El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)

Capítulo 58: Tormenta y lucha.

Axel revisó el reloj de su muñeca.

Solo habían pasado cinco minutos desde que la vio salir al jardín acompañada del gigantesco guardia escoces.

¿Tessa lo llamaría un maldito machista celoso si iba a buscarla?

Tiró del botón de la camisa, sintiéndose ahogado.

Tal vez si se estaba comportando muy dominante. ¿Cómo no podia estar cinco minutos sin Tessa? Ella necesitaba hablar con Duncan Murray. ¿Quién era él para prohibírselo?

Pasó una mano por su rostro.

Se sentía incomodo, nervioso.

Y no sabia la razón.

Sintió como alguien tiraba de su mano. Se sorprendió al encontrarse con Genoveva, la pequeña hermana de Tessa.

Los ojos azules, los mismos del padre de Tessa, lo observaron. A diferencia de Ashton Whitelaw, los ojos de su hija eran suaves y transparentes.

- ¿Hermana? -preguntó, mirando a ambos lados.

Julia abrazó las piernas de Axel como solía hacer siempre. Él pasó una mano por su espalda, acariciando inconscientemente su cabello.

-Esta en el jardín. -respondió Axel.

Genoveva negó con la cabeza. Axel se fijó que traía a la cachorra de Tessa entre sus brazos pequeños.

-No, no esta ahí. Nia dice que ella no está.

Axel la miró.

No recordaba que Tessa hubiera mencionado algo especial acerca de Gene. Estaba a punto de volver a preguntar sobre que se refería con que ella no estaba ahí cuando Nia saltó de los pequeños brazos de Genoveva y se alejó ladrando por la dirección en que se habia ido Tessa.

Gene corrió tras Nia, Julia soltó a Axel y se apresuró a salir corriendo.

- ¡Julia! ¡Gene! -gritó, persiguiéndolas.

¿Cómo podían dos niñas de seis años ser más rápidas que él?

- ¡No pueden salir corriendo así! -gritó Axel, saliendo al jardín. - ¿Qué hubiera sucedido...?

Su voz se cortó.

Además de las niñas, el jardín estaba vacío. Nia ladró y gimió rascando el suelo de gravilla.

El corazón de Axel aceleró su ritmo al no ver a Tessa ni al guardia por ningun lado.

Se dijo que no era nada. Tal vez Tessa estaba en otra parte de la casa con Duncan y él no la habia visto.

Esa casa era demasiado grande.

Caminó hasta donde se encontraba Nehalennia rascando el suelo con sus uñas.

Antes de que el llegara, Genoveva comenzó a sollozar.

La respiración de Axel se atoró en su garganta cuando vio la rosa blanca tirada en el suelo.

La rosa gemela a la que él llevaba colgada de su chaqueta.

Y tuvo un muy mal presentimiento.

Comenzó a correr por el sendero rodeado de arbustos y estatuas.

- ¡Theressa! -la llamó. - ¡Theressa!

Llegó al final del camino, mirando a ambos lados. Apoyó una mano en la verja de hierro que limitaba la propiedad, tratando de ver más allá y gritando el nombre de Tessa una y otra vez.