Capítulo 13

1.2K 122 3
                                    

Había tanta neblina que apenas podía ver más allá de mi nariz, sabía bien que no existía forma alguna por la cual el conductor pudiera verme, incluso si en dado caso pudiera verme en ese momento, no serviría de nada si frenara. El colapso sería inminente. El auto iba demasiado rápido, incluso si hiciera caso a mi instinto e hiciera el intento de saltar, mitad de mi cuerpo quedaría arrollado con seguridad. Después de evaluar mis posibilidades, decidí que no me quedaba de otra más que prepararme para lo inevitable y aceptar el golpe que se venía.

Mi ultimo pensamiento se lo dediqué a mi madre y en lo que sentiría cuando se enterara que su hija fue atropellada a unos cuantos metros de su casa. Incluso me iría de manera patética.

Cuando de repente algo me golpea con fuerzas uno de mis costados y el auto pasó de mi como un borrón. Aun en shock y sin poder creer que seguía viva, comencé a recobrar mis sentidos y noté unas manos firmes en mis costillas.

- Carajo, Merrick. — Esa voz esa inconfundible voz. Alaric. — ¿Estas bien? — Levó sus manos a mi cara y quitó algunos mechones de mi pelo mojado. ¿Cómo pudo llegar tan rápido? Eché un vistazo para mirar donde estábamos. La carretera estaba a unos metros y nosotros nos encontrábamos entre los árboles, que además servían para cubrirnos de la lluvia que no parecía ceder pronto.

- ¡Alaric! — Apenas podía ver su rostro en la oscuridad, pero podía reconocer perfectamente su voz. Sus manos seguían sobre mi cuerpo, así que di un paso atrás y quebré un par de ramas bajo mi peso. — ¿De dónde diablos saliste?

- Te acabo de salvar la vida, Merrick. ¿De verdad eso es lo primero que vas a decir?

- Responde. — Insistí, ganándome un bufido de su parte.

- Estaba caminando, vi que te caíste de tu condenada bicicleta y luego te quedaste parada como idiota a esperar a que ese maldito auto te arrollara. — Espetó. — No podía quedarme parado a ver cómo te matabas.

- ¿Qué? ¿Me venías siguiendo?

- ¿Qué? — Pude notar que estaba comenzando a ponerse irritado, pero era la última de mis preocupaciones. Yo no me sentía cómoda con lo que había pasado, mis entrañas me decían que había algo más. — ¡No! Solo iba a mi casa. Porque hasta donde yo recuerdo somos vecinos. — Agregó con ironía.

- Eres un idiota. — Pasé las manos por mi cabello mojado. Mis dedos se enredaron y gruñí exasperada.

- ¡Te acabo de salvar la vida! ¿Así me lo agradeces?

- ¿Cómo llegaste? — Pregunté una vez más. Sabía bien que había algo que no me estaba diciendo. Casi podía paladear la mentira en sus palabras.

- Ya te lo dije.

- ¡No!

Pasé al lado de él, golpeándolo en el brazo con mi hombro intencionalmente y caminé casi a ciegas en búsqueda de mi bicicleta. Me acomodé correctamente la mochila y me aparté el cabello de la cara, pero debido a la lluvia seguía cayéndome en el rostro a pesar de mis esfuerzos. Acabé utilizando la linterna de mi teléfono porque no podía ver absolutamente nada. Di un par de pasos y por fin pude ver la bicicleta, pero había una parte que le faltaba. El maldito auto le pasó por encima y ni siquiera se detuvo a mirar lo que había golpeado, si hubiera sido yo quizás tampoco se habría detenido.

- Merrick. — Me llamó una vez más-

- ¿Qué? — Me volteé de golpe y pude verlo sosteniendo el manubrio de mi bicicleta.

- Así pudieras haber terminado tú, ¿sabes?

- Pero no gracias a ti. — Entrecerré los parpados y levanté mi bicicleta masacrada del asfalto. — ¿Cómo lo hiciste? — No habría forma que me hiciera cambiar de opinión hasta que dijera la verdad.

Transfusión | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora