Sesenta y dos

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  Sesenta y dos: El número de veces que repetí tu número celular en mi mente, y también los últimos dos dígitos de él. 

 La noche había caído, papá no había vuelto a casa y para ser honesta, no lo habría juzgado si en aquel momento él se hubiese encontrado en algún bar bebiendo hasta perder la consciencia, o llorando simplemente. 

Ser hombre no lo salvaba de también tener sentimientos, como las chicas. Tan débil como cualquiera, como yo, como tú, Mika. 

 Sesenta y dos fue el número de veces que necesité repetir tu número celular antes de aprendérmelo de memoria. 

 Curioso que unos simples dígitos puedan significar tanto.  

99 cigarrillos, 1 beso © #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora