CAPITULO XXXII

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Virgilio había mandado a un explorador para que se adelantara y comunicara sobre su regreso, así que cuando llegaron a la residencia de Claudia ya Antonio sabía que su hija venía de camino y la estaba esperando. Él prosiguió con el resto de sus hombres y otro ocupo el lugar de Lucio en la carreta ya que éste insistió en quedarse con Claudia, lo que ella agradeció porque no se veía enfrentando a su padre sola.

El trayecto hasta llegar a las dos estatuas de mármol que custodiaban la entrada de la morada se hizo muy largo. Su corazón palpitaba temeroso y por un momento sintió que sus pies echaban raíces y no podía moverlos.

-¿Claudia? -Pregunta Lucio observando la actitud de su prometida.

-No puedo hacerlo, él no me va a perdonar.

Las manos de Claudia temblaban no pudiendo evitar sentirse tan angustiada.

-Eso no es cierto, Antonio te ama y puedo asegurarte que te recibirá con los brazos abiertos.

-¿Y si no es así? y sí él......... -Sus palabras son interrumpidas ya que su mirada se encuentra con la de Azeneth.

-Oh acaso mis cansados ojos me están engañando y estoy viendo fantasmas.

-"Azeneth" -Claudia corre a su encuentro y la abraza emotivamente.

-Oh mi señora, ha regresado, gracias a los Dioses. -Ambas mujeres lloraban de emoción por aquel reencuentro.

-¿Y el señor Lucio está con vida?

La anciana se acerca a él y toca su cara con incredulidad.

-Te dije que lo encontraría, ¿O no Azeneth?

-Debo avisar, el señor la está esperando ansioso.-Ha vuelto.
-Grita la anciana. -Ha vuelto.
-Repite y se adentra en la casa.

Lucio toma la mano de Claudia para infundirle valor y la siguen. Llegan al patio interno y para sorpresa de ambos Antonio no estaba solo, Plubio lo acompañaba.

-"Claudia" -Expresa Antonio no pudiendo contener la alegría en su voz.

-"Lucio" -Plubio corre al lado de su hijo y lo abraza.

Antonio se acerca a Claudia con precaución y la envuelve entre sus brazos, tan fuerte que Claudia siente opresión en sus costillas pero no le importa, estaba a salvo, en casa y con su padre. Ambos padres saboreaban aquel momento, el reencuentro con sus respectivos hijos.

-¿Por qué lo hiciste? -La interroga Antonio no con tono de recriminación sino más bien de curiosidad.

-Perdóname padre, no podía darme por vencida.

-Y me alegro que no lo hayas hecho. -Esta vez fue Plubio el que habló.- No apruebo lo que hiciste y sigo pensando que tu comportamiento no es el adecuado, pero has traído a mi hijo de vuelta y por eso te estaré enteramente agradecido.

-Prométeme que nunca más harás una locura como ésta.

-No si tengo a mi esposo a mi lado.

Lucio se dirige a su padre:
-¿Podemos hablar? -Plubio  y él se alejan al otro lado del patio.

Antonio vuelve a abrazar a Claudia, no hay más reproches, ella había regresado y eso era lo importante.

-¿Y Dedrick?

-Él decidió quedarse con su gente

-Comprendo, ¿lo vas a extrañar?

-Sí padre, de no ser por él, Lucio no estaría aquí ni yo tampoco.

Plubio se acerca con Lucio a su lado, ya le había comentado su deseo de ser dado de baja con honor.

-Parece que siempre obtienes lo que deseas ¿O no Claudia? -Plubio deja salir el comentario mirando a su hijo.

-¿Y qué ha decidido al respecto? Quiere saber ella

-Creo que Lucio ya ha soportado bastante estos últimos meses, hablaré a su favor y haré la solicitud, diré que su estado mental no es apropiado para seguir con su carrera militar, lo aprobarán, me lo deben.

-¿De qué estamos hablando?
-Antonio luce intrigado.

-He decidido no ser más centurión, la verdad no me siento apto para este cargo ni ningún otro y prefiero estar al lado de mi esposa.

Claudia se refugia en los brazos de Lucio ahora sí era completamente feliz.

-Quizás necesite un socio con sus negocios Antonio. -Dice Lucio sonriendo.

-Claro, yo estaba por retirarme.

-Ni se te ocurra Lucio abandonarme para ir a tierras lejanas a negociar.

-No he dicho eso, nunca me volveré a separar de ti, hablaba más bien a nivel de Roma y sus alrededores. Además he hablado con mi padre, puedo seguir sirviendo en la milicia pero honoríficamente.

Lucio ve la expresión de desacuerdo en el rostro de Claudia.

-No es lo que piensas, por mi experiencia con nuestros enemigos quiero al menos entrenar a nuestros nuevos soldados, creo que le debo eso a Roma.

-Tenemos que celebrar en grande.
- Pronuncia Antonio con una amplia sonrisa. -Nuestros hijos están de regreso y además creo que una boda está pendiente.

Al decir esto Claudia se sonroja y vuelve a ver a Lucio.

-A lo grande. -Añade Plubio.
–Bienvenida a la familia hija.

-Gracias Plubio, lo valoro mucho.

Los cuatro ingresan a la vivienda.

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Oki, hasta aquí llega el primer libro, actualizaré un capi de la segunda parte, espero les guste. De antemano les advierto que la historia da un giro inesperado, para los que han leído mis historias, saben que conmigo nada es seguro. 😉

Claudia: Belleza Indomable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora