Capítulo 7

1.5K 151 8
                                    

Toda la escuela se había enterado de la desaparición de Jordan y de sus amigos campistas. Todos hablaban de ello. Muchos murmuraban que el asesino de Newport tal vez andaba suelto por acá, pero otros decían que solo se trataba de una casualidad. Había gente que iba a acampar a Siuslaw de todo el estado.

Lo que sí era evidente era que todo el pueblucho estaba sumido en la preocupación, pues todos conocían a los chicos desaparecidos y era un gran tema del cual hablar aquí. Incluso, en mi clase de Ciencias Sociales nos dedicamos a hablar de eso.

A mí me dolía bastante la cabeza ya, estaba harta de todo el maldito asunto, pero había algo más que me preocupaba demasiado y es en lo que llevaba pensando casi todo el día. Y es que mi maldito sueño no había dado más que vueltas en mi cabeza, había algo irracional dentro de mí que me llevaba a pensar que esa pesadilla tenía algo que ver. Aunque mi lado pensante sabía bien que eso era completamente imposible.

- Te alaciaste el pelo. — Una voz masculina me tomó por sorpresa y di un respingo. Volteé para ver al dueño y di un segundo respingo. Alaric. — Te ves diferente. — Añadió en voz baja. Parecía que ese chico solo hablaba a susurros.

- ¿Por qué decidiste sentarte conmigo? — Le eché un vistazo al resto de la sala. Para mi pésima suerte mi maestra Geraldine se había puesto aún más enferma y no había venido a dar clases por semanas ya.

- No lo sé, digamos que me intrigas.

- ¿Disculpa? — Arqueé una ceja.

- Llamas mi atención y quiero descubrir porqué. — Sus palabras de alguna manera hicieron que todo mi cuerpo diera una sacudida.

- Eso no suena como algo que sea mi problema. — Dije y tragué saliva, concentrándome en las únicas tres palabras que tenía escritas en mi libreta.

- No, estoy seguro de que hay algo en ti... No eres como cualquier otra persona que haya conocido en este pueblo. — Aquello hizo que lo volteara a ver y frunciera el ceño. — Solo me das curiosidad. Comienzo a pensar que hay algo mal en ti. ¿Eres gay?

- ¿Qué? — Abrí los ojos de par en par y luego sacudo mi cabeza para después fulminarlo con la mirada. Vaya que había logrado hacerme enfurecer en un día que no tenía intenciones de tolerar a nadie. — ¿Qué demonios te hace pensar eso?

-Vistes como un chico. — Eso más bien pareció una excusa idiota e inventada en los últimos segundos para tener algo que responder.

- Visto como se me da la gana y soy una chica. — Espeté. — Además, eso es extremadamente homofóbico. — Agregué con disgusto, mirándolo de pies a cabeza. Él no hizo más que reírse.

- Ya, solo te estaba tomando el pelo, que además como ya te había dicho, se te ve muy bien hoy. — Él sonrió, mostrándome sus perfectos dientes blancos y se cruzó de brazos. — Pero bueno, me alegra saber que no eres gay.

- ¿Ah?

- No me gustaría perder el tiempo tratando de hacer que me beses si en realidad no quisieras besar a un hombre.

- ¿Qué mierda te pasa, Rohde? — Él se rio otra vez. ¿Cómo era posible que nadie notara lo imbécil y lo ruidoso que estaba siendo?

- Solo estaba bromeando. — Su estúpida sonrisa no se borraba de su rostro y sus cejas se alzaron un par de veces. — Pero vaya, sabes mi apellido.

- ¿Y?

- Yo no sé el tuyo.

- Si quieres besarme entonces lo mínimo que podrías hacer es averiguarlo. — Volví a mirar al frente, para tratar de ignorar al idiota que tenía al lado.

Transfusión | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora