Sabía que Edgard y Tony me seguían de cerca, pero lo que me inquietaba era Axel quien no reacciono de ninguna forma cuando escucho el nombre de Iwan. Y temía eso, porque lo conocía lo suficiente para adivinar lo que presagiaba su silencio.
Entonces oí la risa de Iwan desde el interior del comedor.
Cruce la puerta del comedor, tomando de paso la vara de una escoba de madera que de casualidad estaba apoyada en el umbral de la puerta.
Vi a Iwan de pie en medio de la sala de estar, mirando con una sonrisa burlona a Kevin. Vestido de los pies a la cabeza de color blanco. Su camisa, sus pantalones y sus zapatos brillando, pero los puños de su camisa y las costuras finales de sus pantalones estaban bordas con hilos dorados. Su cabello marrón estaba perfectamente peinado, y podría apostar que hasta ese rizo que se curvaba a la altura de su oreja había sido calculado.
Con el zapato rompí la parte de la escoba que se unía al escobillón, y con la parte astillada de la vara señalé a Iwan. Él se volteo sorprendido, y acerque la vara lo suficiente para que las astillas rozaran la piel suave de su garganta.
Escuche las risas de sus guardias.
- ¿Has traído más flores contigo esta vez? -le pregunte, amenazante.
El levanto sus manos en alto.
-Las flores fueron idea de mi madre. -dijo de inmediato. -Aunque pensaba que a las chicas les parecía... ¿Adorable?
-Casi veinte canastos con tus malditas rosas. -gruñí, empujando un poco más la vara contra su garganta. -Mi habitación apesta a rosas. Vuelves a darme otra maldita flor y te juro...
Él me ofreció una sonrisa.
-Lo pillo. No enviaré más flores.
-Tu palabra.
Por un momento, solo nos miramos. Yo no cedi en ningún momento, e Iwan se dio cuenta de que no estaba bromeando.
-Muy bien, leona. Tú ganas. Lo juro.
Baje la varilla.
-Entonces es un gusto verte. -dije con una sonrisa, abandonando la varilla en el suelo.
Iwan paso una mano por su garganta y miró a sus guardias, tres hombres vestidos con los colores rojos y dorados de la familia real.
- ¿Realmente se quedaron ahí mirando sin hacer nada?
-Señor, esa chica no supera el metro cincuenta. Podríamos haberlo salvado, pero su dignidad no.
Iwan resopló, pero los guardias rieron.
-Y es un metro sesenta. -les corregí.
-Son diez centímetros de maldad extra. -estuvo de acuerdo Iwan.
Me encogí de hombros.
- ¿Son amigos ahora? -preguntó Poppet, mirándonos con una sonrisa. - ¿Tessa tendrá la joya Sarsfield en su dedo?
-Por supuesto. -dijo Iwan, cruzando los brazos sobre su pecho. -No sabes las ganas que tengo de recibir todos los días un golpe de la leona.
-Gastará mucho dinero en dentistas, señor. -opino uno de sus guardias.
-Al parecer. -dijo Iwan. -Pero creo que una joya no es ni de cerca tan tentadora como un balonazo de fuego. ¿Verdad, leona?
Era reproche en su mirada.
Él fue quien me recogió cuando pensé que podría derrumbarme en el suelo. Había estado cuando nadie más pudo estar, y me brindo todo su apoyo y seguridad que era capaz.
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El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)
FanficLa vida de Tessa Whitelaw está en crisis, luego de perder a sus padres en un accidente de tráfico, y de despertar de un coma de cinco meses, Tessa decide volver a jugar futbol y continuar siendo la capitana de los caballeros de la reina, pero el Tor...