Cuando decidí que no podría volver a dormir ni aunque mi vida dependiera de ello, me levante de la cama. Aún era de noche, pero mi cerebro parecía ignorar ese detalle ya que mi mente estaba despierta y ansiosa de ser ocupada en algo.
En silencio, corrí las mantas de mi cama a un lado para revelar el libro que había escondido de los ojos de Axel.
Guiándome por la débil luz de los faroles de la calle que se escurría por la ventana, tome el libro entre mis manos y salí de la habitación, no sin antes estar al cien por ciento segura de que Axel dormía plácidamente en su cama. Esta noche no quería que el viera lo que iba a hacer.
Una vez en el corredor cerré la puerta detrás de mi espalda y me encamine en dirección a la biblioteca.
Toda la casa dormía profundamente y la noche era extrañamente silenciosa. Los únicos ruidos que se podían distinguir era el lejano susurro de las ramas al ser remecidas por el viento, y los aún más lejanos ronquidos de Jack en el segundo piso.
Mire detrás de mi espalda solo para asegurarme que estaba sola. La noche siempre me había inquietado desde que era muy pequeña y prefería estar despierta antes que dormir y ser vulnerable a cualquier peligro.
Ese era el porque me había descantado por las supertecnicas de luz solar. Me calmaba poder llamar a la luz del sol cuando pudiera necesitarla.
Al llegar a la puerta de la biblioteca, me detuve un segundo y volví a examinar las sombras del corredor en busca de algo fuera de lo normal. Cuando no encontré nada, gire el pomo de la puerta y me cole dentro.
Vacile un momento entre encender o no la luz de la biblioteca. Si por algún motivo alguien despertaba vería de inmediato la luz encendida desde el corredor y sin dudarlo vendría a investigar. Decidí no encender la luz, esta noche necesita la soledad y la ignorancia de los demás con respecto a lo que haría aquí.
Así que ahueque mi mano izquierda y un pequeño jirón de luz dorada broto de mi palma. La luz alcanzaba a iluminar un pequeño círculo a mi alrededor, lo suficiente para que alcanzara a ver bien y lo bastante discreta para que nadie alcanzara a verla desde el corredor.
Con la luz en una mano y el libro en la otra, me senté en la primera mesa que estaba a mi alcance. Recogí mis piernas debajo de mi cuerpo y abrí el libro en la página que había encontrado antes de ir a dormir.
Mientras Axel estaba en el cuarto de baño yo había curioseado entre las hojas de los libros que me había entregado mamá con la vana esperanza de poder encontrar algo que me ayudara a darle más vida al anillo hecho de hierba que él me había obsequiado.
Había sido sin ninguna intención de encontrar algo de verdadera importancia, pero como solía suceder en la vida, lo que buscabas no era lo que siempre encontrabas.
Me incline sobre las páginas del libro y volví a leerlas con mayor cuidado que antes, grabando cada palabra en mi mente. Pase el dedo por los dibujos que había al pie de cada página con cuidado, memorizando las intrincadas formas.
Finalmente cerré el libro sobre la mesa.
Sin querer hacerlo, había dado con la forma perfecta para poder ganar en el partido que habría de Los caballeros de la reina contra Inazuma Japón.
Tamborilee mis dedos sobre la cubierta del libro. No tenía dudas de que esto funcionaria, la experiencia me lo confirmaba, pero ¿Que ocurriría con Inazuma Japón?
Cerré los ojos y detuve la corriente de mis pensamientos. La estrategia que está cobrando vida en mi mente aún era reciente, y aunque era prometedora, no debía de rechazarla por los recientes lazos de amistad que estaba formando con la selección Japonesa. Como le había dicho a Axel, mi equipo siempre iría primero. Antes que todos, incluso de mí.
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El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)
FanfictionLa vida de Tessa Whitelaw está en crisis, luego de perder a sus padres en un accidente de tráfico, y de despertar de un coma de cinco meses, Tessa decide volver a jugar futbol y continuar siendo la capitana de los caballeros de la reina, pero el Tor...