2. Mellizos

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CAPÍTULO 2: MELLIZOS

POV KATNISS

-Katniss... -Escucho la voz de Cinna a mis espaldas pero lo ignoro.

Mi mente está muy lejos vaga entre los recuerdos que tengo con Peeta y acaricio mi vientre pensando en mi embarazo y como seré capaz de llevarlo adelante con solo diecisiete años sin mi novio fallecido.

Me he pasado las últimas dos semanas llorando sin importarme que me vean. Siento que mi corazón se ha desgarrado en pedazos que nunca se podrán recomponer.

-Debes comer, Katniss. Peeta no querría que te descuidaras.

-No tengo hambre. -Respondo.

Se pasan todo el tiempo alimentándome por zondas para aportarme lo nutrientes que necesito durante mi embarazo. No han podido convencerme de que coma todo lo necesario. A veces lo hago y otras no. El psiquiatra le dijo a mi equipo que no me presionaran. Que estoy en un estado depresivo y me resultará difícil salir del mismo. Pero que me seguirá tratando un tiempo, incluso cuando regrese al distrito, por teléfono y personalmente.

El Doctor Aurelius lamenta no poder darme medicina, porque eso me ayudaría, pero teme que eso me provoque un aborto, o algún problema que afecte el desarrollo del embarazo. Cuando me dijo eso me asusté. No quiero que le suceda nada a mi bebé. Es lo único que me queda de mi novio. Si le pasa algo será como perder por segunda vez a Peeta y no lo soportaría.

-Al menos bebe algo. -Me dice.

Acepto el vaso que me ofrece y tomo del jugo exprimido de naranja dulce. Últimamente tengo más sed que de costumbre, no es de extrañar si me la paso llorando y gritando. Recostada en la cama de la que apenas me muevo.

Cinna se ve ojeroso y triste. Sé que él me quiere como se puede querer a una hija. También Haymitch, Effie y Portia han sido una buena compañía para mí. Pero la conexión que siento con Cinna es mayor, me recuerda a mi padre a su calidez y comprensión hacia mí.

-¿Sigues apostando por mí? ¿Después de haberme convertido en esto?

-Saldrás adelante. -Acerca su mano a mi vientre. -Tienes un motivo por el que vivir. Una promesa que cumplir.

-No podré hacerlo, Cinna. Lo extraño tanto. Lo necesitamos. ¿Por qué ahora? ¿Por qué tuvo que morir? ¿Por qué nos dejó? ¿Por qué ahora que por fin pude estar con el chico que amo desde los once años, lo perdí? Se suponía... que ganaríamos y seríamos felices. Es mi culpa. No debí darle las bayas. Eso es lo peor. Yo fui la que lo empujo a la muerte, pensando que en el Capitolio tendrían misericordia de nosotros y cuando nos detienen... Peeta... -No consigo acabar la frase. Entre mis hormonas, mi dolor y mi culpa rompo a llorar de inmediato. Es la primera vez que hablo tanto.

En mi mente se repiten, sus últimos minutos de vida, viendo como se iba su vida sin que yo pudiera hacer nada, su cuerpo inmóvil y sin vida entre mis brazos, yo besando su cadáver y rogando que el chico que amo regrese de la muerte, que no nos abandone. Es una tortura constante, que hace que la grieta de mi corazon duela aún más.

¿Así se sintió mi madre cuando mi padre murió? Si es un dolor tan grande como en que yo siento, no entiendo como siquiera sigue vida. La juzgué mal, y me arrepiento. ¿Quién diría que yo tendría el mismo destino?

Siento unos brazos rodeándome, una calidez envolviéndome. Cinna me trata de consolar, pero no sirve de nada. Estoy rota sin remedio.

Una mujer interrumpe en la habitación, acompañada de varias enfermeras.

-Lo siento. -Se disculpa la mujer. -Puedo volver después.

-¿Qué necesitan? -Pregunto entrecortadamente.

AMOR INMORTAL (PEETA & KATNISS) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora