Sesenta y uno

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  Sesenta y uno: Igual a un minuto más un segundo, igual a un minuto de fuerza más segundo de debilidad. 

 Y cuando fue hora de hablar... No dije nada.

 La mirada de papá ya estaba muy destrozada, no pude decir más. Callé. Tragué la verdad y volví a meterme en mi habitación. 

 Sesenta y un veces escuché a la manecilla del reloj antes de dejarme caer. ¿Cómo hacer y decir lo correcto puede lastimar tanto a otros? La gente mentía. 

La realidad era que hacer lo correcto se sentía muy mal.  

99 cigarrillos, 1 beso © #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora