Don't Leave [Yoon Gi - BTS]

v e i n t i n u e v e

Junto con la reconciliación de Ha Neul y Ji Min, varios cambios vinieron consigo que resultaron un alivio para sus compañeros de apartamento, no sólo porque ya volvían a dirigirse la palabra sino también porque los silencios incómodos y miradas recelosas finalmente desaparecieron del calendario diario en su convivencia. Al asistir a universidades separadas por unos pocos minutos entre sí, ambos comenzaron a tomar juntos el mismo autobús y a encontrarse en el comedor para almorzar, a veces incluso compartían una mesa con sus compañeros de clase y de baloncesto. Y también pudieron regresar a la costumbre de salir con Chun Hei a la cafetería de Dae Ho, donde los tres jóvenes hacían la tarde del dueño miserable. Su amiga se veía igual de feliz que Seok Jin y Ho Seok acerca de su reconciliación ya que, de entre todas las personas que se vieron envueltas negativamente en su separación, Chun Hei había resultado la más comprometida debido a su amistad con cada uno.

- Por un momento creí que tendría que atarlos a ambos a una silla, encerrarlos en una habitación y esperar a que se arreglaran – les había dicho ella al anunciarle sobre su arreglo.

Pero Ha Neul no fue capaz de sentirse del todo tranquila ya que las palabras de Yoon Gi seguían haciendo eco en su cabeza cada mañana, tarde y noche. "Planeo alejarme de ella", ¿por qué había propuesto algo así? ¿Era esa su decisión final a lo que sea que ocurría entre ambos? ¿Era esa realmente su solución? ¿Ni siquiera le interesaba lo que ella tuviese que decir? Si lo pensaba bien, diez años atrás había ocurrido algo parecido con la diferencia de que Ha Neul no pudo controlar la decisión que fue tomada para alejarlos. ¿Se trataría de alguna forma de venganza? Ani. Yoon Gi no era ese tipo de persona. En verdad lo lastimé, admitía para sus adentros antes de acostarse tarde todas las noches mientras observaba la fotografía del altar.

- ¿Se terminó? – preguntaba al muchacho sonriente de ojos canelas.

Pero no recibía respuesta.

Últimamente, Tae Hyung ya no estaba tan presente en su mente como en el pasado, lo cual le traía más preocupaciones. Se culpaba a sí misma por su indecisión acerca de cómo actuar con el asunto de Yoon Gi y, por el otro lado, se culpaba por darle tanta importancia a pesar de haber repetido en tantas ocasiones que no necesitaba a nadie más que Tae Hyung en su vida.

Con el paso de nuevas semanas, un sentimiento extraño de soledad volvió a abrasarla. ¿Cuánto tiempo llevaba sin sentirse así? La voz de su difunto novio siempre la ayudaba a superar aquella sensación de sentirse sola en el mundo. Ni la presencia de su familia ni sus amigos le era suficiente. Era codiciosa y egoísta, lo sabía bien, pero supo en su interior que lo que en realidad necesitaba era a Yoon Gi. Pero él no parecía necesitarla a ella, ¿qué debería hacer, entonces? Llegó a la conclusión de que evitarlo y dejarlo en paz era lo mejor que podía hacer por ambos. Si el rubio no tenía intenciones de verla, no lo molestaría ni convencería a menos que demostrara lo contrario. Incluso sintiéndose rota, todavía tenía su orgullo y no sería roto por nadie, ni siquiera él.

No obstante, cruzarlo en el comedor seguía siéndole un desafío y esa misma mañana de viernes no era la excepción. Ha Neul caminaba entretenida en su conversación con Ji Min e In Wook, uno de los suplentes del equipo, cuando la visión de Yoon Gi con un grupo de amigos a lo lejos la detuvo en seco. Llevaba una camiseta negra con un dibujo blanco en el frente, una chaqueta de cuero, unos vaqueros oscuros ajustados a los tobillos con unas botas marrones encima. Su cabello iba desarreglado igual que cualquier otro día y las bolsas púrpuras bajo sus ojos parecían haber aumentado en tamaño junto con la delgadez de su rostro. ¿Siquiera dormía o comía? Entendía que estuviese estudiando, trabajando en la discográfica y también trabajando en casa pero, ¿por qué no se hacía un tiempo para cuidar de sí mismo? 

No se dio cuenta que se había quedado observándolo como autómata hasta que él pareció sentirla y entrelazó sus miradas. La pequeña sonrisa que había estado manteniendo desapareció al instante y se volvió una mueca afligida, retomando una expresión triste que no supo interpretar. A los segundos, desvió su mirada hacia otro lado y siguió caminando.