Capítulo 53: Deudas saldadas.

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Un hilo de baba caía por la barbilla de Scarlette. Respiró profundamente, y un ronquido escapó de sus labios.

Poppet giró para ocupar el lugar que me habia pertenecido, sonriendo entre sueños y cubriéndose con la manta de mi cama. No parecía ni un poco avergonzada por la patada que me acababa de dar entre sueños y que me habia hecho caer de la cama.

Miré resentida a dos de mis amigas dormir en mi cama mientras me levantaba del suelo, tragándome las maldiciones hacia ellas.

Tampoco era como si hubiera estado durmiendo de todas formas.

Me levante en silencio y me acerque al escritorio de la habitación, encendiendo la luz de la lampara. Me senté en el asiento, no sin antes lanzar otra mirada de rencor a mis amigas.

Primero habia llegado Scarlette, invadiendo mi cama sin pedir permiso. Luego se habia sumado Poppet y yo no habia tenido ni voz ni voto a pesar de que la cama y habitación eran mías.

Y todavía no terminaba de entender porque ellas habían creído que seria buena idea compartir una cama de una persona entre tres personas.

Tomé la manta que habia guardado en uno de los cajones del escritorio y me envolví en ella, igual que en las últimas seis noches.

Probablemente me hubiera molestado aún más si hubiera estado durmiendo cuando Poppet me tiró de la cama, pero el sueño me habia sido esquivo. Las pocas veces que habia logrado volver a dormir, las pesadillas me habían acosado.

Ahogué un bostezo con mi mano, y acerqué uno de los papeles en blanco hasta mí mano.

Igual que las noches anteriores, deje que las palabras fluyeran desde mi bolígrafo hasta el papel.

No sabía porque escribía cartas que no planeaba entregar.

Pero escribir todo lo que quería decirle a Axel me calmaba. Me hacia sentir cerca de él cuando ambos estábamos en casas diferentes.

La entrenadora y Nastia habían confiscado cada celular de cada uno de nosotros para romper la comunicación con el equipo japonés.

Pensaban que, si hablábamos con ellos, podríamos revelar nuestra estrategia.

Así que la última semana habíamos estado moviéndonos aislados, sin ni siquiera salir de la casa del equipo. Solo entrenando, practicando.

Miré los anillos de mis compañeros descansando sobre el escritorio. El poder del aura que residía en ellos era casi visible.

Aparté la mirada de ellos, pero sentí un eco de orgullo. Habia invertido al menos dos días enteros en hacer lo que me habia propuesto y lo habia conseguido.

Termine de escribir la carta y la doble sobre sí misma. Luego, la escondí junto a las otras cinco cartas de las noches anteriores.

Sabia que era muy probable que Axel estuviera molesto y tenia todo el derecho de estarlo si era así.

Pero rogaba que pudiera entender y a la vez deseaba que no supiera lo cerca que habia estado de romper las ordenes de la entrenadora y escabullirme por la ventana. Lo cerca que habia estado de robar un celular de los guardias y hacer la llamada que calmaría mi corazón.

Si no hubiera tenido tantos años de entrenamiento, si no fuera terriblemente consciente de las consecuencias, tal vez lo hubiera hecho.

Cerré los ojos.

La chica de quince años no podia ganarle a la capitana.

Pero habia estado muy cerca de ceder.

El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora