Capítulo 2

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Sus recuerdos siempre la mataban por las noches. En especial aquel que había estado atormentándola durante toda su estadía en la nueva raza. En ese momento, estando cerca de la hija de su amante, lo recordó nuevamente.

Se echó a llorar, todo sucedió tan rápido y ahora todo se tornaba en una cuenta regresiva para que perdiera la cordura. Se sentó en la cama luego de dejar el arma en la mesa de noche, abrazó sus piernas y su esposo se lazó a abrazarla. Ella lloraba tan desconsoladamente. Le dolía el cuello. 

—¿Qué pasó? —dijo ella mientras sollozaba. El rubio acarició su cabello y fijó su mirada en el cuello de su esposa, mientras su interior se llenaba de rabia. Nunca sintió tanto odio. Le prometió a sus suegros cuidarla y justo en el momento, no pudo hacer nada. —Solo mátame... —agregó la castaña viendo a los ojos a su esposo. Ninguno pudo decir nada más. Ella no quería morir y él no iba a matarla. Las palabras del visitante nocturno se repetían en sus mentes; "Volverás a mí, Irina, todo cuando sea el momento indicado". Ella empezó a cambiar desde adentro. Ella empezó a necesitarlo.  

Se perdió en sus pensamientos hasta que la joven la hizo volver al presente.

—Irina, ¿estás enamorada de mi padre? —preguntó Juri con curiosidad. Notó como una lágrima bajaba por la mejilla de la mujer.

Aquella asintió pero no quiso darle ninguna palabra a la chica, a pesar de responder a su pregunta en sus propios pensamientos.

—Por supuesto que sí. Me enamoré del agresor de la noche que entró a mi casa hasta dar conmigo, me paralizó no solo a mí, sino a mi esposo. Lo hizo ver. Mordió mi cuello, succionó mi sangre. En ese momento solo pude tener miedo, sabía que pronto iba a empezar todo. Él iba a dominarme. Maldito. Pero al reencontrarnos, muchos años después, no pude evitar enamorarme. Lo odiaba, sí, y con todo mi ser. Pero me enamoré. Lo amé. Sufrí, lloré, rogué a sus pies. Necesitaba de él. Maldito el momento en el que tuve que ser yo. Maldito el momento en el que me escogió. Maldito el momento en el que lo amé. —pensó agachando la mirada. 

Nuevamente, la jovencita rompió el silencio.

—Iré a la academia Cross. —comentó para hacer que Irina levantara la mirada hacia ella, una mirada sorprendida.

—Tu padre... —iba a decir, pero Juri la interrumpió.

—Mi padre es quien me ha dicho que lo haga. Necesita que me mantenga cerca de mi hermano, aunque con exactitud no sé para qué. —soltó el comentario con un tono fuerte, luego de ello suspiró y calmó su tono de voz. —Quizá quieras que le diga algo a tu esposo y a tus hijos, o que les entregue algo. —dijo posando su mano en el hombro de aquella mujer que la observaba aún con confusión. La mujer asintió.

—¿Cuándo te vas? —preguntó la castaña.

—Esta noche, empezaré con las clases mañana. —respondió volviendo la mirada a sus pies. —Aunque estoy nerviosa, nunca he visto a Kaname, mi primo, y sé que tiene un carácter demasiado fuerte como para tratarlo. —agregó.

—Si lo conoces bien, te das cuenta que es bastante bueno. —comentó la castaña.

—¿Lo conoces? —preguntó la chica abriendo los ojos un poco más de lo habitual, aunque no dirigió su mirada a Irina.

—Sí, lo conozco, llevó a mi hija a mi casa cuando estuvo en peligro. Es bueno, vaya que lo es. —agregó a su comentario.

—Espero todo salga bien, realmente no quiero llegar a causar revuelo. —dijo en respuesta Juri, suspiró y nuevamente miró a Irina a los ojos mientras esbozaba una sonrisa. Casi nunca lo hacía e Irina no entendía bien porqué lo hizo en esa ocasión. —Bien, ¿qué quieres que le dé a tu familia? —preguntó.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora