Capítulo 3 -Attrazione

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La noche había caido en el centro de la ciudad, Mia hacía ya una hora que se había retirado del edificio y D'antonio no salía de su oficina.
No sería la primera vez que se quedaría hasta tarde trabajando, muchas veces lo hacía y mantenía en orden las cosas.
Si por lo menos esta vez hubiera sido por eso todo sería diferente. D'antonio se encontraba en su escritorio investigando a Mia, cada detalle, cada error, el quería saberlo todo.
Pero no encontró nada, era un expediente en blanco.
Sin antecedentes.
Sin arrestos.
Sin vida practicamente, porque nisiquiera en la web aparecía la dulce chica que había comenzado a trabajar para él.
Algo escondía, nadie pasa desapercibido sin tener algo que ocultar.

Por su parte, Mia se encontraba cenando con Sophie, rondaban las 23:35 de la noche y en el barrio se escuchaban los habituales gritos.

-¿Quieres que salgamos esta noche? Ya sabes, para celebrar- propuso Sophie con una sonrisa de súplica en su rostro.
A esta rubia le encantaba salir a bailar, los hombres le llovían y no podía querer nada mas ni nada menos que su dinero.
Ella les dejaba una cosa clara, solo quería sexo, una relación de falsos sentimientos pero químca sexual. A sus cortos 23 años tenía el pensamiento de querer disfrutarlos, no quería encadenarse a un hombre para toda su vida, perfería estar con muchos hasta que el indicado callera rendido a sus pies, aunque esto le llevara mas tiempo.

-No lo se Sophie, estoy muy cansada- Mia se excusaba, pero en el fondo sabía que no había negación que valiera para su amiga, esta siempre encontraba la manera.
La mirada de Sophie fulminó a Mia, esto fue suficiente para que la misma se rindiera.

-Está bien, pero no beberé demasiado- y ambas salieron hacía la habitación de Sophie, a buscar un lindo vestido de fiesta.

Si tan solo Mia hubiera cumplido su palabra no se encontraría en esta situación.

Horas antes

Habian llegado al club, resplandecientes, atractivas, cautivadoras. Las miradas de muchos del club estaban sobre ellas, parecian pequeñas muñecas. Notaban que la música comenzaba a inundar y anular el sentido de la cordura.
Como era predecible ambas se acercaron a la barra para pedir algunos tragos, con el paso lento y meneando su cadera, Sophie le pidió al barman dos vodkas.

Mia estaba parada cerca de su amiga mientras hacia un ademan por bailar y observaba a su alrededor, todas las personas parecían que nada les importaba. Estaban algunos bailando, otros platicando, la mayoría bebiendo y la tensión sexual en el club era demasiado perceptible. Ella no acostumbraba a asistir a los antros o bares, generalmente optaba por hacer planes tranquilos con sus amigos.

Del otro lado del club, se encontraba sentado con un trago en la mano D'antonio, serio, autoritario, demandante. A sus lados se encontraban su hermano y un viejo amigo cercano a el. Mientras hablaban de lo que fuese D'antonio tenía la vista fija en el suelo, perdido en sus pensamientos.

- ¿Hermano que te sucede? No pareces muy a gusto- cuestiono su hermano bebiendo de su vaso. Su apariencía no era nada parecida a la de D'antonio, este traía su cabello medio largo y desprolijo, tampoco era tan musculoso como él y su semblante era cálido.

D'antonio salió de su trance y alzo su vista-Nada, solo estaba penando en la compañía, tengo una junta importante el lunes- no sonaba muy convincente pero nadie le diría lo contrario, excepto estos dos.

Sus compañeros compartieron una mirada de reprobación acompañada por una traviesa sonrisa.

-Si claro, dime, ¿Qué o quién ocupa tus pensamientos? - la voz sonaba burlona y le daba una chispa de diversión a la charla de estos tres.

-Esa mirada no es de preocupación o esfuerzo laboral, amigo.- La burla se hacía presente y el cuestionario había incomodado al magnate.

Seguido de esto, D'antonio no soporto más la absurda charla y se levantó dando un bufido dirigiendose a paso firme hacia la barra. Cruzo algunas miradas con personas que lo tocaban al pasar, sorprendentemente no solo eran mujeres las que lo toqueteaban. Más rápido se fue a su destino. Aunque este tipo de lugares no eran sus favoritos, sabía recurrir muy seguido con el par que lo acompañaban esta noche.

Llegando a la multitud de gente que estaba buscando emborracharse, logró a percibir un rostro familiar, era ella, pero no lucía como la que él había observado esas mañanas.
Mía llevava un conjunto brilloso, de una mini muy corta y un top strappless. Esto le llamo la atención, ya que aunque no lograra percibir los detalles de su anatomía, podía dejarle a su imaginación que pensara por él.

Su corto tiempo de observación se vio interrumpido por el barman, obligandolo a tener que pedir una cerveza. Seguido de esto Mía se perdió entre la multitud con su compañera rubia, lo que hizo que D'antonio, casi sin pensar demasiado, la siguió con su mirada mientras bebía de su cerveza.
La gente les dejo espacio para seguir bailando a la vez que la exagerada música del momento inundaba su audición, retumbaba, vibraba, bailaba  a su compáz.
Por un momento cruzaron miradas, y fue ahí cuando comenzó todo.

Mía ya tenía alcohol en sangre al igual que D'antonio, esto más la tensión sexual que emanaban no fue una buena combinación.
Rondaban las 3am cuando comenzó la chica a bailar, ninguno sabia lo que hacía. Por su parte, la tímida Mía, o como ella se presentaba, ya había dejado de ser tímida, y lo provocaba desde lejos.
Y el magnate, se relamía los labios, deseoso por su cuerpo.
No comprendía que era este sentimiento nuevo que estaba experimentando, sabía que Mía era atractiva, pero esta noche era más que eso, mucho más
En un momento dado, Mia comenzó a alejarse hacía el pasillo que llevaba a los baños y a un balcón, pero sin quitarle la mirada de encima.
Era una invitación.
Él la siguió, por el laberinto de personas, sin reflexionar, solamente dejando actuar a sus sentidos.

Al llegar la vió parada en el balcón, la música ya no era tan fuerte y al verla se dio cuenta de lo que estaba por hacer.

-Hola- dijo Mía algo tímida, invitandolo nuevamente a acercarse.

-¿Que haces en este lugar Mia?- su voz no sonó preocupada o enojada, es más, sonó deseosa, desesperada.

-Vine con una amiga a festejar mi nuevo empleo- su voz sono despreocupada, a la vez que se acercaba lentamente a él- Porque mi jefe me dió el puesto de secretaria...- decía lentamente.

-¿Qué haces...?- no logró terminar la frase ya que Mía estaba en frente de él. Sus respiraciones se cruzaban junto con el olor a alcohol, estaba mal.
Pero no le importó en nada, la tomó por sus caderas y la besó.
Lo había hecho.
La besó con desesperación y deseo.
Ella le siguió el beso y se acecó más a su cuerpo.
La excitación había comenzado a hacerse notar y los roces de Mía no ayudaban, sus cuerpos respondían perfectamente, el cabello de ella se enredaba con la mano de él que sujetaba su cabeza.
Y entonces sucedió.

-Vamos a mi departamento, Mía

Ya no había vuelta atrás.

Peligrosa obsesión [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora