Mia [Jaidefinichon GOTH]

16.- ¿Cómo tener un corazón roto?

-No creo que sea necesario agregar todas esas partes de la historia, honestamente-me interrumpió el Naiko.

-Papá, yo quiero saber toda la historia, no interrumpas a la tía Mía- sorprendentemente la Maca estaba súper grande, con 15 años era muy madura y linda.

-Gracias, Maca- le agradecí- pero tu papá tiene razón, seguiré saltándome las partes innecesarias de esta historia, como el último año escolar e iré directamente a cuando entro a la universidad.

-No, pero tía- me alegó el Alonso- tío Naiko, cállese y deje que la tía Mía siga con su historia.

-¿Dónde está tu papá a todo esto?- le pregunté interesada.

Él levantó sus hombros y miré al Naiko haciéndole con la mirada la misma pregunta.

-No sé weon, no tengo idea en dónde se metió el Nico.

-Continuaré con mi historia- crucé mis piernas y él Jaime bufó- ¿Qué wea te pasó a ti ahora?

-Resume la wea, hazla corta.

-Oye mierda, déjame terminar la wea o te reviento la tula a patadas- dije enojada y los niños se cagaron de la risa.

-Nunca imites el vocabulario de tu tía- le dijo el Naiko a la Maca mientras la abrazaba por los hombros.

-Lo sé, papá- dijo ella con una sonrisa en la cara- tía, siga con la historia.

-Bueno- suspiré y volví a tomar aire- perdón niños, mejor continuaré, después de que le confesé el amor que sentía por su tío Nicolás al tío Edgar, las cosas cambiaron un poco, pero esta vez a mi favor.

-¿Llegaste a la parte en donde nos hicimos amigos?- preguntó el Edgar entrando con una lata de cerveza en la mano.

-No, sí que cállate- dije enojada por las interrupciones.

Me estaba acostumbrando a que el Edgar fuera a la casa a verme, el Naiko se enojaba muchas veces, pero aceptó que no era más que una amistad, una sana amistad.

Valoro esto del Edgar, porque él fue el único que se acercó a mí después de todo el tema del embarazo, bueno, además del Naiko.

Salíamos a comer, él me iba a buscar al colegio o simplemente hacíamos cualquier cosa. El Naiko nunca dijo nada, es más, recuerdo que estaba feliz que volviera a ser amiga de los chiquillos, aunque bueno, sólo sea del Edgar, por ahora.

Pero las cosas se pusieron feas un día en que los chiquillos estaban haciendo un trabajo de electrónica. Yo estaba llegando del colegio y el Edgar me viene a saludar.

-¿Cuándo vamos a ir al cine?- me preguntó el Edgar.

-Cuando quieras, no estoy en semana de pruebas, por lo que no tengo que estudiar. Vayamos mañana- dije contenta y él asintió con una sonrisa.

-Vamos todos- bromeó el Jaime y yo reí.

-¿Están andando?- preguntó el Nico... ¿enojado?

-No- respondió el Edgar restándole importancia.

-Entonces, ¿Por qué son tan amigos?

-¿Ahora no puedo tener amigos?- pregunté enojada.

Todos comenzaron a ver la guerra de miradas que estaba teniendo con el Nico en ese momento.

-Si puedes, pero te estay comiendo a mi amigo po weon.

-¿Y si me lo como te importa?- alcé ambas cejas indignada- si no mal recuerdo, tú y yo nunca tuvimos algo serio, está en mi derecho comerme a quien quiera y por si acaso, no me lo estoy comiendo, es mi amigo y si tanto te molesta, te podi ir a la mierda, esta es mi casa.