo, no necesitaba un sartén, podía usar mis puños sin pena. Entonces alguien interrumpió mis posibles amenazas cuando chocó conmigo. Una chica río mientras se tambaleaba como si estuviera en estado de ebriedad.

- Lo siento, me tropecé con mis agujetas. — Se disculpó entre risas y pronto volvió a su camino. Miré un momento mi hombro y vi una pequeña mancha roja. Llevé mis dedos a la mancha y enseguida noté que el líquido era tibio y algo espeso.

- ¿Es...?

- Sí. ­— Enseguida supo que era lo que yo estaba tratando de preguntarle, ni siquiera tuve que terminar de hablar. La mirada de Alaric se desvió a la chica y enseguida se fue tras ella.

Tragué saliva. Algo era cierto; yo no podía hacer mucho. Había logrado evitar que Nicholas me matara antes, pero nada me garantizaba que podría hacerlo de nuevo. Necesitaba irme de ese lugar antes de que algo peor sucediera y debía llevarme a Megan conmigo. Limpié mis dedos en el borde de mi camisa y comencé a correr en búsqueda de Megan.

Tropecé con mucha gente bailando y no podía encontrar a Megan por ningún lado, así que decidí salir del gimnasio y adentrarme en los pasillos. Mientras buscaba a mi amiga, pude ver a otro chico, con una herida profunda en el cuello, la sangre le escurría manchándole todo su disfraz. Pero ya no era capaz de diferenciar la sangre falsa de la real.

En mi búsqueda llegué hasta la cafetería, que estaba cerrada. Ya estaba empezando a perder la cabeza. Así que di media vuelta y me adentré por otro pasillo. Las luces parpadeaban y apenas era capaz de distinguir los rostros de los que estaban ahí. Entre tanto maquillaje y las luces estroboscópicas me entorpecían la vista. Pero de pronto la vi. Me acerqué corriendo y tomé su brazo, alejándola de un grupo pequeño de chicos. Ella se quejó, pero yo seguí caminando.

- Tenemos que irnos. — Le susurré al oído.

- ¿Qué? No. — Megan se revolvió y trató de soltarse, pero yo apreté mi mano lo suficiente para que no pudiera lograrlo. — ¡Merrick! — Paré en seco y la jalé más hacia mí, de modo que pudiera ver mi rostro.

- Tienes que confiar en mí. — Me miró con ojos confusos y entreabrió la boca. — Megan, por favor. Tenemos que irnos. — Tragó saliva y se quedó muda. Quisiera poder decirle todo ahora mismo, pero ni siquiera hay tiempo. — Sabes que no lo haría si no fuera necesario, solo escúchame por favor. — Cuando estuviéramos fuera, juro que le diré todo. Por fin ella asintió.

Entonces ambas comenzamos a correr. En ningún momento la solté, necesitaba asegurarme que ella estaba conmigo, así fuera necesario mantener mi mano sobre su brazo durante nuestro regreso. En nuestro trayecto nos ganamos varios insultos por parte de varias personas que estaban en la fiesta, pues no disfrutaban que dos muchachas estuvieran empujándoles a codazos. Finalmente logramos salir del instituto y corrimos por el estacionamiento también. Pero algo me hizo frenar, me detuve en seco y Megan me miró desorientada.

Transfusión | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora