Los últimos rayos de luz del día se desparramaban por el horizonte cuando Nelly me tomo del brazo para llevarme a la sala de estar, donde estarían todos o al menos la mayoría, esperando para que llegaran las camionetas y guardias que el entrenador nos había dicho que vendrían a buscarnos para llevarnos a la fiesta y traernos de ella a una hora prudente.
El, como era de esperarse de un entrenador, no iría a ninguna fiesta y probablemente se iría a dormir temprano. O eso creía yo, porque cuando Jordán le pregunto que haría en nuestra ausencia, el entrenador simplemente lo observo por un par de segundos con una ceja ligeramente arqueada, como si se creyera que la pregunta era una broma, y sin decir otra palabra, salió del comedor.
Al parecer, el extraño buen humor que había tenido el día de ayer se había vuelto a esfumar para dejar en su lugar la versión habitual del entrenador.
Nelly apoyo su mano en el pomo de la puerta de la sala de estar. De pronto, ella abrió los ojos menormente.
-Oh, santos.-exclamo Nelly.-He olvidado algo en mi habitación. Vuelvo en un par de minutos, mientras tanto, ve con los demás.-ella me dio un pequeño empujón en la espalda en dirección a la puerta para que entrara.
Y antes de que pudiera detenerla o preguntarle sobre que objeto se le había olvidado, ella ya se había alejado por el corredor con una rapidez injusta considerando que ella estaba en tacones más altos que los míos.
Deje ir un suspiro.
Gerentes. No eran jugadoras ni chicas comunes, pero eran una extraña versión intermedia que las volvía extremadamente difíciles de comprender y tratar.
Sin perder más tiempo, abrí la puerta que cedió con facilidad bajo mi toque.
Di un paso dentro, manteniendo firme el chal blanco alrededor de mis hombros con una mano mientras que con la otra cerraba la puerta detrás de mí.
Al instante me di cuenta que la sala de estar estaba vacía.
Más bien, casi vacía.
La única persona en toda la habitación estaba sentada sobre uno de los sofás, con los brazos cruzados sobre su pecho, la mandíbula fuertemente apretada, y los ojos cerrados.
El aroma a quemado y a humo me alcanzo de golpe.
Mis ojos cayeron sobre las marcas chamuscadas que adornaban los brazos del sofá y el suelo, como si alguien se hubiera pasado de un lado a otro dejando que el fuego rodeara sus pies y manos, sin importarle el daño que podría causar a los muebles.
De inmediato note que la temperatura de la habitación era considerablemente más alta que la del corredor.
Solo había pasado un par de segundos dentro de la sala cuando Axel finalmente abrió los ojos y levanto la mirada hacia mí.
-Más vale que...-comenzó a decir, pero se calló abruptamente al darse cuenta que era yo quien había entrado. Vi como la arruga que se había formado entre sus cejas se suavizaba. Dejo ir el aire que estaba conteniendo, y negó con la cabeza.-Supongo que ya comienza a tener sentido todo esto.
Mis cejas se elevaron con curiosidad, sin saber realmente como sentirme. Pase los dedos por uno de los sofás afectados por el fuego. Muchas partes del lustroso cuero negro se habían transformado en cenizas junto con la espuma de relleno.
El sofá elegante que había sido se había transformado en un triste sofá desvencijado y quemado.
Cuando aparte mi mano, vi las manchas negras que habían quedado en las yemas de mis dedos. Frote mis dedos entre sí, y mire a Axel con una ceja arqueada.
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El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)
FanficLa vida de Tessa Whitelaw está en crisis, luego de perder a sus padres en un accidente de tráfico, y de despertar de un coma de cinco meses, Tessa decide volver a jugar futbol y continuar siendo la capitana de los caballeros de la reina, pero el Tor...