Capítulo 31.

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Salí rápidamente de la casa de los Harries. Mejor dicho, salí corriendo de allí. No tenía coche y necesitaba llegar a tiempo a la mansión para prepararme. Mi móvil comenzó a vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Brad me estaba llamando.

-Brad, ¿lo sabes ya?

-Sí, ¿dónde estás?

-Cerca de la casa de los Harries, necesito que me recojas en un punto medio para ir a la mansión y prepararme.

-Lo sé. Te he ido a buscar allí y no te he encontrado. Y he supuesto que estarías con Jack.

-¿En cuánto tiempo podríamos quedar?

-Estoy a 5 minutos de allí.

Seguí andando en dirección a la mansión. Brad aparecería aquí en cualquier momento. Mis pensamientos iban a 18915434861 km por segundo. No podía pensar en nada, pero a la vez estaba pensando en todo. Sí lo que Jack decía era cierto. No teníamos tiempo. Porque hacerlo en la misma cena sería demasiado arriesgado. Demasiado arriesgado. O no, podría ser perfecto. Podría ser la clave de todo esto. Un halo de esperanza se abrió en mí. Podría resultar.

-¡LUCY! –miré hacia mi derecha. Allí estaba Brad. -¡VAMOS!

Corrí hacía el coche lo más rápido que pude.

-Gracias Brad, te debo una enorme.

-Ya me darás las gracias luego. Lena está en tu casa preparando tu ropa y el tipo de maquillaje que deberás llevar.

-¿Lena?

-Sí, tengo muchísimas cosas que explicarte. No tenemos mucho tiempo así que debes ser rápida en vestirte y todas esas cosas que vosotras hacéis.

-Con una coleta alta sobrará.

-Lucy, sabes que ese es el único peinado que no puedes llevar.

-Uhm, quizás me he levantado un poco rebelde hoy. –Sabía porque no debía llevarlo, la razón era que a Kenneth le encanta tirar del pelo en pleno acto. Y bueno, debido a que eso no iba a volver a pasar, no tenía por qué preocuparme.

-Siento ser tan mandón, pero guarda tu rebeldía por hoy.

-¿Por qué?

-Lena y yo tenemos un plan.

-Del cual yo soy la clave, lo pillo, siempre lo soy.

-Más o menos, necesitábamos una infiltrada en la empresa y justamente apareciste tú.

-Genial, voy a ser la que haga el trabajo sucio otra vez.

-Lo siento.

-No es tu culpa. Me metí yo sola en esto.

-Siento hacerte esto.

-Brad, después de esto, ¿qué puede ser peor?

-Sé que estar en el hospital no ha sido lo mejor del mundo mundial ¿vale? Pero podría haber acabado peor.

-Oh, ha sido genial, en el tiempo en el que y no podía levantarme de una cama han amenazado a mi, lo que quiera que sea Jack, tengo que firmar un contrato del cual no tengo ni idea, y después creo que mi hermanastro me odia.

Evenings in London | Jack HarriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora