9. Llamada (Parte I)

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CAPÍTULO 9: LLAMADA

-PARTE I-

POV KATNISS

Estoy en la pradera viendo a mis dos hijos jugar junto a mi esposo, Peeta. Los observo a la distancia sonriendo, ellos son todo lo que amo.

La niña de cabello oscuro y ojos azules; y el niño de cabello rubio cenizo y ojos grises. Una perfecta combinación de nosotros dos. Nuestros bebés nacidos con minutos de diferencia. La niña es mayor, nació veinticinco minutos antes que él. El parto fue difícil, tuve complicaciones, pero todo salió bien al final. Sobrevivimos los tres a pesar de todo. Peeta no se apartó en ningún momento de mi lado, estuvo dándome ánimos y diciéndome lo mucho que nos amaba, que debía ser fuerte porque nuestros hijos debían nacer. Y aquí estamos, cuatro años después en la pradera, los cuatro juntos como una familia.

-Kitten, ven. –Me llama mi esposo por mi apodo. –No te quedes mirando.

-Sí, mamá. Queremos que juegues con nosotros. –Dice mi hija jugando con su muñeca.

Peeta y yo le enseñamos a hablar de forma correcta. No hablan mucho a veces, pero se expresan bien.

-Mamaaaaaa, dile a papá que deje de hacerme cosquillas. –Efectivamente mi esposo está besando los bracitos de su hijo y haciéndole cosquillas en sus puntos débiles y provocando que se contorsione tratando de escapar de su padre. Él siempre se queja pero le gusta que su padre juegue con él.

-Ya déjalo, amor. –Corro donde está mi familia y ahora los dos atacamos con besos y cosquillas a nuestro amado hijo.

Mi hija se lanza contra mí tras dejar su muñeca y empieza a hacernos lo mismo. ¿El resultado? Una guerra de cosquillas entre los cuatro que no parece tener final. Acabamos todos tirados sobre el césped cuando nos cansamos, nuestros hijos siguen peleando a ver quien se rinde último. En cambio, Peeta y yo, nos miramos largamente y nos besamos, un beso algo más largo de lo correcto, pero inocente en comparación con los que nos damos en privado cuando nuestros hijos no están cerca.

-Te amo. –Murmuro.

-No más que yo. –Dice él.

-Eso es mentira. –Contesto simulando estar molesta.

-Vale, estamos empatados. Los dos nos amamos mucho ¿mejor?

Sus ojos azules me miran con una adoración infinita. Jamás vi unos ojos tan bonitos hasta que lo conocí a él. La belleza de sus ojos es un espejo del increíble hombre, esposo y padre que se esconde detrás de ellos. La pureza de su alma y sus sentimientos tan desinteresados e inocentes, siempre buscando el bien de las personas que lo rodean. Peeta me pone a mí y a sus hijos antes que a nadie.

-Ugh. –La queja de nuestra hija nos saca de nuestra ensoñación.

Nos mira con mala cara, como a cualquier niña de su edad le da asco ver a la gente besándose. A su hermano también pero es más calmado y no le molesta tanto. Es extraño, mi hija se parece a mí en carácter, pero es sociable como su padre, mi hijo es una combinación de ambos en ciertas cosas también.

-¿No te gusta ver a tus papás demostrándose que se quieren? –Pregunta Peeta sonriendo,

Mi hija agarra su muñeca, se cruza de brazos malhumorada y fulminándonos con la mirada. Sí, por desgracia es un calco de mí misma, hubiera preferido que mis hijos se parecieran a Peeta.

Peeta se aparta de mí y se sienta.

-También hay besos para ti, princesa.

Mi esposo extiende los brazos hacia ella y yo río al ver como poco a poco se va acercando a su padre enojada pero dejando él la abrace y la siente en su regazo. Mi hijo se acerca a mí y se sienta en mi regazo sin pedir permiso. Lo abrazo y le doy muchos besos en su rostro. Heredó el carácter pacífico de Peeta y es muy dulce, pero más tímido que su hermana, al igual que yo le gusta demostrar el cariño de forma física o con acciones más que con palabras, al menos hasta que entra en confianza y se libera más. Su cabello y color de piel es idéntico al de su padre y sus ojos son grises como los míos. Me mira sonriendo cada vez que le digo lo guapo que es y cuanto lo amo.

Peeta hace lo mismo con nuestra hija, hasta que consigue calmarla y deja de fruncir el ceño. Después Peeta me rodea con su brazo de los hombros quedamos cuatro juntos y abrazados.

-Los amo. –Empieza Peeta mirándonos a los tres. –Son lo más importante para mí. Son mi vida entera. Les prometo que nunca los dejaré. Seguiré aquí con ustedes por siempre.

-Yo también los amo. –Digo. –No puedo vivir sin ustedes. Son todo lo que tengo, todo lo que quiero en esta vida.

Miro a mis hijos le doy un beso a cada uno y después uno corto a mi esposo.

-Será una vida muy larga, amor.

-¿Lo juras? –Digo tratando de no sonar desesperada. Me aterroriza pensar que puedo perder a mi familia.

-Lo juro. –Me sonríe no dejando que dude ni por un instante sobre su amor mí y nuestros hijos y la promesa de que nadie nos separará.

Un ruido externo me despierta de mi perfecto sueño. Al abrir los ojos me doy cuenta que no fue real. Peeta murió, yo estoy embarazada, simplemente eso nunca sucederá. Fue una fantasía creada en mi mente porque todavía no acepto que se fue para siempre de mi lado.

Esa cosa sigue sonando cuando abro los ojos. ¿Qué será? Busco con la mirada a mi alrededor sin consuelo y destrozada emocionalmente. Veo un maletín negro, el sonido viene de ahí. Me pongo de pie, dispuesta a descubrir que es lo que suena con tanta insistencia aquello que me interrumpió el sueño más hermoso que tuve hasta ahora. En la silla detrás del maletín veo un IPhone, ese nombre le dio Cinna a ese aparato cuando le pregunté hace algunos días.

Leo en la pantalla

Llamada entrante

Número desconocido. (+2123244152)

Dudo sobre qué hacer. ¿De quién será el teléfono? ¿De alguien de mi equipo? ¿De un doctor? No es correcto contestar llamadas ajenas, pero insisten tanto que lo hago, tal vez podría decir que esa persona no se encuentra aquí y que llame más tarde. De esa forma podría seguir durmiendo y con suerte volvería a ese hermoso mundo donde los sueños se hacen realidad.

-Hola, Carlisle. –Dice una voz masculina que a pesar de sonar desesperada, parece un canto, creando una melodía perfecta y atrapante. Pero esa voz... esa voz me resulta tan familiar. Suena como la de Peeta pero más entonada. Es imposible.

¿De verdad mi deseo por que él vuelva a mí es tan grande que creo verlo y escucharlo en todas partes? ¿Acaso me estoy volviendo loca? Empiezo a llorar en silencio.

-Hola. –Mi voz suena débil y entrecortada. –No soy Carlisle, él... no sé donde está. ¿Quién eres tú? No puede ser... tú no eres... no eres.

AMOR INMORTAL (PEETA & KATNISS) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora