Capítulo 42.

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-Jack. –lo llamé. –Gracias por preparar esto. Es lo mejor que he tenido en mucho tiempo.

-Te prometí que lo haría cuando estabas en el hospital. –me quedé en silencio, sin saber muy bien que responder, guardando el momento para mí en mi memoria.

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Los meses seguían pasando en este año 2014, mi cumpleaños se acercaba y sabía que los chicos me tenían algo preparado, pero tenía un mal presentimiento, algo malo iba a pasar ese día, llegaba agosto y el mes siguiente iba  a hacer un año de que llegue a Londres. Las cosas estaban pasando muy rápido, Brad ya ni me dejaba investigar por miedo a involucrarme demasiado, no tenía noticias de Kenneth, y eso me asustaba, y Jack estaba muy decidido a dar el siguiente paso, con todas las consecuencias que eso tenía.

-Lucy, papá te espera en su despacho, está con Madison. –Luke entró en mi habitación interrumpiéndome en mi proceso de editar el nuevo vídeo.

-Oh, no sabía que venía, en 5 minutos voy. –Le contesté con una sonrisa.

-Papá me ha pedido que te acompañe, y no tenía buena cara. –La preocupación era notable en su cara. La sonrisa se me borró de la cara.

-¿Sabes por qué me ha llamado? –dije en un tono muy serio.

-No, pero recuerda que Madison es la mujer de Kenneth, así que no pinta muy bien.

-Vamos. –Me levanté de la silla en la que estaba y cogí a Luke de la mano. Mi teléfono vibraba en mi pantalón y contesté a la llamada mientras bajaba las escaleras de la casa del jardín.

-¿Se puede saber qué hace tu madre aquí Brad? –le dije enfada en cuanto descolgué la llamada.

-Puede que haya oído la discusión que he tenido con mi padre en la cual hablábamos de ti y bueno, ha salido hecha una fiera e imagínate. –Su voz era como la de un niño pequeño arrepentido.

-¿Lo has hecho aposta?

-¿El qué? ¿La discusión o que me oyese?

-Las dos.

-No, que me oyese no, pero lo otro sí.

-Si salgo viva de esta te voy a matar. –Mi voz y mi enfado iban en aumento, sobretodo mi enfado.

-Solamente que sepas que Jack esta de camino, se lo he dicho.

-Definitivamente, aunque muera en el intento yo resucito y te mato, eres lo peor.

-Sabes que me quieres.

-No, si lo sé, y eso es lo peor. –colgué y entré en la mansión dirigiéndome hacia el despacho.

-Luke, creo que deberías ir con tus hermanos a jugar con ellos o con tu madre a dónde quiera que este, pero no vengas conmigo.

-Pero Lucy, la última vez que fuiste sola, estuviste en el hospital y casi te pierdo.

-Luke, lo del hospital fue un accidente y Madison no es igual que Kenneth. –intenté convencerle de que al fin se fuera de allí.

-Pero Lucy, yo te quiero ayudar. –me hizo un puchero intentando así al final convencerme y que lo dejara pasar.

-Me ayudas más yéndote con tus hermanos que entrando conmigo, así que por favor Luke, ve a dónde quiera que estén. –dije ya elevando un poco mi tono de voz. No quería hacerlo, pero sentía que no iba a haber otra manera de que se fuera.

-Solo por esta vez voy a hacerlo, pero cuando salgas de ahí, hazme saber que estas bien. –parecía increíble que solo tuviese 10 años, simplemente pos la manera en la que me acababa de contestar se no notaba. Sus pies se alejaban de mi posición, mientras y yo me dirigía al despacho. Susurré un “lo siento” mientras miraba hacia atrás y veía su cabellera rubia alejarse.

Creo que no estoy preparada para entrar en esa sala, pero debía hacer sino quería que el grano de arena que estaba ahora se hiciese el Everest de aquí a 5 días más. Llamé con los nudillos a la puerta, arrepintiéndome casi al instante. La voz de Conor se alzó gritando un pasa, dándome la entrada hacia el infierno.

-Bunas tardes. –dije en un susurro con la cabeza baja.

-Lucy, te hemos llamado para solucionar un problema que ha surgido hoy. –Conor habló con ápices de preocupación en su voz.

-Sí, aunque es una cosa que por lo que sé lleva sucediendo desde hace tiempo. –Madison parecía tranquila, pero la verdad es que todo apuntaba a que era una bomba a contrarreloj que iba a explotar en cualquier momento.

-Por favor, siéntate. –Conor detrás de la silla de su mesa me ofreció el asiento que había. Y caso le hice.

-¿Puedo saber cuál es el problema que ha surgido? No entiendo que hago yo aquí. –junté las manos en mi regazo. De lo nerviosa que estaba no podía mantenerlas quietas, y obviamente no sabía cómo calmarme, solo quería que el tiempo pasase rápido y que la mierda no me salpicase mucho, sinceramente.

-Bueno, al parecer conoces mejor de lo que yo creía a mi marido y sabes que es una persona de humor cambiante y bastante temperamental, ¿cierto, pequeña zorra?

-Madison, no creo que debas hablarle así a mi hija.

-Lucy, mírame. –reclamó ella. -¿Por qué me has hecho esto?

-Madison, créeme yo no quería hacerlo. –la miré con los ojos llorosos, no sabía cómo iba a acabar esto y los nervios me podían. Sentí que se movían a mí alrededor pero hice caso omiso a ello ya que volví a agachar la cabeza.

-Mira zorra asquerosa. –una mano se posiciono en mi nuca, tirándome del pelo haciéndome levantar la cara y mirarla fijamente. –sé  que te intentaste quedar embazada aposta de mi marido solo porque me tienes envidia y quieres sacar algo de él.

-¿En serio crees eso? –la grité, el dolor en mi cuero cabelludo me estaba matando. -¿Crees que con 6 años yo siquiera sabía lo que podía llegar a ser el sexo, o una violación?

-Madison suéltala. –Conor, se lo dijo de una manera iracunda. –yo también tengo casas que decir en esto.

-Pues habla Conor, habla de cómo ahora soy la mujer más cornuda de Reino Unido solo porque tu hija ha metido las manos en los pantalones que no debía.

-Para empezar, -el carácter de mi padre estaba comenzando a crecer y por tanto su paciencia iba en disminución. –no sé cómo no te has enterado de esto antes, Lucy ahora tiene 20 años, y esto empezó cuando ella tenía 6.

-Así que ya sé de quién lo has aprendido. Conor, te lo avisé, Diana no era buena para ti. - ¿Se puede saber QUÉ MIERDAS HACE ESTA SEÑORA HABLANDO DE MI MADRE?

-Madison, Diana no tiene nada que ver, en todo caso la culpa sería mía, pero fue tu marido el que empezó con todo aquello, Lucy apenas acababa de aprender a leer.

-Seguro que eso es mentira, es un plan malévolo vuestro.

-La única persona tóxica es Kenneth. –En cuanto pronuncié esas palabras, sabía lo que iba a venir ahora. Sentí una mano estrellarse en mi mejilla con fuerza y después un puñetazo en mi boca. El sabor a hierro era palpable ya en mi boca.

-¡MADISON! –gritó Conor. –NI SE TE OCURRA VOLVERLE A TOCAR NI UN MILIMETRO DE SU CUERPO.

-Necesito aire, y una bolsa, por favor. –dije en un aliento, mi boca ya estaba teñida de rojo y mis labios partidos. Y lo peor de todo es que sabía que esto no iba a acabar aquí.

Evenings in London | Jack HarriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora