El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)

Capítulo 49: Hogar.

Jude estaba a punto de abrir la puerta de su habitación cuando noto que no estaba solo en el pasillo.

Giró su cabeza hacia la izquierda para encontrar a Penélope Partinus de pie junto a la pared del corredor.

Sus ojos celestes, ligeramente más oscuros alrededor de su pupila, destellaron cuando Jude la vio.

Los mismos ojos de su hermano ciertamente, pero aún así eran diferentes. Poppet era locura, un frenesí descontrolado con esa sutil mezcla de astucia que la volvía un peligro.

Edgard era lo opuesto. Era la calma y cordura, siempre manteniendo el control absoluto de cada una de sus emociones y palabras.

- ¿Es una buena noche? -preguntó Poppet, dando un paso al frente y ladeando su cabeza levemente.

Sus manos estaban ocultas tras su espalda.

Jude levantó ambas cejas.

Había pasado casi cada segundo del día en repasar cada dato de la selección griega para el partido de mañana. Si cerraba los ojos solo veía los nombres de todos esos jugadores griegos detrás de sus parpados.

Su cuello tenia ligeros calambres y su espalda dolía con cada respiración después de que Jordán hubiera fallado en un pase durante el entrenamiento y el balón hubiera caído justo al final de su columna.

-Tanto como las anteriores. -respondió Jude, volteando hacia ella y bajando la mano del pomo de la puerta. - ¿Necesitas algo, Penélope?

Ella suspiró delicadamente.

- ¿Alguna vez le has hecho las cosas fáciles a alguien, Jude Sharp?

Él parpadeo confundido. Estaba casi seguro de que no había hecho nada ese día para ofender a nadie. Mucho menos a ella.

- ¿Perdón?

-Si hubieras respondido si o no, yo hubiera dicho, pues puedo mejorar tu noche. Pero lo has arruinado y yo he perdido diez valiosos minutos en planear esta conversación.

-Supongo que lo siento.

-No seas amable. Puedo apostar que cada cosa que haces la piensas al menos veinte veces antes. Jamás te podrías arrepentir de nada.

Jude cruzó sus brazos sobre su pecho, adoptando una postura defensiva y no supo por qué. Ciertamente Poppet no representaba ningún peligro para él.

Más baja y delicada que él, con esas manos pequeñas que jamás dejaban de moverse.

- ¿Necesitas algo, Penélope? -preguntó otra vez.

-Pues vengo a mejorar tu noche.

Esta vez, una sonrisa escapo del control de Jude. Nadie podia decir que Penélope Partinus era una chica que se rendia fácil.

- ¿Lo tenías planeado?

- ¿Me veré más atractiva si te digo que sí?

- ¿A qué has venido, Poppet?

Poppet le sonrió con astucia, sin duda notando como Jude esquivaba la pregunta no tan sutilmente.

Finalmente, la muchacha revelo sus manos escondidas y Jude vio una pequeña caja de regalo envuelta en papel rojo. El cabello turquesa rozó la cinta roja y Poppet le extendió la caja.

Jude quedó sin palabras.

- ¿Es para mí?

Teatralmente Poppet recogió la etiqueta entre sus dedos y leyó el nombre.