CAPITULO XV

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-¿Cómo has podido padre?, apenas y estoy superando el luto por la pérdida de Lucio y me comprometes con otro hombre, ¿Qué pensará Plubio de esto?

-El propio Plubio ha anulado el compromiso y está de acuerdo con mi elección.

-¿Qué? ¿Puede ser eso posible? –Apunta Claudia indignada. -No cuenta acaso lo que yo piense o sienta.

-Teníamos un trato y lo he respetado, en memoria de tu madre he cumplido, pero lamentablemente las cosas se dieron de otra forma, y ahora me toca a mí tomar la mejor decisión para tu futuro.

-¿Y si Lucio estuviera con vida? ¿Me casarías aun con Virgilio?

-No, pero no es el caso, acéptalo, y no voy a discutir contigo sobre esto, anunciaré tu compromiso con Virgilio en la celebración de tu cumpleaños y espero que te comportes adecuadamente, como la dama que eres, y honrando y respetando aunque sea una vez en tu vida a tu padre que no quiere más que tu bienestar. ¿Tengo tu palabra Claudia que actuarás debidamente? asistirá gente muy importante incluyendo al Senador Aurelio Quinto, por favor te ruego que me apoyes en esto.

-Apoyarte dices, aprobando una unión que no deseo, casándome con un hombre que apenas conozco y cuando la memoria de Lucio aún está fresca.

-No discutiré contigo Claudia, este matrimonio se llevará a cabo con o sin tu consentimiento. Virgilio es un buen hombre, deberías darle una oportunidad.

-¿Puedo retirarme padre? –Los ojos de Claudia se humedecen, conteniendo el mar de lágrimas que amenazaban con salir.

-No hasta que me prometas que te comportaras en tu cumpleaños y fiesta de compromiso.

-Lo prometo.

-Por la memoria de tu madre, hazlo.

-Te prometo por la memoria de mi madre que no tendrás reproche de mi comportamiento el día de mi funeral.

Antonio sonríe con amargura por el sarcasmo de su hija pero más tranquilo al escuchar lo que quería.

–Puedes retirarte.

Claudia sale de la casa, siente que el aire le falta, por lo que respira profundo tratando de oxigenar sus pulmones. Se sienta en el borde de la fuente de Ninfas y es vista por Azeneth quién se acerca a ella.

-Mi señora, ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué luce tan triste?

-Porque mi vida se acabó Azeneth, soy la mujer más desdichada de Roma. -Y diciendo esto se levanta y corre con rumbo al sauce, a su refugio. Al llegar se tumba sobre el suelo y comienza a llorar, su pecho parecía estar abierto, ya que brotaba un dolor que sólo sus lágrimas parecían aplacar.

-Claudia. _Aquella voz conocida hace que mire al recién llegado.

-Déjame sola. _Le pide. –No quiero que me veas así.

-Azeneth me comentó que te vio muy mal, ¿Qué ha pasado?

-Vete. -Le grita Claudia, ya que lo único que quería era llorar su pena.

-¿Estás segura que quieres estar sola? -Advierte Dedrick con serenidad.

-No y sí. -Contesta ella apenas ahogando su llanto para hablar.

-Cuéntame. -Y al decir esto se sienta a su lado, ofreciéndole un pañuelo el cual ella toma limpiando su rostro.

-Mi padre como tanto temí ha formalizado mi compromiso con otro hombre, y no puedo oponerme ya que existía un acuerdo que al cumplir dieciocho me veo obligada a aceptar.

-¿Y tu compromiso con el Centurión?

-Obviamente no puedo casarme con un difunto.

-¿Y cuando harán el anuncio?

-En mi cumpleaños, dentro de una semana.

Dedrick guarda silencio, se queda pensativo mirando hacia la cascada de hojas que los cubría.

-No puedo casarme con este hombre ni con nadie más, mi corazón ya tiene a quién amar.

-¿Te refieres a Lucio?

-No Dedrick, me refiero a ti.

-Ya hemos hablado sobre eso

-¿Me amas?

-No importa lo que yo sienta, es imposible lo nuestro.

-Pide tu libertad, dile a mi padre que deseas regresar con los tuyos y llévame contigo.

-¿Qué? -Dedrick se pone de pie, luce consternado.

-Cómo escuchaste, mi iré contigo.

-Claudia, lo expresas como si fuera tan simple.

-Lo es, te seguiré a donde quieras.

-Lo haces porque tu padre te va a casar en contra de tu voluntad, pero si no fuera de esta manera ¿Me hubieras hecho tal petición?

-Quizás no, Cornelia siente que Lucio está con vida, que su corazón de madre se lo indica, pero ¿Qué seguridad hay de eso? Además, con lo sucedido a Plubio no creo que intenten otra misión de rescate, vivo o no Lucio no regresará y aunque lo hiciera ya no estoy tan segura de querer estar con él.

Dedrick refleja su contrariedad al escuchar esto.

-Te amo Dedrick, no sé porque es tan complicado de entender, ¿Por qué rechazas mi amor? y no digas que lo nuestro no puede ser, porque nada es imposible.

-Claudia digamos que acepto tu proposición y hago lo que me dices, escapamos juntos, ¿Qué crees que sucederá luego? Te diré lo que sé pasará, tu padre te buscara entre cielo y tierra, tiene las suficientes influencias para mandar a todo un regimiento en nuestra persecución. Eso por un lado, omitiendo el hecho que estás acostumbrada a lujos y una vida cómoda, no durarías mucho en un ambiente hostil, y viviendo como lo hacen nuestras mujeres. No habrá nadie que te atienda o te prepare los alimentos, no usarás ropa fina, ni joyas, no estás preparada.

Claudia baja la cabeza, no había analizado esas cosas, sabía que Dedrick hablaba con la verdad.

-Entonces mi destino es convertirme en la esposa de Virgilio, no tengo otra opción.

Ahora Claudia se mantenía en pie frente a Dedrick, sus ojos demostraban gran aflicción pero a la vez resignación.

-Que así sea entonces. -Sin volver a ver a Dedrick se marcha con rumbo a la casa.

Dedrick la mira marcharse, desea detenerla pero ¿Qué podía él hacer? no tenía nada que ofrecerle, sin embargo la idea de verla con otro hombre le molestó. Sólo había una persona a la cual le tenía la suficiente confianza para preguntarle, la única persona que conocía sus sentimientos por Claudia, de esa conversación dependería el giro de su relación con ella.

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Bueno, cuotas cumplidas por hoy, ahora hasta el otro lunes si Dios lo permite.
Espero les vaya gustando la historia. Apoyo mucho sus votos y comentarios, así sé que es de su agrado.
Saludos y feliz inicio de semana.

Claudia: Belleza Indomable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora