99 cigarrillos, 1 beso © #Wattys2016

Diecisiete

Diecisiete: el número que usabas.

Tu jersey llevaba el número 17 estampado en un ridículo color blanco sobre tu espalda.

¿Qué hacías con ellos? Te creía más inteligente o algo menos estúpido.

Pero no, un par de semanas después de llegar a la escuela y ¿hacías las pruebas para entrar al equipo de fútbol?

Suspiré y mientras negaba con la cabeza e inicié a alejarme del campo, sin embargo Jenna entró seguida de sus amigas las "sin cerebro" a las gradas.

Traté de esquivarlas, que me ignoraran pero fallé.

―¡Oh, Alissa, qué gusto verte aquí! ―chilló Jenna con su desesperante voz.

No respondí nada, ella ya me había dejado en claro muchas otras veces que no estabamos en el mismo nivel... Aunque claro, ella pensaba que estaba por lo alto de mí cuando yo sabía muy bien que Jenna no valía en absoluto nada.

Caminó a mí y sus tres amigas me rodearon.

―¿Qué hace alguien como tú por aquí? ―preguntó una de ellas, tomando entre sus manos un mechón de mi cabello.

Apreté los dientes obligándome a mantener la calma.

―Responde, querida.

¡Querida! Maldita fuera Jenna Stéfano.

―Yo... Yo... ―comencé a tartamudear. No es que fuera una tartamuda pero ellas me habían hecho tanto daño demasiadas veces, estaba aterrorizada, no sabía cuándo debía hablar y cuándo no.

―"Yo... Yo..." ―Jenna repitió mis intentos de palabras, ridiculizandome―. Calma, Alissa, no es como que te vayamos a hacer algo, ¿verdad, chicas?

Todas rieron y la que tenía entre sus manos mi cabello apretó con más fuerza y lo jaló tanto como pudo.

Ahogué mi dolor y lágrimas, y mientras ellas reían como si hubiesen visto lo más gracioso del mundo yo aproveché para escapar.

Antes de salir de las gradas volteé a ver el campo una vez más, y ahí estabas, haciendo todo bien, pronto entrarías en el mundo de esos que eran felices haciendo sufrir a los que eran como yo.

Y comencé a rogar por que te arrepintieras.

Pero creo que mis peticiones no fueron escuchadas por nadie.