Ochenta y seis

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Ochenta y seis: Los centímetros que nos separaban.


No supe el momento en el que comencé a llorar pero eso era lo de menos, estabas de pie, ya no necesitabas esa maldita silla de ruedas y en un minuto todo pareció estar bien en el mundo.

Había ochenta y seis centímetros separándonos, tú frente a mí. Tuve que retroceder unos pocos pasos para poder sostenerme de la puerta, ahora la que necesitaba ayuda para segur de pie era yo. No podía creer que lo que estaba pasando fuera real y no un sueño.

—¿Cómo? —pregunté, mi voz en un hilo, mis manos heladas, mi mente en blanco. Mi corazón detenido.

 —Bueno... —comenzaste—, han pasado 6 meses... 

Me contaste de que tus padres (de los cuales nunca habías hablado antes) habían insistido en que entraras a un programa de prueba para la paraplejia, que tú no tenías esperanzas pero que al final lo hiciste por ellos, que pasaron tres meses y que no había ningún progreso, y que cuando estuviste a punto de dejarlo todo, de abandonar el programa... Sentiste un dolor horrible en un tendón de la pierna. La palabra clave ahí es "sentir", lo hiciste, y con el tiempo fuiste progresando, que usaron muchas técnicas nuevas en ti y que los mismos doctores estaban sorprendidos. No entendía de donde había sacado tu familia tanto dinero... Luego lo supe. Y ahí estabas tú, contándome todo esto, lo mucho que habías sufrido y lo mucho que necesitaste de alguien más mientras yo sólo me ocultaba de todo. 

Di un paso a ti, quería pedirte perdón por no haber dicho nado en 6 meses, por haberme desaparecido, pero callé porque en aquel momento me di cuenta casi como si una cubeta de agua me hubiera llegado de la nada sobre mi cabeza... Siempre me disculpaba con todos por todo. Tenía un problema. 

Tú diste otro paso, tus piernas temblaban, no quise admitirlo en ese momento pero las mías lo hacían igual.

Me olvidé de todo, de todos, de mí misma, y avancé hasta ti, procuré no arrojarme contra ti con demasiada fuerza para no desestabilizarte, notaba que aún no estabas al cien, y en un minuto ya estábamos abrazados. Todo era irracional. Todo era perfecto. Me sentí feliz por ti.

Y mi rostro rodeándonos como si de alguna manera yo fuera el universo entero...

—Tengo que contarte algo —dije dispuesta a decir todo, todo acerca desde el momento en que te conocí, acerca de mi plan, de las humillaciones, los abusos, las amenazas, de mis miedos, mis sueños, todo de mí. 

Confiaba en ti. ¿Hice mal?  



Nota: ¡Hey! Chicos, chicas, ¡hey! No puedo creer esto, en verdad jamás, jamás, jamás hubiera creído que esta loca historia que empezó hace un año fuera a ser tan grande, como ahora ustedes me han ayudado a hacerla, juro que no hubiera pasado de las 1000 lecturas pero... ¡ya casi son 350,000 lecturas! No tengo manera de darles las gracias, así que lo único que se me ocurre, si alguien quiere puedo dedicarle algún capítulo de los que aún no tienen dedicación, tanto de los anteriores a estos, como los que aún faltan, sólo tienen que comentar aquí si quieren, son como 80... Y si alguien pregunta por ¿cuántos faltan? Serán entre 110 y 150 capítulos en total, ya no falta mucho, ya que si lo piensan, subo de tres a seis capítulos por vez... En fin, los amo por todo, y ¡me han encantado sus comentarios! Y como le dije a una chica, me hacen feliz y si Lau es feliz, Lau escribe. <3 Sientan todo el amor, y me voy.  

Besos. 


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⏰ Última actualización: Oct 03, 2016 ⏰

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99 cigarrillos, 1 beso © #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora