Capítulo 10: En la superficie de la oscuridad.

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Si alguien me encontró diferente al llegar a la cancha, nadie lo demostró ni dijo nada. La mayoría de los chicos no estaba nerviosos, de hecho, estaban ansiosos, y sus ojos caían cada cinco segundos en la cancha, imaginando como sería el partido que daría inicio en tan solo un par de minutos.

Tan solo las enfermeras debían de terminar de tomar las muestras de sangre, y el presidente terminar su discurso, y luego, todo daría inicio.

La voz del presidente llegaba amortiguada hasta donde nos encontrábamos. El eco la distorsionaba y si no estabas concentrado en su discurso, probablemente no entenderías nada. Solo distinguí un par de palabras de vez en cuando, pues estaba más concentrada a las enfermeras que se movían con agilidad entre nosotros para tomar muestras de sangre para el test de drogas. Odiaba esta parte, sin duda, la odiaba. Las agujas quirúrgicas, el crudo color blanco y el olor a desinfectante me daban un vuelco en el estómago. Efectos secundarios de estar hospitalizada cerca de dos semanas en un cuarto lleno de esas cosas.

-¿Nerviosa?-cuestiono Axel al ver mí mirada fijamente en los pequeños tubos de macabro color rojo etiquetados con nombres que ordenaba cuidadosamente una de las cinco enfermeras.

-Claro que no.-replique alejando mi vista de ello. Me cruce de brazos, y apoye mi cadera contra la pared intentando aparentar indiferencia.

Axel sonrió de lado. No me creía, y eso me hizo apretar los dientes.

Lo mire por el rabillo de mi ojo.

-¿No tienes a nadie para molestar antes del partido?

-A sí que me estas echando.-murmuro Axel apoyándose en la pared junto a mí.

-Exacto.-replique.-Largo.

Normalmente era buena leyendo a las personas, pero había algo en Axel que cada vez que daba por sentado una imagen de él, el inmediatamente actuaba de una manera diferente, y nuevamente, no sabía que personalidad de Axel me encontraría en el siguiente momento. Al conocerlo di por sentado que era un bastardo. Luego, en los entrenamientos era incluso interesante jugar con él. Se podía ver a simple vista cuanto le apasiona el juego, y cuando el partido inicia, nada más importa que el futbol. Siempre me había agradado encontrarme con esos jugadores. Jamás admitiría eso en voz alta, sospechaba que tenía un ego suficiente me enorme, y no quería aumentarlo, aún así, cuando el futbol terminaba no sabía con qué Axel me encontraría. Un chico sarcástico, que disfrutaba con molestar la existencia de las personas, el Axel que respondía con gruñidos, el Axel agresivo, que decía todo lo que quería sin pararse a pensar en los sentimientos de la otra persona, o simplemente, el Axel taciturno que podía pasar largos ratos en silencio, meditando.

-Te me has quedado mirando, ¿Tengo algo en la cara?-pregunto Axel bruscamente.

Di un bufido y aparte mi vista de él. Ni siquiera sabía por qué me molestaba siquiera en clasificar su lista de personalidades. Ahora no tenía tiempo para sus malditos cambios de humor.

-¡Ay!-chillo Jordán cuando una de las enfermera pincho su brazo. Un escalofrió recorrió mi columna.

Axel se dio cuenta de ello.

-Déjame ver, ¿Tienes miedo a las agujas, pero no está nerviosa por el partido?

-Por supuesto que no estoy nerviosa por el partido.-replique mirando el destello de cabello rojo de Aleksander al otro lado de la cancha. Estaba conversando e intercambiando palmadas con dos de sus amigos más cercanos. Jascha, de cabello de color blanco hueso, y ojos tan oscuros como una noche sin luna. Delgado, y unos pocos centímetros más bajo que Aleksander. Un defensa ideal. Más allá, estaba Nikolai, de rizos rubios y ojos de un suave color turquesa. Su rostro era delicado, pero su sonrisa era cruel, un contraste sorprendente en su apuesto rostro. Era el portero, y jamás había abandonado su posición.

El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora