Minutos antes al encuentro
D'antonio, feliz como nunca hacía en mucho tiempo.
¡le había pedido a Mia que fuese su pareja! con todo lo que esto conllevaba para él, tal vez algo arriesgado lo que hizo, pero ella lo amaba, y se lo había hecho saber aquella vez.
Con la misma sonrisa se dirigió hacía su coche que habían estacionado en la cuarta columna del aparcamiento del restaurant que no estaba tan lejos del mismo. No creía que Mia tardase tanto, tal vez unos diez minutos.
Cuando estaba llegando al auto sin darse cuenta vio que había alguien cerca del auto, mas bien, había una mujer que el conocía bien.
-Hola Dante...- aquella mujer habló de forma melosa, empalagante.
-Yannet- respondió seco D'antonio.
-Porque tan seco querido?- Yannet era una mujer alta, con cabello rizado y completamente rubio. Una maravilla. Al igual que Dante, esta venía de una familia tradicional y poderosa italiana, por lo cual ambas familias se conocían, estaba casi en la biblia que deberían estar juntos. Pero Yannet era del tipo de D'antonio, aunque no precisamente del tipo al que llegaría a amar Dante, sino con la cual se divertiría, como siempre, hasta encontrar a alguien mejor.
-No me apetece hablar contigo Yannet, ya no hay nada entre nosotros.
-¡Pero yo siento que hay tanto!- dijo acercándose
-No hay nada, si es que alguna vez lo hubo- con tono serio D'antonio cortaba como cuchillas cualquier forma de relación que las palabras de Camille soltaba.
-Yo se que aún lo hay cuando no puedes ni verme a los ojos sin excitarte, sin recordar nuestros polvos de las mañana, como el último que fue justo a las afueras de este restaurant...- La mujer luego de decir lo mismo se puso en puntas de pie en sus tacones y le dio un beso en el cuello a D'antonio, aunque sin saberlo él, la misma había marcado sus rojos labios.
-Quítate Yannet, estoy en pareja- dicho esto la corrió de un leve empujón haciéndola temblar en sus tacones de punta.
-Volverás a mi, caro, per il bene o por las malas
-Ni muerto- escupió cargado de rabia ya cansado Dante dándose la vuelta y entrando a su auto sin echarle ni una mirada a la mujer que tenía en frente.
A los pocos momentos que Yannet se fue, llegó una feliz Mia, la cual ni bien D'antonio vio de esa manera tan peculiar que tenía lo hizo sonreír.
-Vi a una chica con un cabello muy lindo- Decía Mia mientras se abrochaba el cinturón de seguridad, aún sin mirarlo
-¿Cómo era?- preguntó curioso D'antonio
-Era rizado y rub- sus palabras fueron calladas al ver el cuello de su acompañante, el que tan prolijo y libre de barba mantenía ahora se encontraba marcado por unos labios que no eran los de ella, y con un color... un color carmín. -¿Qué es esto? - Esta vez Mia lo preguntó seria, temblando un poco la voz
-¿Donde...?- D'antonio lucía desconcertado, no estaba enterado de nada
-Tienes labial rojo en tu cuello.
D'antonio no entendía nada, hasta que cayó de cuenta en que Yannet le había tendido una jugada, una buena jugada. Se pasó la mano por el cuello arrastrando el labial que le había quedado.
-MIA
No le respondió, Mia seguía caminando
-MIA PARA
La seguía desde no tan lejos, pero aún así Mia no paraba.
-MIA DETENTE
-¿QUE? me vas a decir que es esto? que es un error? que no tienes nada que ver?
-ES QUE SI ES UN ERROR
Los gritó cesaron una vez que estuvieron medianamente cerca
-Porque será que no te creo?
-Mia yo no haría nada que te hiriera
-Ya lo has hecho Dante, DIEZ MINUTOS DESPUES DE ENTABLAR LA RELACIÓN- Mia estaba furiosa, como nunca antes. Su corazón latía muy fuerte y las ganas de llorar la inundaban
-Mia escucha, déjame explicarte- D'antonio tenía una mirada de preocupación y su voz había bajado mucho; ya no era grave como lo solía ser, era dolida.
Mia no hablaba, no decía nada, no sabía que hacer tampoco.
-No lo se- Los ojos de Mia estaban dolidos
-Por favor, cara mia, por favor déjame explicarte eso que es un error, es un estúpido error.
-Vayamos al auto, no quiero que me vean aquí afuera
D'antonio y Mia se dirigieron, nuevamente, al auto,
Hubo un momento de silencio, en el que D'antonio se limitó a observar a Mia.
-Mia...- Dijo esto en voz baja, con trsteza en la misma. La pena lo inundaba en cuanto levantaba la cabeza y veía a Mia triste. Su estaba empapada en sus lágrimas, ya no las había podido contener más.
-Habla.. por favor- Mia susurro casi inaudible, pero él si la escuchó, y tal como lo quiso su cara, comenzó a relatar la historia entre ellos.
-La mujer de la que hablas, la rubia con cabello rizado, es Yannet. Tu no la conoces y dudo que la hayas cruzado alguna vez. Es hija de un socio de papá y fue mi anterior pareja, aunque no duró lo nuestro por obvias razones, no era buena persona, solo teníamos química en la cama- D'antonio hizo una pausa para verla a Mia
-¿Y como explicas el beso?- Su voz tembló
-Ella se acerco sin que yo me diese cuenta, Mia debes creerme, le tengo repudio. Ella intento seducir a Enzo cuando estábamos juntos; no siento nada por ella- D'antonio se dio la vuelta tomando las manos de Mia entre las de ella
-Es que... es que quiero que lo nuestro funciona en verdad, quiero que las cosas sean serias- Y por primera vez en el tiempo que llevaban en el auto Mia levantó la cabeza y lo observo con esos endemoniados ojos que habían pasado a ser tan débiles y frágiles como si de cristal se tratase
-Oh cara- D'antonio no se resistió mas y abrazó, mas bien aplastó, a Mia entre sus brazos provocando que Mia llorara el triple, como si hubiese detonado una bomba.-Te amo Mia, yo también quiero que esto funcione- Y dicho eso su historia comenzaba.
La historia entre los dedos y las sábanas de Mia Leblanc y Dante D'antonio comenzaba. La de dos personas que, a pesar de cargar con mil y un demonios, se daban el lujo de amar. Habían convertido al otro entre ellos en personas dependientes. Porque no había un jefe ardiente, terco y severo sin su secretaria angelical de mirada endiablada. El uno completaba al otro como si un rompecabezas necesitara a dos de sus piezas. Se complementaban hasta llegar a formarse el uno al otro.
.
.
.
.
.
.
¿Irá a ser esta su historia de amor?
ESTÁS LEYENDO
Peligrosa obsesión [+16]
Romance[La atracción debe diferenciarse de la obsesión] Un magnate italiano Una mujer de mirada endiablada Un crimen y pasión en Roma [EDITANDO]