Capítulo 25

157 14 6
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


*************

 Capítulo 25:

Sirenas

—¿Adrián recibió un llamado del pasado? —. Parpadeé con aturdimiento ante la confesión repentina de Enano y mis rizadas pestañas no pararon de abanicar.

—Y como sabrás, tú no eres parte de ese pasado, Pecoso —Calavera recalcó con crueldad y agitó los hombros —. Así que no estorbes, ¿vale? Has quedado fuera de este asunto.

Con la mirada aún agitada, busqué una respuesta diferente por parte de Enano, pero este no contradijo a Calavera y sólo se rascó la sien. Así que me lancé con desesperación hacia el hombre alto con la intención de pedirle que fuera más específico, pero él me detuvo en seco con un ademán de mano y dijo con seriedad:

—Ya has escuchado a Calavera. Este asunto no te incumbe.

—Pero... —. Con los ojos hechos agua hice un mohín mientras el mentón no dejaba de temblarme.

—Es por eso que ya es hora de que vuelvas a casa —. Enano puso su pesada mano sobre mi hombro y suspiró como signo de hartazgo —. No tiene caso de que sigas exponiéndote de este modo. Te dejaremos a salvo en tu hogar... tómalo como un último gesto de parte de Adrián hacia ti.

Engrandecí los ojos de la impresión al escucharlo:

—¿Adrián está enterado de esto? ¿Él les pidió que me llevaran a casa? —. Titubeé.

—No exactamente. Pero puedes verlo de esta forma —Señaló Enano—: No estaríamos perdiendo el tiempo contigo si no tuvieras que ver con los intereses del Alfa.

Bajé la mirada con congoja y me pasé un mechón castaño detrás de la oreja.

—A este punto, no creo seguir siendo parte de los intereses de su Alfa —Me mordí el labio inferior —. Quizá Machete realmente tenía razón en lo que dijo y no le importo en absoluto al Lobo... ¡Y si su vida ya no es asunto mío, mi bienestar, o si regreso a casa a salvo, tampoco le concierne ni a él ni a ninguno de ustedes! ¡Así que, ahora mucho menos quiero saber de ningún aullador de la Manada! ¡Me iré a casa, pero no con ustedes para darle ese lujo a su Alfa! ¡No le daré el premio de la tranquilidad y de la paz! ¡Quiero que sepa que me destruyó y que no pudo enmendarlo con ninguna acción!

Hubo más lágrimas y una cara roja de coraje.

—¿Por qué haces nuestro trabajo tan difícil? —. Calavera estrujó su puño en el aire y me dio la impresión de que deseaba ponerlo en mi cara—. Esto ya parece una puta telenovela. Jamás había visto tanto drama.

Mientras Enano se tallaba la cara con frustración, su dispositivo telefónico comenzó a sonar dentro del bolsillo de sus vaqueros y su tono de llamada era una manada de lobos aullando, vaya sorpresa...

Boy Love BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora