Capítulo 17.

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El despertador comenzó a sonar a las 8:30. ¿Despertador? Oh, claro, hoy es mi primer día en Starbucks. No podía decir que no me emocionase la idea, pero ayer me quedé hasta tarde editando tan solo, la mitad del vídeo. Habíamos hecho un gran trabajo.

Bajé a desayunar algo, no quería sentirme luego desfallecer, y después de eso me duché, me maquillé y me vestí con algo cómodo que me permitiese moverme bien. Saqué mi abono de transporte público. Tenía que conseguir un coche lo antes posible. Tenía el carnet desde hace dos años y en Belfast usaba el coche de mi madre. Pero aquí es diferente. No podía pedirle uno a Conor. Todos los favores que hace los termina cobrando. De una manera u otra. Y la manera con la que me hacía devolverle los favores no es que me agradara demasiado. Mejor dicho, me repugnaba.

Salí corriendo hacía la parada de autobús más cercana. No llegaba a tiempo. Casi lo pierdo. Sabía que este autobús tardaba más de media hora como poco y con suerte. Así que me dejaría a la hora en mi destino. Totalmente puntual. Saqué mis auriculares y comencé a escuchar música mientras me transportaba a mi mundo. Sonaba Beside you de 5sos y la verdad, tenía ganas de mandarlo todo a la mierda, esconderme en una cueva perdida del mundo y de la civilización, y llorar. Esta canción siempre conseguía llegar a lo más profundo de mí. Una mano tocó mi hombro y rápidamente me giré.

-Parece que coincidimos también en la ruta de autobús.

-Hola Finn. –dije con la mejor sonrisa que pude.

-¿A dónde vas?

-A trabajar. Hoy es mi primer día. ¿Y tú?

-Tengo que comprar algo de material para nuestro nuevo video. Retos. –Dijo poniendo una cara amarga.

-Suerte con ello.

-La necesitaremos. Ya sabes cómo son a la hora de proponer retos. Les gusta vernos sufrir.

-Por eso decidí no hacer nunca un vídeo de retos.

-Pero ya has hecho uno.

-Sí, lo decidí después de eso. ¿Cuál es tu parada?

-La última.

-La mía también.

-Supongo que te podré acompañar tu trabajo.

-Oh, no, no hace falta. Tendrás muchas cosas que hacer y no quiero molestarte.

-Lucy, no seas tan modesta, me da tiempo de sobra. Así me paso a por un café. Me viene bien.

-Bien, bueno como quieras. –quería aprovechar esos momentos para pensar. Lo necesitaba, pero por otra parte me venía bien distraerme.

Miré a través de la ventana nerviosa. Admiraba el paisaje. Sí, era una cuidad, pero dentro de lo que cabe esto también es paisaje, ¿no? El autobús seguía su recorrido. Gente que entraba, gente que subía y gente que se quedaba. La vida era un poco así, ¿no? Siempre está quien vuelve a subirse. Las averías que puedes tener, los momentos malos. Las lluvias, los días soleados. Todo está conectado entre sí. Una cosa tan común como un autobús. La parada llegó antes de lo que pensaba.

-Hey, Lucy, hemos llegado.

Salí del trance en el que me había metido. Vaya, sí que me había levantado filosófica hoy. Bajamos y en silencio fuimos andando hacía el Starbucks dónde comenzaría mi primer día de trabajo. Entramos y Chris me estaba esperando en la puerta.

-Hola Lucy. Llegas puntual.

-Me gusta serlo. –contesté con seguridad en mis palabras.

-Bien. Vamos a mi despacho a hablar las condiciones de tu contrato.

La seguí por unas escaleras mientras dejaba a Finn hacer su pedido. Las condiciones eran sencillas. Trabajaría por la mañana unas pocas horas por unas 500 libras. No me podía quejar. Tampoco esperaba mucho.

-Lucy, firma aquí.

-Claro. –leí la letra pequeña por última vez y firmé.

-Ya eres oficialmente una dependienta de Starbucks. Ve a ponerte e uniforme y baja a la planta principal. Allí te explicaré como funciona todo.

Fui rápidamente hacía el baño de los empleados y me cambié. El estar trabajando me distraía de todo lo demás. Llamémoslo una terapia. La mañana pasó tranquila y mi compañera resultó no ser tan desagradable como en un principio pasó. A las 14:00 llegó una chica para sustituirme y me fui hacía la mansión otra vez. Esta vez fui andando. Llegue a la casa del jardín y mientras me daba una ducha cantaba canciones típicas. Esas que solo cantas o cuando estás muy borracho o cuando te aburres mucho. Lo mío era el segundo caso. Me puse algo ligero de comer y a editar la segunda parte del vídeo. Estaba deseando que lo viese todo el mundo. La tarde pasó rápida y sin sobresaltos así que con un vaso de leche me fui a la cama para el día siguiente.

 

Pasaban 3 días y no tenía noticias de Brad. Le había llamado repetidas veces pero en vano. No contestaba y comenzaba a preocuparme por él. Quizás le había pasado algo.

-Lucy, te noto distraída, ¿estás bien? –me preguntó Chris.

-Hace 3 días que no sé nada de un amigo mío y me estoy preocupando por él.

-¿Has probado a llamarle?

-Debe tener como 20 llamadas perdidas mías. No sé qué hacer.

-Puede que esté de viaje y no haya podido avisarte.

-Puede ser.

-Venga, vuelve al trabajo. Vuelve a haber cola y a Alexia se le está amontonando la gente.

Volví a atender a gente. Mientras estaba trabajando veía entrar a un grupo de personas riendo. Entre ellos estaban Jack y Zoella.

-¿Qué tal pequeña? –dijo Jack revolviendo mi pelo.

-Oye, que no soy pequeña. Solo que no comí demasiados yogures de esos que dicen que creces.

-Nunca es demasiado tarde.

-Para crecer sí. –dije curvando mis labios hacía abajo. -¿Queréis algo?

-Uhm, sí, dos frapuccinos y 3 cafés solos.

-Vale. Ahora os lo traigo.

Hice los cafés lo más rápido que pude pues se empezaba a acercar la hora punta y el establecimiento se empezó a llenar de gente.

-¿Cuánto te queda para salir de aquí? –preguntó Jack.

Mire mi reloj.

-Unos 15 minutos o hasta que llegue mi relevo.

-Vale, hoy te llevo yo a casa. ¿Te apetece ir a comer algo?

-¿Tu idea es ir a comer a un McDonald´s?

-Si a ti te apetece.

-Luego hablamos.

HOLA CHICAS. Estoy super contenta porque esta semana la fic ha llegado a las 1000 lecturas. ASDFGHJKL. Muchísimas gracias. Hasta la próxima.

Evenings in London | Jack HarriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora