CAPÍTULO IV

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Claudia no pudo dormir, recordaba las palabras de su padre una y otra vez, "Perderás tus privilegios", ¿Cómo pretendía Antonio que ella actuara con sumisión si siempre hizo todo lo que quiso sin encontrar impedimentos al respecto? y además ¿Cómo había sucedido eso? Todo era culpa de Plubio, lo odió, y por un instante deseó que no regresara que fuera emboscado como Lucio y muriera. Él arruinó su vida y la relación con su padre, merecía la muerte y lo anheló con todo su corazón.

Se levantó y bajó a desayunar, para su sorpresa su padre no estaba esperándola como siempre, por lo que tuvo que desayunar sola.

-¿Dónde está? _Quiso saber Claudia con desgano a Azeneth

-Salió muy temprano, ¿Algo ocurrió entre ustedes verdad? se le veía muy turbado esta mañana.

Claudia se refugió en los brazos de la anciana y rompe el llanto. Lloraba de rabia, decepción y tristeza, como cuando era niña y algo le era negado, sólo que esta vez su padre no cumpliría su capricho, está vez él no correría a abrazarla y consolarla.

-¿Qué ha sucedido?, ¿Acaso discutieron?

-No me preguntes no quiero hablar sobre eso. Dejó alguna instrucción para mí antes de irse

-No, pero se llevó a Adastros.

-¿Qué día es hoy Azeneth? _Claudia se queda pensativa. –Claro es día de mercado, se fue a comprar los esclavos y no me llevo con él.

-Para que el señor actuara así debió pasar algo muy serio entre ustedes.

-Oh Azeneth creo que lo he desafiado hasta el límite, mi padre me odia.

-Jamás diga eso, él la ama, es lo más importante en su vida, él respira a través suyo mi señora.

-Eso fue antes, lo he perdido Azeneth, he perdido la confianza de mi padre, lo he decepcionado.

-¿Que falta tan grave pudo cometer mi señora para el señor piense así?

-Mi insensatez, y no sé cómo reparar lo que he dañado.

-Oh mi señora, ¿Cómo puedo ayudarla?

-No hay marcha atrás, está hecho.

-No entiendo por qué dice eso.

-¿Dónde está Dedrick?

-Está por las caballerizas. Quiere que vaya a buscarlo.

-Dile que llegue al sauce, necesito hablarle urgente.

-Sí mi señora. -La anciana se retira.

Transcurrieron cerca de viente minutos, Claudia se convenció que él no llegaría. Sabe que lo lastimó el día anterior, no dio la respuesta que él esperaba escuchar. El mismo día había decepcionado a dos personas que amaba, jamás se sintió tan sola y deseó que su madre estuviera con vida para poder compartir con ella esta pena.

-Me dijo Azeneth que quería verme mi señora.

La voz de Dedrick la sacó de su contemplación. Se alegró mucho de verlo, tanto que sin pensarlo corrió hacía él y lo abrazó. Dedrick dudó un instante qué hacer, sus brazos quedaron suspendidos pero cuando Claudia comenzó a llorar, su corazón se compadeció y correspondió a su abrazo, espero a que Claudia se desahogara y le contara que estaba ocurriendo.

-Perdona, perdona. -Repetía Claudia entre sollozos. -Perdona por no saber qué contestar ayer, estoy tan apenada.

-Se encuentra en este estado por eso o hay algo más que la atormenta.

Claudia le cuenta todo a Dedrick desde el hecho de que Lucio pudiera estar con vida hasta la discusión con su padre por Plubio.

-Entonces el joven Centurión vive.

-No es seguro aún, son sólo rumores.

-¿Y qué pasaría si fuera cierto? y Plubio Casio trae de regreso a su hijo ¿Te casarías con él?

-He dado mi aceptación a esta unión.

-Eso significa un sí.

-Sí, pero Dedrick lo que siento por ti es real.

-Una razón más para olvidar esta locura.

-No, yo te necesito Dedrick, más de lo que crees.

-No Claudia, lo que buscas es consuelo, alguien que te escuche, que esté contigo.

-Te necesito a ti. -Agrega ella.

-¿Lo amas? ¿Amas a Lucio?

Ella mueve la cabeza en afirmación.

-Entonces que capricho tienes conmigo. El capricho de una niña rica que nada le ha faltado en la vida y siempre logra lo que quiere.

-No hables así, eso no es cierto, no eres un capricho, estoy enamorada de ti y de él, de ambos.

-Eso es un dilema mi señora, que tendrá que resolver sola.

-No puedo creer que te expreses así.

Dedrick intenta retirarse pero ella lo detiene tomando su mano.

-No, escucha por favor.

Claudia toma asiento en el banco y él meditándolo unos segundos, se sienta a su lado

-Mi madre murió cuando tenía cinco años, una extraña fiebre se la llevó de nuestro lado y no sólo a ella, ése día también lo perdí a él. Mi padre comenzó a viajar con frecuencia, nunca estaba en casa y cuando llegaba se quedaba dos o tres días máximo y volvía a partir. Azeneth y Adastros fueron mi compañía, tuve institutrices, pero no el amor de una familia, tuve cosas materiales, pero me faltó afecto y cariño. Nada llena ese vacío, lo único sincero que recuerdo en esa época es a Lucio. Jugaba conmigo a pesar de ser niña, mi defensor, mi amigo incondicional y tiempo después llegué a quererlo de otra forma, pero cuando inició su carrera militar nos alejamos un poco, él viajaba constantemente, se iba durante meses, así que técnicamente pasaba sola. Quizás mi relato no te parezca tan triste, pero sí sé lo que es perder alguien amado y no tener a nadie más que a ti mismo, así que no te atrevas a juzgarme, no sabes nada de mí.

Dedrick se pone de pie y sin mirar a Claudia se aleja, pero analizando su comportamiento se detiene y sin darse vuelta le dice: -El aprecio que siento por usted no ha desaparecido, pero le ruego no insista en un "Nosotros" ya que no existe tal cosa. Mantengamos nuestra relación como debe ser "Amo" y "Sirviente". Cuenta con mi agradecimiento porque he recibido un buen trato desde que llegué aquí, por lo cual, le debo mi lealtad.

-Hablas como si se tratará de un deber que te ata a mí.

-Un deber que cumpliré con el último aliento de mi vida.

-Es todo, ¿Te olvidas de lo que nos hemos dicho?

-No lo olvido mi señora, sólo que a diferencia de usted, sé cuál es mi lugar.

Después de decir esto se encamina hacia las caballerizas, Claudia lo deja marcharse sabía que no valía la pena tratar de discutir con él, ya había expresado sus sentimientos y comprendía que nada de lo que ella agregara cambiaría el giro que tomaba su relación con Dedrick.

Claudia: Belleza Indomable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora