Capítulo 37

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Juri no podía creer lo que había escuchado decir a su primo. Se negaba a creer lo que él estaba dispuesto a hacer.

—Iré a ayudar a Kaname y enfrentaré al abuelo. —dijo Takuma. Juri negó con la cabeza mientras se acercaba para abrazarlo.

—Es peligroso, puede que no vuelvas. —dijo ella mientras se negaba a soltarlo. Él la abrazó con fuerza mientras acariciaba su cabello, teniendo la cabeza de la chica apoyada en su pecho.

—Si no vuelvo, quiero que estés bien y busques la manera de ser feliz. —dijo el rubio y su prima negó con la cabeza repetidas veces, mientras de sus ojos salían varias lágrimas.

—No digas eso, idiota, deja que Kaname se encargue de eso. No puedo darme el lujo de perderte. Es algo que simplemente no quiero. —dijo ella mientras lo miraba a los ojos. Él tomó la mejilla de la chica y la acarició, mientras se acercaba a dar un profundo y prologado beso en los labios de aquella chica, que se negaba a creer lo que él quería hacer.

Al separarse, él dio un beso en la frente de Juri y se alejó un poco. Takuma se acercó a Senri y se agachó un poco. Aún tenía la mano de Juri agarrada. 

—Despierta, amigo. Juri te necesita. —dijo mientras acariciaba la mano de su chica. Finalmente, soltó su mano y caminó hacia la puerta. Juri permaneció llorando, cada vez más desconsolada. Corrió hacia el rubio y se puso frente a frente con él, tapándole el paso.

—Voy contigo. —dijo ella.

—No, Juri, no podría permitirme que mueras. Te quiero a salvo. Además, Senri te necesita a ti más que a nadie. —dijo y ella nuevamente lo abrazó.

Comprendía los motivos por los cuales Takuma quería ir a enfrentar a Asato, el hombre había hecho tantas cosas malas y había defraudado a Kaname. Así, Takuma no le fallaría como amigo. Estaba dispuesto a acabar con la línea Ichijô solamente para devolverle todo lo hecho a Kaname.

Luego de abrazarlo por al menos cinco minutos y que Takuma permitiése que Juri bebiera un poco de su sangre y viceversa. La chica finalmente lo soltó y sin ver atrás, permitió que saliera.

—Te amo, Takuma. —dijo ella sabiendo que él iba a escucharla.

El chico recién había atravesado el umbral de la puerta y sonrió al escucharla, limpió una lágrima que bajaba por su mejilla y respondió.

—Te amo, Juri. —dijo en respuesta a su chica y ella lo escuchó. 

Finalmente, probaría su valor ante Asato y su amistad ante Kaname. 

Caminó a su habitación y tomó una katana que había sido regalo de su abuelo. Salió de su habitación y bajó a la planta principal para luego salir hacia el campus, para tomar camino al Consejo de Ancianos, que no estaba demasiado lejos.

Antes de poder continuar con tranquilidad su trayecto, se topó con Akatsuki y Hanabusa, quienes sabían perfectamente la misión que el propio Takuma se había encargado. Se despidieron de él y Takuma posó su mano en el hombro de Hanabusa.

—Te pido que cuides de Juri si yo no vuelvo. No me perdonaría si el resto de sus días la pasa sola y triste. Quiero que la hagas reír, que le recuerdes todo lo bueno que existe. Sé que la aprecias mucho, lo he notado. —dijo y Hanabusa se sorprendió. Takuma continuó. —Quiérela y hazla sentir con vida de nuevo. —pidió a su amigo y sin esperar respuesta, se alejó y caminó directo a su destino.

—Lo haré... —respondió Hanabusa sabiendo que probablemente, sería la última vez que vería a su buen amigo.

Takuma continuó caminando sin parar, sin detenerse por nada. 

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora