Capítulo 6

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Si tan sólo me hubiera dado la vuelta y alejado de ahí cuando le vi, e ignorando su provocación, quizá hubiera escapado de mi destino.



*~~~*~~~*~~~*



Cambiar...

En todos los aspectos...

Hasta dejar de ser yo mismo...



—Qué bonitas pantuflas de panda —señaló irónica Eli, que hiperactiva, merodeaba por toda la casa en su silla de ruedas.


— ¡Lo sé, son tiernas! —expresé anonadado mirándolas puestas en mis inquietos pies.


Cambiar...

Dejar de ser infantil y madurar...

Hmmm...

Lo haré a partir de mañana, las pantuflas son tan adorables para dejar de usarlas hoy.





*~Capítulo: Los besos no se piden... se roban~*

(Primera Parte)




Sonó el timbre de la entrada.

— ¡Yo abro, yo abro! —se apresuró Eli en su silla de ruedas.

No objeté, pues yo estaba en pijama y mamá recostada en su habitación. Me dirigí al tocador del baño con esos aterciopelados pandas en mis pies, cogí mi cepillo dental y le unté pasta con aliento a hierba buena. Cepillaba mis ansias con furor cuando mi hermana apareció por la puerta entreabierta.

— ¿Quién llamaba a la puerta? —intenté hablar con el cepillo dentro de mi boca.

Ella me miró incrédula.

— ¿Cómo alguien como tú pudo lograrlo?

—De qué hablas —demandé con la boca espumosa, como si estuviera rabioso.

—Hablo de que... ¿cómo le hiciste para que la mismísima Carla apareciera bajo nuestra puerta preguntando por ti?

— ¡¿Qué?! —escupí la pasta de dientes en el lavabo.

—Ella espera en la sala —anunció y se dirigió a la habitación de mamá todavía sorprendida y escéptica por algo que al igual que yo, no creía posible.

Salí del sanitario atropelladamente. Me pregunté si era una broma, pues pretendí que nunca llegaría el glorioso día en que Carla viniera a mí, a voluntad propia. Era demasiado bueno para ser verdad. Y cabe mencionar que mi hermana es bastante traviesa con sus mentiras y que le gusta ilusionarme en vano.

Lo creí sólo hasta que la contemplé con mis ojos, sentada en el mismo sofá donde yo he puesto el trasero incontables veces. Y no era una ilusión, otra imagen virtual creada por mis más profundas fantasías. ¡Era Carla en verdad! Llevaba su dorado cabello trenzado, un mini vestido negro con brillantes lentejuelas y unos tacones plateados. Tan exquisita y perfecta como siempre...

Boy Love BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora