"Mi amor, si quieres saber cuanto te amo, tendrás que contar y derrotar a cada uno de mis demonios, y no hablo de guerras"
Mia había quedado atónita, completamente en estado de shock. Había escuchado por fin salir de los labios de su amado lo que tanto quería escuchar; el la amaba.
D'antonio había dejado atrás la coraza que, sin piedad, Mia había destruido y se entregó, o por lo menos una parte de él lo hizo.
Ella, con solo mirarlo, tocarlo, le podía poner los pelos de punta.
Su mirada provocativa y hostil lo había cautivado desde la primera vez que cruzó el umbral de la oficina.
Su cuerpo no había salido de su mente ni un solo instante, desde el video hasta luego de aquella fiesta, a los cuales recordaba muy bien.
Sin embargo, habían fragmentos de ambos que entre ellos se desconocían, a pesar de que su química era innegable y su atracción era irresistible, ambos tenían un miedo sobre el otro, la soledad. Mia temía de que él la vea con desprecio, sucia, casi inservible. Dante tenía el miedo de que ella huya al conocer la naturaleza de su familia, temía que lo dejara de amar como lo hacía, con su intensidad, con su pureza.
Pero solo quedaba una cosa que hacer, lo único que faltaba era terminar de desnudarse, es decir, soltar todo, desnudarse por completo
luego de unos momentos de silencio, después de que el abrazo se disipo y las lagrimas cesaron, D'antonio manejo de nuevo al trabajo, y Mia... Mia tenia la mirada clavada en él, como si algo no estuviese bien.
Ella sabía o intuía que antes de que sus caminos se cruzasen él había tenido muchos amoríos y aventuras, y a raíz de eso, ella no sabía si lo de ellos era un amorío o una aventura. Estaba todo de cabeza y lo único que sabía era que se amaban, o por lo menos, ella lo hacía.
Su corazón latía con fuerza cuando escuchaba su voz, y al estar en un mismo cuarto sus cuerpos perdían la razón. Era innegable que estaban conectados, pero hasta donde llegaba su química?
Sus pensamientos se vieron interrumpidos al llegar al edificio, algo le sorprendió y fue que, peor primera vez, D'antonio no había estacionado antes para que ella se bajara y así no aumentar las sospechas; al contrario, para su sorpresa este se bajo primero y cuando ella estaba por abrir la puerta él lo hizo. Anonadada por la situación se puso roja y se metió de nuevo al auto, pero para su suerte, Dante tenía nuevos planes para ella.
Este le sujetó la mano, y luego de robarle un beso todavía sujetándola entraron al edificio. Lo que viene luego era obvio; todas las miradas cayeron sobre nuestra adorada Mia, la cual hasta este momento no había pronunciado ni una sola palabra, ningún sonido ni nada salía de su boca, pareciese que con aquel beso robado sus labios se habían sellado.
Las miradas, los susurros, las personas y los trabajadores estaban con sus ojos clavados sobre la pareja que se dirigía al ascensor, la única mirada que era de compasión era la de Pol, que desde su isla que hacía de escritorio los miraba con cariño, tal vez ya se había encariñado con la nueva secretaria de su jefe.
Cuando llegaron al ascensor Mia explotó
-¿Que has hecho? no se te ocurrió que tal vez eso nos perjudicaría a ambos?- Los ojos de Mia se llenaron de lagrimas de frustración, no sabía como reaccionar ante esto.
Pero luego de que esta exhalara y lo mirara suplicante con aquellos ojos cargados de tristeza, Dante solo la besó. La besó con pasión, con cariño y con deseo. La posesionó solo con sus labios, porque para lo otro había tiempo luego.
-Cara mia, lo hice a propósito, para que vieses que ninguna persona de allí afuera va a quedar sin saber que ahora tu eres mía
-Pero me sentí aplastada con todas las miradas
-Eso era obvio Mia, nadie estará conforme nunca con nada, pero es nuestro trabajo restarle importancia y ser felices, juntos
Los ojos de D'antonio brillaban únicamente para Mia, y los ojos de Mia brillaban con deseo solo para él. Con esa mirada sostenida el elevador acabó su trayecto, y, aunque ambos sabían que tenían muchísimas cosas en que pensar, ahora solo pensaban en su próximo encuentro.
-Terminaré unos documentos que tengo pendientes y luego podemos ir a mi casa si quieres cara
-Me parece bien Dante- con un castro beso se despidieron hasta próximo aviso, porque cuando de ellos se trataba, siempre quedaba un gusto rebosante en la boca que pedía más, más de ambos.
Se hicieron las cinco y algo, el tiempo había pasado rápido, cuando se escuchó bajar por las escaleras a Dante, para esto Mia estaba sumida en su trabajo, completando planillas y papeleo de su jefe. Nadie a excepción de Pol se había atrevido a acercarse al ultimo piso de este par, esta subió para ver a Mia y darle algunas hojas, aunque no tocó el tema de su jefe. Pareciese que estaba prohibido, y, es que en el edificio todos conocían de las andadas del jefe, de las aventuras y las rubias adineradas que desfilaban por el elevador; solamente que nadie decía nada y se limitaban a hablar entre ellos y hacer el trabajo que ser les ordenaba, su jefe nunca hablaba de más y hacía muy bien su trabajo, impecable.
Cuando Dante se asomó por el umbral Mia levanto la mirada y lo observó con esos ojos que le provocaban mas que sonrisas y suspiros, este se asomó hasta llegar a ella y, sentado sobre la esquina de su escritorio habló
-¿Que te apetece cenar cara?
-mmmm pastas?
-Con un buen vino blanco quedará excelentes
-¿Donde compraras las pastas? en el restaurant al que fuimos?
-No cara, esta vez te cocinaré yo a ti
-¿Porque siento que la cocina se incendiará?- Una risa se escapó de los labios de ambos
Acercándose al oído de Mia, Dante pronunció una oración que la hizo temblar por un momento
-Porque la pasta no será lo único que se vaya a calentar esta noche regina mia- finalizó mordiéndole el lóbulo de la oreja a Mia
Una risa traviesa se escapó de sus labios y lo tomó para dirigirse a la salida, esta noche iba a ser divertida para variar.
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Ahora, mis endiabladas lectoras, respóndanse ¿Qué dotes tendrá nuestro italiano que seduce a cualquiera?
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Peligrosa obsesión [+16]
Romance[La atracción debe diferenciarse de la obsesión] Un magnate italiano Una mujer de mirada endiablada Un crimen y pasión en Roma [EDITANDO]