Capítulo 36 - Final

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Era obvio que yo no estaba bien. Había perdido demasiada sangre y, además, aún no sabíamos que lo que me había hecho garantizaba que podría seguir viviendo. Entendía la preocupación de todos, pero yo necesitaba ver a mi madre. Alaric había hecho el vínculo con ella y la había hecho olvidar lo que había pasado en la noche, la hizo creer que yo estaba en casa de Megan. Pero yo necesitaba estar con ella, estuve a punto de morir, necesitaba de mi madre.

Era una sensación increíblemente extraña, me sentía ajena hasta en mi propio cuerpo. El mundo ya no era el mismo y jamás podría volver a lo que era antes, lo sabía bien. Sentía un increíble silencio en mis pensamientos, quizás mi cerebro estaba demasiado entumido para poder pensar en algo. Haber estado tan cerca de morir había tenido un gran impacto en mí.

- Por favor. — Murmuré. — Estaré bien. A Alaric no le encantaba la idea que me fuera, pero sabía que no podría hacer mucho para retenerme.

Se deshicieron del balde de sangre y de mi ropa, Abrielle me prestó un par de pantalones y una blusa blanca. Yo quería ir a mi casa, abrazar a mi madre como nunca lo había hecho, luego tomar un baño y dormir hasta que pudiera olvidar todo. No quería pensar en nada más. Lo que mas anhelada era estar en un ambiente familiar, sentirme en casa por un rato.

- Te acompaño a tu casa.

- No. — Negué. No quería que fuera conmigo. Él era una de las cosas en las que no quería pensar. — Mejor que me acompañe Abrielle. — Él hizo una mueca, pero no respondió. Suspiró y después de dos segundos, asintió. — Adiós.

- Adiós.

Salí de la biblioteca y me encontré con otros cuatro vampiros que me veían preocupados. El rostro de Nicholas se veía un poco mejor, pero aún se le notaban las cicatrices. Tal vez en un par de horas sanaría por completo, algo así había escuchado antes, solo que no le había puesto demasiada atención a quien lo había dicho. No podía decir lo agradecida que estaba con todos ellos, ellos ayudaron a que yo sobreviviera, de otra forma yo estaría muerta ahora mismo. Pero tampoco son completamente inocentes, ellos y Marianne tienen asuntos sin resolver y yo fui arrastrada a ese desastre. No planeaba decir nada.

Me acerqué hasta Abrielle, que estaba sentada en un banco al lado de la barra de la cocina súper moderna. Pude ver con el rabillo del ojo que Lionel y Rachel iban hacia la biblioteca y se alejaban de donde estábamos.

- Oye, Alaric insiste en que no vaya sola a mi casa. — Me crucé de brazos y solté aire. — Yo creo que no es necesario, me siento bien...

- Te acompaño. — Me interrumpió. Se puso de pie de un brinco y sin perder el tiempo comenzó a caminar hacia la puerta principal. No hice nada más y me dispuse a seguirla. Yo aún me sentía decaída y hacer cualquier movimiento rápido terminaba por marearme. La pérdida masiva de sangre sin duda alguna me estaba afectando — Tienes que saber lo que pasó en la escuela, Merrick. — Dijo una vez que estuvimos afuera de la casa.

- Bien. — Asentí. Aun no tenía mucha información de lo que había pasado con Marianne y con el resto de sus vampiros. Poco después de que Alaric y yo nos levantamos, no hablamos mucho de la situación.

- Bueno, Marianne tenía muchos más vampiros de lo que pensamos, eran poco más del doble que nosotros. Los vampiros eran jóvenes, pero eran tantos... No sé qué hubiera pasado si Lionel no hubiera estado con nosotros. — Balbuceaba un poco. Mi casa no estaba muy lejos ya. Yo solo quería llegar. — Y ese chico de la escuela, Jordan. Estaba con ellos.

- Lo sé. — Suspiré. Rodeé mi cuerpo con mis brazos y seguí caminando despacio, pues, aunque quisiera ya llegar, si aceleraba un poco, comenzaba a sentirme mal.

Transfusión | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora