Don't Leave [Yoon Gi - BTS]

t r e c e

Al tanto de que sus padres ya deberían haber tomado el tren que los llevaría de regreso a su ciudad, Ha Neul salió temprano del departamento de Yoon Gi para no despertarlo ya que antes de que Nam Joon y ella llegaran había perdido el conocimiento por lo que lo recostaron en la cama y su vecino le prestó una colchoneta para dormir esa noche en el suelo. Aunque no fue capaz de pegar un ojo, sino que se mantuvo junto al muchacho rubio por horas, impaciente por verlo despertar o dar señales de que se sentía mejor. Pero no obtuvo respuestas y en la mañana le avisó a Nam Joon que debía irse así que él se turnaría para cuidarlo hasta que despertara. Ella se quedó vistiendo la ropa de Yoon Gi, quitándole también un par de tenis cómodos y una bolsa donde guardó sus pertenencias, y le escribió una corta nota diciéndole que lo vería en el parque, lista para comenzar con su entrenamiento para el equipo de baloncesto. Después de todo, tenía dos semanas para prepararse.

En el camino en autobús, al no tener música ni ninguna otra distracción, no pudo evitar que todos los recuerdos llegaran a su mente de nuevo, cada uno mostrando una versión de Tae Hyung que desearía haber olvidado. Por las primeras semanas en que su enfermedad comenzó a avanzar, los accidentes no eran tan frecuentes ni tan preocupantes; sin embargo, con el paso de los días, sus síntomas se volvieron peores y él ya no pudo soportarlos tranquilamente por más tiempo. Y para ella, el sólo hecho de verlo le partía el alma. Aquel muchacho joven, vigoroso, lleno de vida y felicidad, capaz de sonreír sin importar qué. ¿Cómo pudo el destino hacerle lo que le hizo? ¿Por qué tuvo que forzarlo a dejar ese mundo con ese aspecto débil y consumido que no lo representaba en lo absoluto? La persona que mantuvo siempre una sonrisa hasta el final. ¿Por qué él?

A su mente llegó un recuerdo específico, en el que ella acababa de regresar al departamento después de clases, haciéndolo sola ya que Baek Hyeon se había excusado con tener planes y Tae Hyung no tenía la fuerza para asistir tampoco. Cruzó el umbral de la puerta para ser atropellada por el delicioso aroma de kimchi proviniendo de la cocina. Creyó que podría tratarse de su madre hasta que llegó a la habitación para dejar escapar un grito ahogado. Tae Hyung estaba arrodillado en el suelo, apoyándose sobre sus manos, rodeado por platos rotos mientras con una mano se abrazaba el estómago, teniendo también problemas para que el aire llegara a sus pulmones. Desde allí, pudo distinguir cómo los huesos de su espalda comenzaban lentamente a mostrarse por su pérdida de peso.

- Tae Hyung - Se acercó corriendo para llegar a su lado y acariciar su cabello con los dedos. Como siempre, era suave. - Tae Hyung, dime qué pasó. ¿Qué haces aquí?

- Yo... - le escuchó hablar en un susurro a medida que relajaba su respiración - sólo quería... preparar kimchi... Quería... ser útil y... hacer algo lindo... para ti...

- Tae - dijo ella, ayudándolo a sentarse en su lugar para acomodarse en frente -, no es necesario que hagas nada por mí. Lo sabes, ¿verdad?

- Ne...

- No deberías sobreesforzarte. El haber venido aquí es demasiado para ti.

- Quería verte.

- Lo sé. Pero yo iré a verte la próxima vez. Kim packsanim aconsejó que no te levantaras de la cama, a menos que quieras hospedarte de nuevo en el hospital.

- Ani, no quiero - negó repetidas veces con la cabeza, como un niño pequeño asustado -. No quiero regresar allí.

- Entonces, cuida de ti mismo al igual que yo te cuido - suplicó con una sonrisa triste -. Por favor, no vuelvas a hacer que me preocupe así.

Lo vio esforzarse para reprimir el llanto inútilmente, soltando un sollozo poco después y abrazándola para esconder su cabeza en su hombro. El sentir las lágrimas humedeciendo su camisa le provocó un nudo en la garganta y sólo fue capaz de responder a su abrazo con manos temblorosas.