Capítulo 19: La promesa.

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Jessamine Whitelaw froto su adolorido cuello en un intento de aminorar el calambre que sentía mientras salía del estadio. Los fríos dedos del gélido aire la recibieron en el momento que puso un pie fuera, y se infiltraron a través de todas las capas de ropa para enviarle un escalofrió por su columna. Jessamine se estremeció, y subió el cuello de su abrigo hasta las orejas en un intento por mantener el calor de su cuerpo.

El frio y las tediosamente largas reuniones de la AIF encabezaban la lista de cosas que odiaba Jess.

Y precisamente hoy debía de soportar ambas.

Luego de tolerar una de las interminables reunión de la AIF Jess tenía que enfrentarse al clima de Londres. Aunque para ser justos el frio parecía una nimiedad en comparación con soportar a todos esos ancianos de la AIF.

Jessamine resoplo de solo recordar todas las horas que tuvo que pasar encerrada en esa sala de reuniones. No entendía como señores de edad tan avanzada podían gritar tan fuerte, o estar en desacuerdo en tantas cosas. Ella con mucho gusto se habría marchado a la primera oportunidad que hubiera tenido, pero su padre le había pedido a ella y a Alec expresamente que permanecieran en la reunión mientras decidían que hacer con la empleada de la casa de Inazuma Japón responsable de cambiar las zapatillas.

Así que Jess se quedó a escuchar con paciencia de un mártir a cada uno de los casi cincuenta hombres y mujeres que dieron su opinión y voto acerca de la decisión que había que tomar.

Al principio, la reunión improvisada comenzó con el interrogatorio de la chica responsable del cambio de zapatillas.

Un guardia la había traído, y le había obligado a sentarse en una de las sillas junto a la mesa ovalada que estaba en el centro de la sala. La chica estaba temblando, y miraba asustada a todos, como si se encontrara en tierra de gigantes.

No fue difícil que hablara.

-¡No creí que fuera algo tan grave!-había dicho la chica en un comienzo, quien era solo un par de años menor que Jess. Tenía el cabello tintado de rosado, y lo ordenaba en una serie de pequeñas trenzas muy apegadas al cráneo. Era de estatura baja, y sus ojos eran celestes.-El me ofreció dinero, y la tarea era tan simple...solo cambiar un par de zapatillas.-ella había tragado saliva con dificultad.- ¡Juro que jamás creí que le sucedería algo a Tessa!

El padre de Jess se había inclinado hacia delante, y una expresión de furia torció todos sus rasgos.

-Las zapatillas que entrega la AIF están especialmente diseñadas para soportar todas las maniobras de los jugadores, protegiendo sus pies y amortiguando el golpe en sus articulaciones.-mascullo Ashton entre dientes con tanta rabia que la chica se encogió de solo oírlo.-Un simple par de zapatillas de la AIF están evaluados en más de trecientos euros. ¡Y esto!-Ashton Whitelaw soltó las zapatillas rotas sobre la mesa con tal brusquedad que todos se sobresaltaron en la sala.-Esto no alcanza ni los cinco euros. Es plástico, niña.

Y eso fue suficiente para que la chica se largara a llorar por las siguientes tres horas, lo que le había provocado una severa jaqueca a Jessamine. Otras personas intentaron razonar con ella, otros la amenazaron, pero finalmente todos descubrieron lo mismo: no podían sacar nada útil de ella además de estridentes sollozos.

Tampoco era que Jess fuera una persona sin compasión, y para ser sincera tal vez hubiera sentido lastima de esa chica al ver cómo le gritaban las personas en un vano intento de sacar respuestas, pero su estúpido error había herido a Tessa, así que Jess endureció su corazón y apoyo totalmente la decisión de despedirla y vetarla completamente de la AIF para cualquier trabajo.

Aun así, los ancianos gordos y repletos de dinero de la AIF habían discutido al menos otras tres horas para tomar una decisión que parecía tan evidente desde el primer instante.
Jess hace mucho tiempo había aprendido que los miembros de la AIF jamás estaban de acuerdo en nada, pero aún le exasperaba ver cuánto demoraban en concertar un acuerdo.

El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora