Capítulo 14- Cara mia

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Rondaban las 5 pm cuando Mia se había comenzado a mover en la cama haciendo que D'antonio se despertara levemente y levantara la vista hacia donde estaba ella ¿que haría de ahora en adelante? todo cambiaría con sentimientos de por medio, o tal vez no, quizá ya los había desde la primera vez y no nos habíamos dado cuenta.

vibro el teléfono de D'antonio pero solo era Pol, avisándole las cosas que pasaron el día en el que se ausentó. Todo tranquilo.

Cuando Mia terminó de despabilarse, estirándose y bostezando lo primero que hizo fue sonreir,  había sonreído al verlo, su primera reacción fue sonreír. Esto lo descolocó por instantes y automáticamente lo hizo sonreír a él también.

-Hola- aun con una sonrisa cálida en el rostro ella le dio la bienvenida nuevamente

-Como dormiste Mia?

-Dormí bien pero sentí un peso medio gordo sobre mi toda mi siesta - dijo sonriendo haciendo que D'Antonio sonriera con ella

-¿Así que ahora soy gordo?

-Muy gordo

-Pero hace unas horas no te quejabas de que estuviera sobre ti.. - Dijo poniendo una cara divertida como si lo pensara

-Callate -Dijo una Mia con vergüenza arrojándole una almohada que estaba por ahí  mientras que el se reía de la situación

-Yo igual dormí bien cara mia

-¿Que significan esas cosas que me dices?

-¿No sabes italiano?- con intriga y curioso él preguntó, pues uno de los requisitos de la empresa era saberlo, ya que, como se habrán dado cuenta, era italiana.

-Se lo básico, pero palabras como las que me dices no las había escuchado nunca

-Algún día sabrás... pero ese día no es hoy- con una risa hizo enojar a Mia, que ahora se encontraba parada de brazos cruzados mirándolo.

La escena era divertida por parte de D'antonio y por parte de Mia era grosero, ¡se había atrevido a tomarle el pelo! el italiano que se encontraba arrecostado en su cama, con la barba de tres o cuatro días, la poca ropa que traía arrugada, y una sonrisa con los dientes tan blancos como la luna. Era injusto que con tan poco se viera tan bien, tan vibrante.

Se decidieron a bajar a comer las media lunas que habia traído a la mañana, pero que ahora se encontraban algo mas aplastadas y frías, como era sabido que pasaría.

Entre risas bajaron por las escaleras y se dieron cuenta de que So no se encontraba en la casa, ¡y que suerte! hubiera pensado que estaban matando a alguien en el cuarto, lo cual, era algo gracioso teniendo en cuenta de lo tímida que resulta ser Mia... a veces.

Mia puso a hervir agua y D'antonio miraba atentamente cada movimiento que hacía, curioso y entretenido. Pusieron algo de música y mientras la escuchaban se acercaron de a poco hasta quedar el sentado al lado de la mesa y ella parada justo en frente de él. Mientras le acariciaba la pierna Mia tomo su cara entre sus manos y lo miró fijo a los ojos, tanto que sintió que se perdía en ellos, y él en los de ella, uno dentro del otro... infinito.

estuvieron así hasta que escucharon la pava sonar de fondo, lo que hizo que Mia se diera la vuelta (con la mirada de D'anonio a sus espaldas, ¡que raro!) y a su vez preparó un café para él y otro para ella, ya sabía los gustos, y recordar eso le trajo un sabor un poco mas amargo que su café de aquel día, ¿cuanto había pasado? ¿un día...una semana...?

todo estaba algo confuso en su cabeza sobre aquello, se habia limitado a olvidar lo que pasó; no valdría la pena hurgar en viejos recuerdos que podrían llevar a otros aun mas viejos.

Cuando terminó de prepararlos y volvió a la mesa, D'antonio ya había preparado las cosas, ella traía las tazas y el acomodaba las facturas mañaneras que tanto le gustaban robar a Mia, algo que ella no sabía de él.

-¿Como supiste que me gustaban estas...?

-Un jefe se da cuenta cuando de repente falta algo en su plato de siempre- dijo guiñando un ojo

-¡Yo no saqué nada, lo juro!- dijo Mia excusandose de lo que había asumido

-Pero si yo no te acuse de nada, cara mia

-Yo... Lo pensaste

-pero no lo dije

-Lo asumiste

-Pero no lo dije - repitió como un robot D'antonio riéndose por la escena, era divertido observar como Mia trataba de excusarse y tratar de defenderse de algo que el no había dicho, pero si asumió en secreto

Mia quedo en silencio, tratando de matarlo con la mirada

- Si quieres asustarme o asesinarme con los ojos deberás hacer un mejor intento

-Eso intento...- dijo achinando aun mas los ojos mientras tomaba un sorbo de café- Eso intento...

las risas volvieron a hacerse presente y era increíble verlo de esa forma, si pensáramos en el D'antonio del inicio, ese hombre frió, el magnate controlador y el jefe estricto que era; si pensáramos en las reglas que habían roto, si pensáramos en los trabajos de Mia y en como se habían enredado en esta relación no los podríamos comparar, a ninguno.

Él se quedó mirándola por un tiempo, y le gustaba lo que veía de Mia, le gustaba lo que tenía en frente

-Me gustas cuando ríes Mia

Esto la tomo desprevenida y la hizo sonrojar, él era demasiado directo y frío para decir las cosas, no había titubeado en nada antes de decírselo, solo lo soltó, desprevenido y seguro, justo en el blanco.

-Vos..- Se vio interrumpida cuando la puerta sonó tres veces, lo que le pareció raro ya que So tenia llave, y no creía que nadie más se pudiera acercar a la casa, a excepción claro de D'antonio pero estaba con ella. - Que raro.. voy a abrir, espérame

por alguna razón algo tampoco le sabia bien a D'antonio, no parecía como que Mia esperara a alguien, y de ser así ¿A quién esperaría?

al abrir la puerta Mia no se encontró con nadie, pero al ver hacía abajo había una caja con una nota. Tomo la caja y fue adentro donde la esperaba de pie recostado al marco de la puerta de la cocina D'antonio, con su cara seria y cruzado de brazos, efectivamente, a él tampoco le cerraba la situación.

Peligrosa obsesión [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora