Capítulo 25

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Para Hanabusa fue demasiado difícil darse cuenta que tenía sentimientos por Juri, fue un completo martirio tener luego que aceptar que ella nunca iba a sentir lo que él sí. Ella tenía ojos únicamente para Takuma y era claro que nadie en el mundo iba a evitar que ella sintiese todo eso por él. Nadie iba a quitarle a Juri el amor por Takuma, así como nadie iba a quitarle a Takuma el amor por Juri. Eran el uno para el otro. Estaban verdaderamente destinados a estar juntos.

Pero a Hanabusa le dolía tener que admitir la realidad, tener que verse día con día al espejo y aceptar que Juri nunca iba a sentir por él lo que él por ella sí. Tenía que resignarse a quedarse callado y aceptar la realidad, no era su eternidad y jamás lo sería.

Y ahí se encontraba, observando las estrellas desde el jardín del Dormitorio de la Luna. Intentaba despejar sus pensamientos y dejar de pensar en ella, pero le era realmente imposible. ¿Serían las cosas diferentes si él no hubiese sido tan arrogante con ella desde el primer momento? ¿Sería Juri su eternidad si él no hubiese sido grosero con ella desde el primer día?

Esas preguntas le daban vueltas por la cabeza y se sentía verdaderamente arrepentido de haber sido de esa manera cuando ella llegó a la Academia Cross. Ella nunca había tenido la culpa de todo lo que su padre hubiese cometido.

Pero ahora para Hanabusa era tarde. Iba a quedarse con el deseo latente de querer expresarle sus sentimientos, de poderle decir que quisiera con todas sus fuerzas ser Takuma, de poder estar en su lugar. Pero sabía que nunca lo lograría. 

Se conformaba con soñar con alguna posibilidad con Juri, aún sabiendo que eso era rotundamente imposible. Le gustaba quedarse dormido pensando en ella y soñar que él estaba en el lugar de Takuma.

Su sueño favorito era en el que sentía a Juri morder su cuello y beber su sangre. Sabía perfectamente que no era algo posible, pero a pesar de que se lo dijera a sí mismo una y otra vez, le encantaba pensar que algún día eso pudiese suceder. Se lastimaba al pensarlo, pero eso a él no le importaba. 

Desde donde estaba podía ver los balcones de la habitación de Juri y sentía que debía ir hasta ahí solo para verla. Pero al saber que estaba con Takuma, se arrepentía de pensarlo. 

Sus pensamientos, deseos, miedos y sueños se vieron interrumpidos por la presencia de Akatsuki, quien en silencio se sentó a su lado. Hanabusa se acomodó y se sentó sin querer ver a los ojos a su primo. Sabría de inmediato que algo pasaba por su mente si lo veía. No quería que nadie supiera sobre su amor por Juri, o si era solamente atracción, quería mantenerlo en secreto.

Pero Akatsuki no era idiota y sabía que algo pasaba con Hanabusa.

—¿Qué tienes? —preguntó el de cabello naranja a su primo. —Estás extraño desde lo que pasó con Ruka. —agregó y el rubio negó con la cabeza.

—Nada... —aseguró Hanabusa, aún sabiendo que mentía. Nunca se le había dado mentir y eso Akatsuki lo sabía muy bien.

—No soy tan idiota como para creerte eso, Hanabusa. —dijo Akatsuki levantando una ceja mientras veía de manera seria y firme a su primo. 

El rubio finalmente levantó la mirada y miró fijamente a su primo.

—¿Quieres saberlo en verdad? —preguntó en un tono bastante frío. Le costaba tener que admitir para sí mismo lo que sentía por Juri y ahora se veía obligado a decirle a Akatsuki lo que realmente estaba sucediendo.

Respiró profundamente mientras veía que su primo asentía.

—Estoy sintiendo algo por alguien, pero ella no me ve de esa manera y ya tiene a alguien para su eternidad. —aclaró Hanabusa sin dejar de observar de manera fija a Akatsuki.

El otro chico suspiró.

—¿Es Ruka? —preguntó dudando un poco. Hanabusa rápidamente negó con la cabeza. Le causaba un poco de gracia que Akatsuki pensara que él sería capaz de destruir algo por lo que vio a su primo luchar por demasiado tiempo. —¿Entonces? —preguntó nuevamente.

Hanabusa suspiró mientras negaba con la cabeza y cerraba los ojos. Tener que admitir quién era aquella que se robaba sus miradas y suspiros era algo que no tenía planeado. Quería tenerlo en secreto, aunque posiblemente le aliviaría que alguien que él consideraba demasiado importante para su vida lo llegase a saber.

—Es Juri. —admitió el rubio para causar una enorme sorpresa en su primo. 

En ese preciso momento, Ruka venía saliendo por la puerta principal mientras caminaba hacia ellos y se sentaba entre ambos.

—¿Qué pasó con Juri? —peguntó a ambos mientras recostaba su cabeza en el hombro de Akatsuki.

Hanabusa suspiró, ahora parecía que debía contarle a Ruka también. No le incomodaba, ya que confiaba en ambos como para poder decirlo, pero no confiaba en sí mismo como para revelar su secreto.

—Estoy... —empezó a decir y suspiró nuevamente. —Estoy enamorado de Juri. —agregó mientras agachaba su mirada y negaba con la cabeza. —Sé que está mal, un amigo muy cercano a mí está con ella y lo que hago es una enorme falta de respeto. Pero solo con verla siento que la felicidad en mí desborda, siento que mis problemas se desvanecen. Me es tan difícil tener que verla en los brazos de Takuma cuando quisiera ser yo quien la sostuviese así. Tal vez y solo tal vez, si no la hubiese tratado tan mal desde el primer momento, ella fuese mi eternidad. Pero ahora no hay marcha atrás y debo aceptar que no estamos hechos el uno para el otro, que aunque desee con todo mi ser estar a su lado, jamás podré estarlo. —sentenció sin levantar su mirada. Sintió como Ruka posaba su mano en su espalda y la acariciaba. Ella más que nadie comprendía lo que se sentía que alguien a quien se le quisiera con toda la fuerza del mundo estuviese dispuesto a pasar la eternidad con alguien más. Akatsuki también lo comprendía, pero no podía aconsejarlo, ya que finalmente llegó a ser la eternidad de quien amó siempre. Hanabusa no podría tener esa suerte.

Se mantuvieron en silencio, pues no sabían muy bien qué decirle a Hanabusa. 

El rubio levantó la mirada de nuevo hacia las estrellas esperando encontrar algo de esperanza en ellas. Supo en ese momento que si no tenía la oportunidad de ser amado por Juri, al menos podría estar para ella cuando ella lo necesitara.

Se levantó en silencio dejando a Ruka y Akatsuki solos y se dispuso a entrar de nuevo al dormitorio. Caminó con pasos lentos a su habitación y entró. Se despojó de su ropa y se quedó únicamente con los pantalones y así entró a su cama. Intentó quedarse dormido, pero nuevamente los pensamientos sobre aquella chica invadían su mente. Él quería estar siempre ahí para ella, pero tal parecía que no iba a poder estarlo de la manera en la que él esperaba.

Finalmente, y luego de dar mil vueltas en su cama, logró quedarse dormido, no sin antes pensar en ella para que nuevamente fuese la dueña de sus sueños. 

Le encantaba verla así en sus sueños, sola, y completamente para él. Sueños en los que ambos se encontraban en la tranquilidad del silencio y ella lo amaba a él. Sueños en los que nadie más existía y ellos podían amarse. Sueños en los que ella olvidaba quien era Takuma para pensar en quien era Hanabusa. Solamente en esos sueños él podía ser de ella y ella de él.

No tardó mucho en despertar casi de golpe, sudaba frío mientras se sentaba de manera inconsciente. Respiró con pesadez mientras trataba de incorporarse. Vio a su alrededor para percatarse que aún estaba solo en la habitación. 

No quiso levantarse y se acostó nuevamente mientras fijaba su mirada en el techo pensando nuevamente en la dueña de sus suspiros. Le era imposible pasar un momento de soledad sin pensar en ella. Quería levantarse por las noches solamente para estar cerca de su habitación, para verla dormir sin que ella se percatara, para escucharla respirar, para poderla abrazar.

Sabía perfectamente que estaba mal amar a la pareja de uno de sus amigos, pero no le importaba, no quería que eso le importara. Solamente la quería a ella, sabiendo que era algo que nunca iba a darse.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora