Capítulo 4

123 9 0
                                    

La de cabello negro atravesó el umbral de la puerta del dormitorio de la luna y rápidamente, todas las miradas se volvieron a ella. Lamentablemente todos la conocían y muy bien.

Respiró profundamente esperando no mover tanto la mirada para encontrar a alguno de sus primos o a su hermano. Rápidamente pudo cruzar miradas con su hermano, quien venía bajando las gradas junto a Takuma. 

—Listo, tus cosas ya están en tu habitación. —comentó el pelirrojo acercándose a su hermana mientras acomodaba sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón.

—Gracias. —dijo Juri en respuesta.

—¿De qué hablaste con el anciano? —preguntó con curiosidad su primo.

—Ya sabes de qué, Takuma. —respondió la pelinegra para luego dar un suspiro.

—Claro... —musitó el rubio asintiendo.

Por un momento, el salón se mantuvo tranquilo y callado, como si nadie estuviese allí, a pesar de todos los presentes. La razón por la cual éste se había mantenido callado y lo único que se escuchaba eran unos pasos bajando de las gradas por las cuales Takuma y Senri habían bajado, era porque el líder del dormitorio, el joven hijo de Haruka y Juri Kuran, Kaname venía bajando por ellas.

—Es un gusto tenerte aquí, Juri. —dijo el joven observando fijamente a su prima con aquellos ojos hipnóticos que tenía, podían causar que una multitud callara. 

La joven no pudo responder, podía notar la manera en la que su propio primo resultaba ser alguien que intimidaba a otros con una sola mirada. Aunque lo comprendía, era un Kuran. Le recordaba mucho a su padre, que podía hacer lo mismo con tan solo una mirada. Eran tan similares, aunque ella no iba a decirle eso. Comprendía perfectamente el "odio" que Kaname tenía hacia Rido, sentía que era suficiente con tener que aguantar a los dos hijos del hombre que asesinó a Haruka.

—Necesito hablar contigo, por favor, acompáñame. —dijo él dándose la vuelta para volver al trayecto del cual había venido. Ella lo siguió, y mientras lo hacía y subía por las gradas, pudo notar nuevamente aquellas miradas de odio que le daban los estudiantes de la clase nocturna, los de su propia especie.

Siguió a su primo sin decir ni una sola palabra hasta que llegaron frente a una gran puerta. 

—¿Qué hay ahí? —preguntó ella al ver cómo se detenía el chico.

—Nada más mi oficina, tranquila. —respondió en un tono bastante calmado, luego de ello, río muy bajo, sin embargo, ella pudo escucharlo.

—Claro. —suspiró la chica.

Él abrió la puerta y dejó que su prima entrara primero y ella así lo hizo.

Cerró la puerta detrás suyo y caminó por el lugar. Le indicó a Juri que se sentara y para no discutirle, ella lo hizo. Pudo observar el lugar y le pareció demasiado tétrico hasta para un Kuran. A pesar de ello, ella comprendió que él seguía en una depresión profunda, no solo por haber perdido a sus padres sino por también haber perdido a su hermana menor.

Pasaron un par de minutos para que, luego de rondar por toda la oficina, Kaname se dignara a hablar.

—¿Por qué estás exactamente aquí? —preguntó mientras veía a través de la ventana el cielo nocturno y la gran luna brillante.

—Él me lo pidió. Pero no sé muy bien porqué. —respondió procurando sonar sincera ante su primo.

Kaname calló, y luego de un momento, Juri pudo escuchar un suspiro de su parte.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora