Capítulo 26

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Narra Chandler:

-Eso está bien -dijo sonriendo.

Me coloqué una camisa de pijama y tomé la mano de Katelyn para después salir de la habitación. Asomé la cabeza por la puerta entre abierta y cuando verifiqué que no hubiera nadie por el pasillo, ambos salimos como si estuviéramos escabullen do nos de mi habitación en media noche para ir a la cocina por un dulce.

Llegamos al tercer piso y seguimos caminando hasta llegar a una habitación con puerta corrediza, al entrar Katelyn soltó mi mano.

-¿Qué sucede? -le pregunté al ver que ella no me seguía.

Narra Katelyn:

Para este momento ya nada tenía que sorprendeme y sin embargo lo seguía haciendo. Es decir, como no sorprenderse cuando había un enorme televisor que abarcaba casi toda la pared, en un lado la habitación había una mini dulcería con todo, máquina de palomitas, una máquina de refrescos de diferentes sabores, otra máquina de frappés y otra de helado de sabores. La parte central del lugar estaba vacía pero en el otro costado de la habitación había un compartimento en donde había puffs y sillones individuales.

-Jamás dejará de sorprenderme esta casa -murmuré y entré completamente a la habitación.

Chandler me pidió que esperara mientras él arrastraba dos puffs al centro de la sala, cuando los acomodó en dirección a la pantalla me senté.

-¿Quieres algo de beber? -preguntó pero yo negué-. ¿Palomitas o algún dulce?

-Tal vez un dulce -le contesté.

Él fue hasta la máquina de palomitas y la encendió, tomó unos dulces y los echó sobre una charola junto a una bebida que había tomado, cuando las palomitas estuvieron listas tomó un vaso y lo llenó hasta casi derramarse, por ultimó tomó un frasco de cerezas. Unos minutos después llegó a mi lado.

Narradora:

No encendieron la pantalla en lugar de eso colocaron sus puffs frente a frente.

-Estoy seguro que si hubiera planeado esto no habría pasado -dijo Chandler sacándole una sonrisa a la muchacha.

Ella tomó un dulce largo rojo que parecía una tira de espagueti y después de morder un extremo habló.

-Las mejores cosas de la vida no se planean, suelen ser espontáneas -le dijo al modelo que tenía un puño de palomitas dentro de su boca-. Estas rompiendo tu dieta -le dijo al ver como devoraba otro puño de palomitas.

-Tu tuviste la culpa -le guiñó un ojo y ella rodó los ojos.

-Yo empiezo -dijo rápidamente.

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